Es noticia
Los demócratas están cayendo en la trampa china de Trump
  1. Mundo
  2. El GPS global
Fareed Zakaria

El GPS global

Por

Los demócratas están cayendo en la trampa china de Trump

El verdadero enigma no es que Trump esté utilizando los ataques contra China en la carrera electoral, sino por qué los demócratas se están uniendo.

Foto: Imagen de archivo del presidente chino, Xi Jinping, y Joe Biden. (Reuters)
Imagen de archivo del presidente chino, Xi Jinping, y Joe Biden. (Reuters)

A medida que las encuestas continúan mostrando una ventaja constante para Joe Biden, el presidente Trump se está volviendo cada vez más desesperado. Ahora se ha aplicado con ahínco a la estrategia electoral que se centra en señalar con el dedo a China y a su líder, Xi Jinping. A lo largo de enero y febrero, Trump elogió a Xi, describiéndolo como "fuerte, agudo y poderosamente enfocado", enfatizó repetidamente la estrecha cooperación sino-estadounidense en el covid-19 y elogió a Pekín por su "transparencia". Incluso ya el 27 de marzo, Trump tuiteó: "Estamos trabajando estrechamente juntos. ¡Mucho respeto!"

Eso fue antes de que quedara claro que había gestionado mal el brote en Estados Unidos, y antes de que su índice de aprobación comenzara a caer. Entonces volvió a un patrón familiar: culpar a los extranjeros. Si la campaña de 2016 se centró en culpar a México, la campaña de 2020 se centrará claramente en hacer de China el chivo expiatorio. Los adláteres de Trump ya insisten en que China debe pagar por el daño que ha hecho, lo que presumiblemente sucederá justo después de que México pague por el muro.

Foto: Trump y Xi Jinping, en un grafiti del muro de Berlín. (EFE)

Dejémoslo claro: China encubrió del brote inicial en Wuhan. Los funcionarios locales silenciaron a los denunciantes. Todo el sistema del Partido Comunista Chino estaba aterrorizado de que estas malas noticias frenarían el crecimiento, asustarían a los mercados y revelarían que habían manejado mal una emergencia de salud pública. El Partido Comunista Chino hizo lo mismo y más durante el brote de SARS de 2003.

Pero las autoridades chinas también hicieron algunas cosas bien. Secuenciaron el genoma completo del coronavirus y lo publicaron al mundo el 12 de enero, mucho más rápido que con el SARS. También se dieron cuenta, tardíamente, que en este caso su censura y control estaban exacerbando la crisis de salud pública. El 21 de enero, la Comisión Central de Asuntos Políticos y Jurídicos del Partido Comunista Chino publicó una declaración: "Quien retrase u oculte deliberadamente la presentación de informes por el bien de sus propios intereses será enclavado para siempre en el pilar de la vergüenza de la historia". La publicación fue eliminada más tarde, probablemente porque reveló que alguien había estado retrasando y ocultando informes.

En cualquier caso, para finales de enero, la Organización Mundial de la Salud había anunciado una emergencia sanitaria mundial, y varios países se movieron rápidamente para combatirla. Estados Unidos no fue uno de ellos. Si Trump lo hubiera hecho, Estados Unidos estaría en una situación muy diferente hoy. Taiwán, que recibe a millones de viajeros de China continental cada año, no cerró sus fronteras a China hasta después de Estados Unidos, y sin embargo, tomó medidas inteligentes y específicas para limitar la propagación. Ha tenido, hasta la fecha, siete muertes por covid-19. Hong Kong, una ciudad densa con un número similar de residentes que Nueva York, ha tenido cuatro.

El verdadero enigma no es que Trump esté utilizando los ataques contra China, sino por qué los demócratas se están uniendo. Están cayendo en una trampa familiar: los republicanos toman un desafío legítimo a los Estados Unidos y lo convierten en un peligro mortal, exagerando enormemente la amenaza y acusando a los demócratas de apaciguamiento o incluso de participar en una conspiración con el enemigo. Y los demócratas, en lugar de mantenerse firmes, se asustan y se unen al alarmismo. En respuesta a los anuncios que critican a Biden y China, Biden lanzó su propio anuncio que critica a China, que incluso compitió con Trump en su tono racialmente cargado. En lugar de explicar que la política hacia China requiere confrontación y cooperación, la campaña de Biden básicamente le concedió el argumento a Trump.

Estas no son solo payasadas del año electoral. Tales tácticas tienen consecuencias duraderas. Los demócratas apoyaron los golpes de estado y las operaciones encubiertas en todo el mundo en las décadas de 1950 y 1960 por temor a que se los calificara de débiles. Entraron en Vietnam en gran medida porque Lyndon B. Johnson no quería enfrentar las acusaciones republicanas de que "había perdido" un país al comunismo. La generación más reciente de demócratas estuvo de acuerdo con la Guerra de Irak en gran medida porque no querían ser vistos como débiles en la ‘guerra contra el terror’. En 2002, cuando los republicanos comenzaron a tocar los tambores para la guerra con Irak, Biden se unió a ellos. "No tenemos más remedio que eliminar la amenaza", dijo". "Este es un tipo que representa un peligro extremo para el mundo".

La última estrategia de campaña de Trump es atacar a China y a un organismo internacional, la Organización Mundial de la Salud. No importa que la OMS, como ha señalado Bill Gates, esté más estrechamente relacionada con Estados Unidos que con cualquier otro país, con profundos vínculos con los CDC. No importa que la OMS no tenga poderes para obligar a nada a los países soberanos (como China), en gran parte debido a las reglas escritas y respaldadas por Washington, que es alérgico a la interferencia externa de grupos internacionales.

Para Trump, estos ataques tienen sentido. Él y sus seguidores quieren paralizar las instituciones internacionales. Quieren poner fin a la cooperación mundial en temas como el cambio climático. Entienden que una guerra fría con China destruiría la globalización y el orden internacional abierto y basado en reglas.

Pero los demócratas creen en este mundo. Lo ven como el cumplimiento de una visión concebida por Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt que ha proporcionado una paz y prosperidad sin precedentes en los últimos 70 años. Entonces, ¿por qué se unen en su destrucción?

A medida que las encuestas continúan mostrando una ventaja constante para Joe Biden, el presidente Trump se está volviendo cada vez más desesperado. Ahora se ha aplicado con ahínco a la estrategia electoral que se centra en señalar con el dedo a China y a su líder, Xi Jinping. A lo largo de enero y febrero, Trump elogió a Xi, describiéndolo como "fuerte, agudo y poderosamente enfocado", enfatizó repetidamente la estrecha cooperación sino-estadounidense en el covid-19 y elogió a Pekín por su "transparencia". Incluso ya el 27 de marzo, Trump tuiteó: "Estamos trabajando estrechamente juntos. ¡Mucho respeto!"