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Trump no tiene una política exterior, lo que tiene son impulsos contradictorios

Tiene una serie de impulsos - aislacionismo, unilateralismo, belicosidad - algunos de ellos contradictorios, que están hiriendo de muerte la política exterior de EEUU

Foto: U.s. president trump rallies with supporters in toledo, ohio
U.s. president trump rallies with supporters in toledo, ohio

Hace tres meses, el presidente Donald Trump retiró por sorpresa tropas estadounidenses del norte de Siria que estaban, en parte, frustrando los esfuerzos iraníes de dominar el país, declarando que "ir Oriente Medio es una de las peores decisiones jamás tomadas en la historia de nuestro país. Es como arenas movedizas". Bien, la semana pasada él mismo escaló dramáticamente la intervención militar estadounidense en la región, ordenando un ataque contra el más importante líder militar iraní y desplegando miles de tropas más. ¿Cómo puede tener sentido esta política para Oriente Medio?

Se vuelve aún más confuso. Al mismo tiempo que estaba retirando urgentemente tropas estadounidenses de lo que él catalogó como “arena salpicada de sangre” de Siria, Trump envió 3.000 tropas adicionales a Arabia Saudí. Cuando se le preguntó por qué, respondió que los saudíes estaban pagando un buen dinero por este despliegue. Y justo unas semanas después de anunciar la retirada de Siria, se rectificó a sí mismo y dejó algunas tropas en el norte, “por el petróleo”. ¿Todo claro?

Foto: Donald Trump, hablando por teléfono, en una imagen de archivo. (Reuters)

Después de la muerte la semana pasada del general iraní Qasem Soleimani, Trump amenazó a Irán que si atacaba “algún estadounidense, o intereses estadounidenses”, respondería “MUY RÁPIDO Y MUY DURO”. Y aun así, después de que Irán atacara dos bases en Irak que albergaban tropas estadounidenses, Trump esencialmente no hizo nada, anunciando que Teherán “parece que se está retirando”. Me alegro de que Trump eligiera desescalar, pero eso no cambia el hecho de que se rectificara a sí mismo una vez más.

El problema con la política exterior de Trump no es una acción en concreto. La muerte de Soleimani puede ser justificada como una forma de responder a las provocaciones iraníes, pero esta decisión, como muchas de las de la política exterior de Trump, fue impulsiva, imprudente, sin planear e inconsistente - y como suele ser usual, el principal impacto es caos y confusión. Trump no se molestó en coordinarse con el Gobierno de Irak, en cuyo territorio se perpetró el ataque. Después de que el gobierno iraquí protestara y afirmara su deseo de que las tropas de EEUU abandonaran Irak, Trump amenazó con sanciones contra el país y mantenerlas hasta que pagaran a Estados Unidos miles de millones de dólares por una base aérea militar.

Cuando Trump toma una decisión incoherente, sus acólitos hacen cola para defenderlo, apoyando con un entusiasmo de estilo norcoreano

El resultado: unas políticas que podrían haber producido una disminución marcada del poder iraní podrían muy bien acabar provocando la retirada de las tropas de EEUU de Irak, que ha sido el principal objetivo de Irán en la región durante años.

Esto no es un caso aislado. Trump comenzó su política hacia Corea del Norte amenazando con “fuego y furia como el mundo nunca ha visto” y ridiculizando al líder Kim Jong Un como “Rocket Man” (Hombre cohete). Pronto estaba declarando su descarado afecto hacia Kim - “nos hemos enamorado” - y haciendo concesiones sin precedentes al reunirse con el dictador en tres ocasiones. Trump se mantuvo en la esperanza de un acuerdo y, a pesar de todos los indicios de que Kim estaba poco dispuesto, se mantuvo en este su ‘affaire’ amoroso unilateral, minimizando el historial norcoreano brutalidad y terror casi sin parangón.

Trump no tiene una política exterior. Tiene una serie de impulsos - aislacionismo, unilateralismo, belicosidad - algunos de ellos contradictorios.

Trump había advertido sobre que si la trayectoria norcoreana no era interrumpida, el mundo se enfrentaría a una situación funesta, apuntando a los peligros de una conflagración regional. Bien, Corea del Norte continúa en la misma línea. De hecho, Kim prometió recientemente que revelaría una “nueva arma estratégica”, unas declaraciones que no han suscitado ninguna preocupación, o siquiera una respuesta, en Trump. ¿Estaba hiperventilado antes, o es que ahora es demasiado flemático?

O fijaos en China. Trum estaba en lo cierto cuando se enfrentó a las prácticas iliberales de Pekín, y prometió empujar al país a llevar a cabo reformas reales - como acabar, o al menos reducir, sus subsidios estatales a compañías locales, su tratamiento favorable en la regulación a los negocios locales y su robo de propiedad intelectual. Subió los aranceles y siguió anunciando que se mantendría así hasta conseguir un gran acuerdo que incluyera todos estos asuntos. Entonces, de pronto, anunció una primera fase de acuerdo que apuesta por la mayoría de estas medidas. En su lugar, el acuerdo parece ser similar un acuerdo de “comercio administrativo” en el que Pekín promete comprar más productos estadounidenses. Eso es precisamente lo que China ha estado queriendo hacer desde el principio, generando dudas sobre por qué Estados Unidos ha infligido el dolor de los aranceles - que son sufragados por los consumidores estadounidenses.

Trump no tiene una política exterior. Tiene una serie de impulsos - aislacionismo, unilateralismo, belicosidad - algunos de ellos contradictorios. Uno puede surgir en un momento particular, desencadenado normalmente por la sensación de Trump de que puede parecer débil o estúpido. Son desatados sin ningún tipo de consulta, y entonces sus hombres ‘sí señor’ hacen cola para defenderlo, apoyando cada decisión del presidente con un entusiasmo de estilo norcoreano, no importa lo incoherente que pueda ser.

Estados Unidos ha cometido muchos errores en política exterior. Pero en las últimas décadas, en general, ha seguido un proceso de toma de decisiones cuidadosamente pensado, que incluye consultas con los aliados, y ha tratado de mantener consistencia y coherencia en sus políticas. Esa reputación ganada con tanto esfuerzo se desperdicia en arena tras arena en todo el mundo.

Hace tres meses, el presidente Donald Trump retiró por sorpresa tropas estadounidenses del norte de Siria que estaban, en parte, frustrando los esfuerzos iraníes de dominar el país, declarando que "ir Oriente Medio es una de las peores decisiones jamás tomadas en la historia de nuestro país. Es como arenas movedizas". Bien, la semana pasada él mismo escaló dramáticamente la intervención militar estadounidense en la región, ordenando un ataque contra el más importante líder militar iraní y desplegando miles de tropas más. ¿Cómo puede tener sentido esta política para Oriente Medio?

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