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¿De verdad ganó Romney?
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José Antonio Gurpegui

Crónicas del Imperio

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¿De verdad ganó Romney?

Según las encuestas, el vencedor en el primer debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney fue el candidato republicano. De acuerdo con el sondeo realizado por

Según las encuestas, el vencedor en el primer debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney fue el candidato republicano. De acuerdo con el sondeo realizado por la CNN a 430 adultos nada más terminar el debate, un 67% consideró al exgobernador de Massachusetts ganador, frente a un escaso 25% que otorgaba la victoria al actual presidente. Los tertulianos de la CNN, comandados por el veterano Wolf Blitzer, alabaron la actuación de Romney por encima de la de Obama.

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Así piensa también Wendy, una rolliza contable de Jacksonville -que no quiere decirme a quién votó ni a quién votará en las próximas elecciones-, y Edgardo Muñoz, de origen hondureño, que viaja precisamente a Denver para un “briefing de marketing”. Con ellos vi el debate en el Admiral´s Club del aeropuerto de Miami. La teoría -Romney supera a Obama en los debates- parece confirmada en la práctica.

Indudablemente, Romney se jugaba mucho más que Obama en los 90 minutos de careo. Tras los errores de las últimas semanas en asuntos tan delicados como el asalto al consulado de Bengasi y la filtración del vídeo en el que cuestionaba el voto del 47% de la población, lo que estaba encima del tapete era, ni más ni menos, la continuidad del aspirante en la campaña con alguna posibilidad.

Romney se encerró literalmente en sus cuarteles generales de Boston con sus principales asesores para preparar su intervención y evitar el menor desliz, que, a estas alturas, habría resultado letal. Se estudiaron y analizaron todas las posibilidades y variables que pudieran darse; su asesor Peter Flaherty representaba el papel del moderador Jim Lehrer, y Rob Portman, el senador de Ohio, actuó de sparring como si fuera Obama. Matt Rhoades, su jefe de campaña, además del estratega principal, Stuart Stevens, y los ayudantes Beth Myers y Eric Fehrnstrom, analizaban cada palabra, cada frase, cada gesto…

El resultado final puede sintetizarse en dos conclusiones: Romney ha conseguido retomar la lucha por la presidencia y también ha logrado enmendar la opinión que de él tenían los votantes

Romney, además de evitar el mínimo tropiezo, obtuvo mejores resultados que su adversario. Se mostró seguro y, dentro de los parámetros establecidos de antemano, marcó tanto el tono como las pautas y líneas de discusión. Obama, por el contrario, pareció estar continuamente a la defensiva, excesivamente preocupado por sus notas, y no todo lo ágil que hubiera sido deseable en sus interpelaciones. Su preparación no fue tan intensa como la de Romney, tal vez, como dijo, porque tenía trabajo que hacer como presidente, y apenas si tuvo un par de días para entrenarse con su particular sparring, el otrora candidato Kerry. Lo cierto, sea como fuere, es que su estrategia resultó a todas luces equivocada.

El resultado final puede sintetizarse en dos conclusiones: Romney ha conseguido retomar la lucha por la presidencia y también ha logrado enmendar la opinión que de él tenían los votantes. Las primeras encuestas cifran en un 56% el número de estadounidenses que hoy tiene una mejor percepción del candidato, frente a un 11% para los que ha empeorado.

La renta obtenida no es baladí, ni mucho menos, pero todavía le queda mucho, muchísimo, camino que recorrer para desalojar al actual inquilino del Despacho Oval en la Casa Blanca. A lo largo del debate no hubo ningún golpe de efecto por parte de Romney ni propuso reforma alguna -más allá de revocar la reforma sanitaria- que haya logrado distanciarlo de Obama. Aunque la actuación del presidente no fue brillante, tampoco cometió errores e, incluso, el intercambio de pareceres con el moderador Lehrer respecto al tiempo de sus respuestas -se cuestionaron cinco segundos- no pasó de una singular anécdota.

¿Temas fundamentales para el votante medio?

Admitiendo que el resultado final y global ha sido favorable para el aspirante, Obama le plantó cara al tratar su reforma sanitaria -por primera vez, se mostró orgulloso del apelativo ‘Obamacare’- y también supo manejar con astucia los pretendidos recortes de impuestos del candidato, relacionándolos directamente con los recortes en educación que de ello se derivarían. La directa referencia de Romney al 42% del presupuesto que España dedica a sus gastos de gobierno fue un capote al que Obama, sabiamente, no entró.

Romney se mostró convincente y claramente superior en su planteamiento de asuntos bancarios y de Wall Street, pero, ¿hasta qué punto resulta el tema fundamental para el votante medio norteamericano? En este primer debate todo favorecía a Romney: partía de unas expectativas ciertamente bajas y se iban a tratar temas como la economía y el desempleo, que le son claramente favorables, pero, una vez más, ¿qué ocurrirá cuando se hable de emigración, política exterior, asuntos sociales…? Y, lo más importante, ¿acaso ha variado sustancialmente la intención de voto en swing states como Ohio o Florida?

 El próximo debate del 16 de octubre en la Universidad de Hofstra, Nueva York, será una prueba mucho más definitoria para los contendientes y sus posibilidades reales de éxito. Serán ciudadanos de a pie quienes pregunten directamente a los aspirantes sobre temas domésticos y asuntos internacionales. Los resultados se antojan impredecibles.

Según las encuestas, el vencedor en el primer debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney fue el candidato republicano. De acuerdo con el sondeo realizado por la CNN a 430 adultos nada más terminar el debate, un 67% consideró al exgobernador de Massachusetts ganador, frente a un escaso 25% que otorgaba la victoria al actual presidente. Los tertulianos de la CNN, comandados por el veterano Wolf Blitzer, alabaron la actuación de Romney por encima de la de Obama.