Elecciones EEUU: Trump, a examen
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¿Ola demócrata en las elecciones de Estados Unidos? De momento, marejadilla
Estas elecciones movilizan a más votantes que de costumbre, pero los republicanos reaccionan en medio de una gran polarización. Su mayor amenaza: la "coalición de Obama"
Y Trump agitó las aguas. Todo es excepcional en Estados Unidos desde que el magnate se hizo con el mando del país. También las elecciones legislativas que se celebran a mitad de cada mandato presidencial, habitualmente con una participación escuálida (del 35'9% en 2014) en un país donde votar no motiva en exceso. Su estilo demagógico y faltón ha herido el orgullo de ese EEUU que tiene pesadillas con él y que quiere reaccionar por la vía rápida ante la falta de decoro (y contra el programa) de su presidente. Sin embargo, las aguas que bajaban con fuerza en el canal azul desde hace meses, parecen haber crecido también en el otro afluente electoral.
Apostar hoy es arriesgado. Lo único claro a días de las elecciones es que hay una mayor movilización que de costumbre en unas legislativas. "Desafortunadamente, en ambos lados", suspira Karen Reynolds, miembro de 'Clarksville Indivisible', delegación local de una organización nacional de corte progresista con sede en esta ciudad de Tennessee, uno de los estados con menos participación electoral del país. En las presidenciales 2016, solo el 51% de los votantes registrados ejerció su derecho al voto. En el condado de Montgomery, donde vive Karen, apenas el 42%. Trump arrasó con el 60'7% de los votos en un estado que ronda el farolillo rojo de la clasificación electoral.
Para Reynolds, militar retirada, esta estadística es consecuencia tanto de las leyes electorales de Tennessee, que ponen muchas trabas al voto, como de la falta de educación. "Tenemos una súper mayoría republicana representándonos y no tienen ningún respeto al proceso democrático", explica a El Confidencial. "La comisión electoral no hace nada para ayudar a que la gente vote. Van a registrar a los ancianos y ya está. No van a las universidades, no dan directrices para que la gente se registre. Simplemente se ponen junto a la biblioteca y esperan que la gente se les acerque". Su organización se ha dedicado el último año a todo lo contrario, a acercarse a la gente para explicar en qué consiste el proceso. En ocasiones, simplemente llevando con ellos algo tan básico para mostrarles como una fotocopia de una papeleta electoral. "Este es el aspecto que tiene", les dicen. Calcula que han inscrito personalmente a unas 2.000 personas, aunque aspiran a que su pedagogía haya tenido mayor impacto.
Con una amplia mayoría republicana asentada en este estado sureño (74 a 25 en la Cámara de Representantes estatal; 2 de 2 senadores y 7 de 9 representantes en el Capitolio de Washington DC), tiene lógica que solo se molesten en registrar ancianos, "porque los conservadores blancos y mayores son los que participan habitualmente en mayor porcentaje tanto en las elecciones presidenciales como en las legislativas", dice John Zogby a 'El Confidencial'. Zogby, uno de los mayores expertos en análisis de encuestas de Estados Unidos, añade un elemento más a las leyes y a la educación electoral para explicar la baja participación en las elecciones: "La libertad incluye la libertad de no participar. Y mucha gente en Estados Unidos decide no participar. Está en nuestras raíces preocuparnos por lo nuestro y no participar".
La abstención es uno de los temores del Partido Demócrata para hacer realidad su soñada "ola azul", que Trump aspira a teñir de rojo. La abstención beneficia a los republicanos por la mentada fidelidad del votante blanco y anciano. Para combatirla, según Zogby, necesitan a "la coalición de Barack Obama", a esa parte de la población que tiende a votar demócrata y cuya motivación para ejercer el derecho al voto es mucho más voluble que la del núcleo duro republicano.
Esto se entiende bien al contrastar las cifras de participación en las elecciones presidenciales y en las legislativas cuando el primer presidente afroamericano de la historia ocupó el sillón del Despacho Oval. "En 2008 y 2012, años de las presidenciales [que ganó Barack Obama], el porcentaje de voto afroamericano supuso el 13% del total. En 2010 y 2014, años de legislativas, cayó al 7%. Es enorme [la diferencia] si tienes en cuenta que el 90% o más de los afroamericanos vota demócrata", señala John Zogby. "La gente joven, de entre 18 y 29 años, supuso un 19% del voto en 2008 y 2012, y solo del 12% en las legislativas".
Misma realidad con los latinos. "Fueron un 10-11% del total [en las elecciones que ganó Obama], 6-7% en 2010 y 2014". En este último caso, una encuesta reciente de la NBC y del 'Wall Street Journal' indica que un 61% de los latinos está motivado de cara al 6 de noviembre. "Eso es muy bajo. Es un grupo esencial para los demócratas". Tanto en 2010 como en 2014, los republicanos ganaron asientos en el Senado y en la Cámara de Representantes con Barack Obama en la Casa Blanca.
Los precedentes indican que los republicanos, actualmente en el Gobierno, deberían perder terreno en estas elecciones. Los récords en el registro electoral y en el ejercicio del voto anticipado "sugerirían que es malo para el partido en el poder", cree Zogby, aunque los datos recopilados no permiten aventurar demasiado. "Sabemos por ejemplo que en Nevada están votando más demócratas, pero no hay información de si lo están haciendo en distritos competitivos o no. O que en Florida ya han votado más demócratas que republicanos, pero no al ritmo de 2016". Todo ello en el contexto de un país extremadamente polarizado y con una inusual tensión política (paquetes bomba incluidos) que tuvo en el dramático proceso de nominación del juez Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo uno de sus momentos definitorios.
"[A los republicanos] les dio un empujón para empezar y lo que hizo fue, obviamente, polarizar todavía más la situación. Sabíamos que las mujeres estaban muy animadas a votar, que el movimiento #MeToo había funcionado. El momento de Kavanaugh movilizó y motivó a los hombres conservadores. Así que la distancia que existía en cuanto al ánimo por votar [entre demócratas y republicanos] se ha reducido considerablemente", asegura John Zogby, que de momento no intuye en el horizonte la ola demócrata.
"El odio no es la mayoría en América"
Sus opciones para obtener mayoría en la Cámara de Representantes (que se renueva al completo), las cifra en un 50-50, mientras que incluso ve dos nuevos asientos republicanos en el Senado, actualmente con mayoría conservadora por 51 a 49, y del que se renuevan 35 plazas (26 demócratas y 9 republicanas; los primeros necesitan conservar todos sus asientos y sumar dos para voltear la mayoría). Mejor suerte les augura Zogby en las diferentes elecciones a gobernador y en las legislativas estatales que también están en juego y donde muchos ven el primer paso para un renacer demócrata.
Pase lo que pase el 6 de noviembre, para Karen Reynolds "esto no acaba aquí". Las elecciones presidenciales están a dos años vista y su misión es seguir trabajando desde los movimientos de base para solidificar el suelo progresista del país. "Creo firmemente que el odio no es la mayoría en América. Las ideas antiinmigración y contra las mujeres, las armas para todos... Esa no es la población de Estados Unidos. El odio, el sexismo, el racismo... Todo eso me sorprende y decepciona". Una decepción que ha inyectado deseo electoral en la población, aunque quizá no el suficiente como para revertir sustancialmente las bajas cifras de participación. Serán mayores, pero John Zogby cree que rondarán el 45%. 15 puntos por debajo de la "ola roja" que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca.
Y Trump agitó las aguas. Todo es excepcional en Estados Unidos desde que el magnate se hizo con el mando del país. También las elecciones legislativas que se celebran a mitad de cada mandato presidencial, habitualmente con una participación escuálida (del 35'9% en 2014) en un país donde votar no motiva en exceso. Su estilo demagógico y faltón ha herido el orgullo de ese EEUU que tiene pesadillas con él y que quiere reaccionar por la vía rápida ante la falta de decoro (y contra el programa) de su presidente. Sin embargo, las aguas que bajaban con fuerza en el canal azul desde hace meses, parecen haber crecido también en el otro afluente electoral.