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No son los inmigrantes ni las fronteras: la derecha populista saca partido a la epidemia
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No son los inmigrantes ni las fronteras: la derecha populista saca partido a la epidemia

En casi todas partes, la derecha populista está tratando de culpar de los contagios a las fronteras abiertas y los inmigrantes

Foto: El vicepresidente de EEUU, Mike Pence. (Reuters)
El vicepresidente de EEUU, Mike Pence. (Reuters)

Expertos médicos están intentando determinar los efectos para la salud del coronavirus. Los economistas están estimando las caídas económicas. Aun así, predecir sus consecuencias políticas más amplias será seguramente el mayor desafío de todos.

El historiador William McNeil intentó una vez entender por qué los nativos del hemisferio occidental adoptaron tan rápidamente la religión y costumbres de los europeos. Especuló que los virus jugaron un papel central. Cuando los habitantes nativos vieron que enfermedades como la viruela les mataban pero dejaban a los incólumes, asumieron que los europeos tenían una cultura y religión que ellos debían adoptar.

Es posible que el coronavirus pueda ser controlado rápidamente y todos sigamos adelante. Pero si persiste, la epidemia podría acelerar un cambio político significativo.

Foto: Donald Trump y su vicepresidente, Mike Pence. (Reuters)

En casi todas partes, la derecha populista está tratando de culpar de los contagios a las fronteras abiertas y los inmigrantes. En realidad, la enfermedad se ha propagado internacionalmente por viajeros y turistas (solicitantes de asilo empobrecidos no se embarcan usualmente en cruceros). Pero eso no ha detenido a los políticos en su intento de explotar la crisis. El agitador italiano Matteo Salvini atacó al gobierno por continuar permitiendo el acceso de inmigrantes de África, a pesar de que hay pocos casos de coronavirus en ese continente. Partidos de extrema derecha en Francia, Alemania y España han pedido todos controles más estrictos en la frontera.

En Estados Unidos, los ataques han sido dirigidos sobre todo contra China. Un presentador de Fox News explicó que el mundo estaba sufriendo esta epidemia porque el Partido Comunista Chino no puede alimentar a su gente, que han tenido que recurrir, decía el presentador, a "comer murciélagos crudos y serpientes". En serio. El senador republicano Tom Cotton, uno de los aliados más incondicionales de Trump en el senado, sugirió que el virus puede haberse originado en un laboratorio bioquímico de alta seguridad en China. En la década de 1980, la extrema izquierda traficó con rumores sobre que el VIH había sido inventado en un laboratorio de la CIA. La extrema derecha ha encontrado ahora su propia teoría conspiratoria vírica.

La extrema derecha ha encontrado ahora su propia teoría conspiratoria vírica

Trump, por su parte, alimenta los miedos al hablar continuamente sobre cómo la enfermedad llegó de China y cómo él heroicamente salvó vidas estadounidenses gracias a que “cerró las fronteras a China” a finales de enero. Gracias a dios él no parece saber que el virus del H1N1 se detectó por primera vez en México. Si lo supiera, quizá cerraría la frontera con México, solo por estar seguros.

De hecho, el foco no debería estar en cierres fronterizos masivos, sino en sistemas de salud pública integrales que puedan rápida y de forma segura examinar a la gente, aislar y proveer cuidados a aquellos infectados, y emitir directrices claras para el resto de nosotros. Las cosas se han multiplicado en Estados Unidos, pero el proceso de reacción ha sido demasiado lento, en parte porque Trump eliminó la cadena de mando para pandemias de la Casa Blanca en 2018. Habría sido incluso peor si los recortes presupuestarios propuestos por Trump para el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades y otras agencias relevantes se hubieran llevado a cabo.

El foco no debería estar en cierres fronterizos masivos, sino en sistemas de salud pública integrales

El coronavirus está causando estragos en el comercio. Estamos ya en una fase de de-globalización, tal y como se ve por la desaceleración en el comercio mundial. Un estudio del Bank of America descubrió que, de las empresas que investigó en América del Norte, el 83% de los sectores estaban planeando cambiar sus cadenas de suministros, muchos de ellos a fuera de China. Las razones que se esgrimen eran en su mayoría los aranceles y motivos de seguridad nacional, pero ahora los miedos a las pandemias seguramente se añadan a esos incentivos negativos.

Algunos de estos cambios son propios de un reequilibrio natural después de décadas de globalización acelerada. Pero, ¿se convertirán en algo más? Dependerá de los políticos y sus decisiones. Si los miedos de la gente pueden ser exagerados y manipulados, es posible imaginar al mundo avanzar por un camino de aranceles, muros y barreras. El historiador economista Angus Maddison detectó que después de que la gran era de la globalización se descompusiera, con inicio de la Primera Guerra Mundial, los flujos de comercio e inmigración se mantuvieron decaídos durante tres décadas. Fue solo a finales de la década de 1940 que estas tendencias fueron invertidas.

Si los miedos de la gente pueden ser exagerados y manipulados, es posible imaginar al mundo avanzar por un camino de aranceles, muros y barreras.

En muchas maneras todavía vivimos en un mundo de globalización dominante, especialmente en la economía digital. Según un informe de Bloomberg, el comercio de servicios subió un 50% entre 2010 y 2018. Las tasas en derechos y licencias, un indicador de la envergadura del sector de la información, la tecnología y el entretenimiento en todo el mundo, subieron alrededor de un 60%. Mientras los flujos de inmigración se han mantenido relativamente estables en la última década, los viajes y el turismo han continuado expandiéndose dramáticamente, año a año. Nosotros los humanos queremos tener contacto con el resto del planeta.

La solución a los problemas en una era global pueden ser solo globales - mejor información, comunicación y coordinación alrededor del mundo. Ningún país puede detener una pandemia por sí mismo, la colaboración internacional es crucial. Por desgracia, es mucho más fácil vender miedo y odio, y explicar que todo ha pasado porque los chinos comen murciélagos crudos.

Expertos médicos están intentando determinar los efectos para la salud del coronavirus. Los economistas están estimando las caídas económicas. Aun así, predecir sus consecuencias políticas más amplias será seguramente el mayor desafío de todos.