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¿Qué hace que Estados Unidos sea excepcional?

Ningún otro país creyó desde el principio en la idea de apertura y la mezcla. EEUU es una nación basada en la diversidad de razas, religiones... y algunos quieren cambiarla

Foto: Una bandera de EEUU sale de la ventana de un coche destrozado por un tornado en Vilonia, Arkansas, en abril de 2014. (Reuters)
Una bandera de EEUU sale de la ventana de un coche destrozado por un tornado en Vilonia, Arkansas, en abril de 2014. (Reuters)

Es algo que podría haber acabado con una campaña presidencial: “[Barack Obama] sabe exactamente qué está haciendo”, dijo Marco Rubio en el debate republicano del pasado sábado (otra vez y otra vez y otra vez). “[El presidente] está asumiendo un esfuerzo sistemático para cambiar este país, para lograr que Estados Unidos se parezca más al resto del mundo”. Los analistas dicen que la debilidad de Rubio es estilística, que repitió la frase como si fuera un robot. Y, sin embargo, ¿qué hay del fondo de su afirmación?

La acusación de que el presidente Obama está intentando cambiar Estados Unidos se ha convertido en la 'gasolina' de los programas de debate de derechas. Tal y como señalan Paul Waldman, Rush Limbaugh, Glenn Beck y otros, que sostienen habitualmente que las políticas de Obama son diseñadas con la intención de transformar Estados Unidos y de entorpecer su ventaja distintiva. Rubio advierte de que esta podría ser nuestra última oportunidad. El republicano sugiere que si las políticas de Obama continuaran, Estados Unidos se convertiría, simplemente, en un país cualquiera. 

Esta retórica plantea una pregunta de calado: ¿qué hace que Estados Unidos sea excepcional? Todos los políticos estadounidenses, incluyendo Obama, utilizan esta palabra. La mayoría hacen una genuflexión ante ella. No obstante, son pocos los que, en realidad, la explican.

Hoy en día, se considera por lo general que el excepcionalismo estadounidense es económico. Muchos conservadores dicen que el Obamacare, la política energética y las regulaciones financieras de la ley Dodd-Frank han acabado con la diferencia esencial entre EEUU y el resto del mundo: han expandido el rol del Estado en la economía.

Pero ¿hasta qué punto está limitado el Gobierno estadounidense? La fundación conservadora Heritage publica un 'índice de libertad económica' anual que clasifica a los países según el grado de libertad (del Gobierno). Estados Unidos se encuentra en el puesto 11º, por detrás de Canadá, Australia, Irlanda, Nueva Zelanda, Chile, Suiza y Singapur. Algo que no parece muy excepcional.

De hecho, el Estado de bienestar de EEUU es de una envergadura considerable, pero ha sido promulgado de maneras complejas -en parte, para esconder esa realidad-. Una vez que agregas los 'gastos fiscales' -como la exención para el sistema de salud basado en el empleador-, el tamaño del Gobierno federal aumenta en un 4% del PIB, según estimaciones. Y una vez que se suma el 'gasto social privado' -término que utilizan los expertos para incluir gastos como la salud, alguno de los cuales están estipulados y regulados por ley-, el tamaño del gasto social de EEUU salta hasta el segundo puesto de todos los países ricos, superado únicamente por Francia, según informa la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.

placeholder Musulmanes estadounidenses marchan hacia la Casa Blanca en una protesta contra el ISIS, en Washington. (Reuters)
Musulmanes estadounidenses marchan hacia la Casa Blanca en una protesta contra el ISIS, en Washington. (Reuters)

Más importante aún, el tamaño del Gobierno de Estados Unidos no puede ser lo que ha provocado que EEUU sea excepcional. En el siglo XIX, los gobiernos europeos también habían restringido el número de estados 'protectores' -de hecho, muchos incluso más pequeños que  Estados Unidos-. EEUU, después de todo, fue el precursor de la enseñanza secundaria universal financiada por el Estado. Desde el principio, Estados Unidos fue excepcional. Así que, obviamente, el meollo es algo más que política fiscal.

¿Qué hay de la libertad? Obviamente, la libertad era importante, aunque la Revolución francesa fue alimentada por una idea similar -a pesar de que nunca fue implementada con éxito-. Y las ideas de Estados Unidos sobre la libertad fueron siempre interpretadas como un trabajo en progreso, desde que el país negó esa libertad a una sección sustancial de la población. Hay que recordar que, en 1860, el predominio extendido de la esclavitud en Estados Unidos era inusual, si no excepcional, entre las naciones occidentales. 

Algunos quieren cambiar EEUU, introducir pruebas religiosas y étnicas para excluir a los inmigrantes. Hay propuestas para monitorizar lugares de culto. Estas ideas desgarrarían su ADN fundador

Entonces, ¿qué hizo que Estados Unidos fuese verdaderamente excepcional desde el comienzo? Era un país que no estaba fundado en la raza, etnia o religión, sino en ideas. Y, algo crucial, esas ideas estaban abiertas a todos. Esta apertura a personas, ideas, culturas y religiones resultó en la creación de una nueva persona: el estadounidense. El gran historiador Gordon Wood explica su opinión sobre la excepcionalidad estadounidense: “En un sentido importante, nunca hemos sido una nación en ningún sentido tradicional del término (...) Nosotros, los estadounidenses, no tenemos una nacionalidad como otras personas (...) razón por la cual, por supuesto, podemos 'absorber' inmigrantes más fácil que el resto”.

Otros países tienen estados pequeños e impuestos bajos; hay varias democracias liberales, incluso repúblicas. Pero ningún otro país creyó desde el principio en la idea de apertura y la mezcla de personas. Estados Unidos es una nación basada en la diversidad de razas, religiones, orígenes nacionales.

Hay esfuerzos en marcha para cambiar EEUU. Hay planes para introducir pruebas religiosas y étnicas para excluir a los inmigrantes e, incluso, a los visitantes... o para rastrear a los inmigrantes y a los visitantes una vez que llegan a nuestro territorio. Ha habido demandas para deportar a ciertas personas, incluso a ciudadanos estadounidenses. Hay propuestas para monitorear lugares de culto.

Estas ideas fundamentalmente cambiarían EEUU, desgarrarían su ADN fundador. Convertirían el país en un Estado similar a los otros del resto del mundo. Por ende, Estados Unidos se convertiría en otra nación en la que ciertos grupos étnicos y religiosos tienen privilegios y otros son considerados forasteros, donde la diversidad es una amenaza al carácter nacional y a la unidad, en vez de una fortaleza.

Y, ¿quién está proponiendo estos cambios? La última vez que lo comprobé, no era Barack Obama.

*La dirección electrónica de Fareed Zakaria es comments@fareedzakaria.com.

© 2016, The Washington Post Writers Group

Es algo que podría haber acabado con una campaña presidencial: “[Barack Obama] sabe exactamente qué está haciendo”, dijo Marco Rubio en el debate republicano del pasado sábado (otra vez y otra vez y otra vez). “[El presidente] está asumiendo un esfuerzo sistemático para cambiar este país, para lograr que Estados Unidos se parezca más al resto del mundo”. Los analistas dicen que la debilidad de Rubio es estilística, que repitió la frase como si fuera un robot. Y, sin embargo, ¿qué hay del fondo de su afirmación?

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