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La retórica antimusulmana no es algo valiente

Los musulmanes deberían ser juzgados como individuos y no por supuestas 'características grupales'. Pero la islamofobia crece, y los políticos estadounidenses contribuyen al problema

Foto: Musulmanes chiíes estadounidenses marchan hacia la Casa Blanca para protestar contra el Estado Islámico, el 6 de diciembre de 2015. (Reuters)
Musulmanes chiíes estadounidenses marchan hacia la Casa Blanca para protestar contra el Estado Islámico, el 6 de diciembre de 2015. (Reuters)

El último acto de violencia horrible en los EEUU -en San Bernardino, California- ha sido aparentemente perpetrado por un hombre y una mujer musulmanes. Hay unos tres millones de musulmanes en Estados Unidos, que casi en su totalidad son ciudadanos que cumplen con la ley. ¿Cómo deberían reaccionar ante las acciones de la pareja que mató a 14 personas el pasado miércoles?

La respuesta que más se oye es que los musulmanes deberían condenar de forma inmediata y clara estos actos de barbarismo. Pero Dalia Mogahed, una líder musulmano-americana, argumenta de forma elocuente que esto es injusto. Lo ha expuesto ante Chuck Todd, de la NBC:

“Según el FBI, la mayoría de los atentados terroristas en territorio nacional son en realidad cometidos por hombres blancos cristianos… Cuando estas cosas ocurren, no sospechamos de que otras personas que comparten su fe y etnicidad las aprueben. Asumimos que esas cosas les pongan tan furiosos como a cualquiera. Y tenemos que establecer la misma asunción de inocencia de los musulmanes”.

Los musulmanes se enfrentan a un doble rasero, pero entiendo por qué. No es que los terroristas musulmanes sean terroristas que resultan ser musulmanes. Aseguran estar motivados por la religión, citan justificaciones religiosas para sus actos, y les dicen a sus compañeros musulmanes que les sigan en su sangriento curso. Hay grupos alrededor del mundo esparciendo esta ideología sazonada con religión, e intentando seducir a los musulmanes para que se conviertan en terroristas. En estas circunstancias, es importante que la mayoría de los musulmanes que están en profundo desacuerdo con la yihad alcen su voz.

Pero es importante recordar que hay 1.600 millones de musulmanes en el planeta. Si tomas el número total de muertes provocadas por el terrorismo el año pasado -unas 30.000- y asumes que 50 personas estuvieron implicadas en planificar cada una (una estimación ampliamente exagerada), todavía supondría menos del 0,1% de los musulmanes de todo el mundo.

Si cincuenta musulmanes hubiesen conspirado en cada uno de los 30.000 atentados de 2014, todavía supondría menos del 0,1 de la población musulmana

La escritora Ayaan Hirsi Ali es una dura crítica del islam. Ella divide el mundo musulmán en dos grupos: los musulmanes de La Meca y los musulmanes de Medina. (Las revelaciones coránicas a Mahoma hechas en La Meca son en su mayoría sobre hermandad y amor; las de Medina hablan de fuego y azufre). Ella estima que el 3% de la comunidad mundial son musulmanes radicales de Medina, el otro 97%, musulmanes mayoritarios de La Meca. Ahora bien, un 3% supone un número enorme, 48 millones, y es por ello que invertimos un montón de tiempo, dinero y esfuerzos lidiando con las amenazas que podrían venir de ellos. Pero eso todavía deja al otro 97% -los más de 1.500 millones- que no es yihadista. Tal vez sean reaccionarios y oscurantistas en muchos aspectos. Pero eso no es lo mismo que ser terroristas.

Mientras opino que los musulmanes tienen la responsabilidad de pronunciarse, los no musulmanes también tienen la responsabilidad de no asumir cosas sobre ellos basándose en una minoría tan reducida. Los individuos deben ser juzgados como individuos, y no puestos bajo sospecha por algunas 'características grupales'. Lo contrario es deshumanizador y antiamericano.

Además, significa malinterpretar qué papel cumple la religión en las vidas de la gente. Imaginen un taxista bangladesí en Nueva York. No ha elegido, en ningún sentido relevante, ser un musulmán. Nació en una religión, creció con ella, y como cientos de millones de personas alrededor del mundo en cada religión, la sigue con una mezcla de fe, respeto por sus padres y familia, camaradería con su comunidad, e inercia. Su conocimiento de los textos sagrados es limitado. Está intentando ganarse la vida y proveer para su familia. Para él, el islam proporciona una identidad y apoyo psicológico en una vida dura. Ese es el aspecto que tiene la religión para la gran mayoría de los musulmanes.

Pero, cada vez más, los americanos parecen percibir a los musulmanes como propagandistas activos de una ideología peligrosa, como activistas comunistas. No es solo Donald Trump. Los candidatos republicanos compiten entre sí haciendo insinuaciones y declaraciones sobre el islam y todos los musulmanes. Y no solo en la derecha. La 'celebrity' televisiva y abiertamente liberal Bill Maher hizo la expansiva generalización de que “si estás en esta religión, probablemente tienes valores que están en contradicción [con los valores americanos]”.

Lo que resulta más extraño es escuchar esta retórica antimusulmana descrita como ‘decir la verdad de forma valiente’. Trump insiste en que no se callará sobre este asunto. Chris Christie dice que no seguirá una política de seguridad nacional “políticamente correcta”. Solamente están alimentando un prejuicio. La realidad es que los musulmanes hoy son la minoría más despreciada en América. Su fe está siendo constantemente criticada, y se enfrentan a insultos, discriminación y a un dramático aumento de actos de violencia contra ellos, tal y como Max Fisher de Vox ha descrito magistralmente. Y el principal candidato republicano ha flirteado con la idea de un registro de musulmanes, una forma de castigo colectivo que no se ha visto desde el confinamiento de los japoneses estadounidenses en los años cuarenta.

Esta es la primera vez que recuerdo ver a los políticos plegándose a la masa, y después felicitándose por su valentía política.

El último acto de violencia horrible en los EEUU -en San Bernardino, California- ha sido aparentemente perpetrado por un hombre y una mujer musulmanes. Hay unos tres millones de musulmanes en Estados Unidos, que casi en su totalidad son ciudadanos que cumplen con la ley. ¿Cómo deberían reaccionar ante las acciones de la pareja que mató a 14 personas el pasado miércoles?

La respuesta que más se oye es que los musulmanes deberían condenar de forma inmediata y clara estos actos de barbarismo. Pero Dalia Mogahed, una líder musulmano-americana, argumenta de forma elocuente que esto es injusto. Lo ha expuesto ante Chuck Todd, de la NBC:

“Según el FBI, la mayoría de los atentados terroristas en territorio nacional son en realidad cometidos por hombres blancos cristianos… Cuando estas cosas ocurren, no sospechamos de que otras personas que comparten su fe y etnicidad las aprueben. Asumimos que esas cosas les pongan tan furiosos como a cualquiera. Y tenemos que establecer la misma asunción de inocencia de los musulmanes”.

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