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Estado mendigo vs. capitalista omnipotente: una fortuna que explica una guerra
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Argemino Barro

En el frente de Ucrania

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Estado mendigo vs. capitalista omnipotente: una fortuna que explica una guerra

La fortuna de Ajmétov es clave para entender la crisis. Es considerado el jefe del Donbás desde que la URSS y la ley desaparecieron a la vez en 1991

Foto: Rinat Ajmétov, presidente del Shakthar Donétsk, celebra con el trofeo la victoria de su equipo ante el Werder Bremen en la final de la UEFA. (Reuters)
Rinat Ajmétov, presidente del Shakthar Donétsk, celebra con el trofeo la victoria de su equipo ante el Werder Bremen en la final de la UEFA. (Reuters)

El Orfanato de la Ciudad de Donétsk es un pequeño palacio de macetas colgantes y pasillos alfombrados. Hay once especialistas para 31 niños, gimnasio, sauna, piscina climatizada, teatro, duchas de cabina y hasta una sala de té con un bosque de osos y pajarillos esculpido en la pared. “Es un orfanato estatal”, me dice su directora, Raisa Prilipko. “El Estado se encarga de las reparaciones. Pero la mayor parte del material ha sido donado por Rinat Ajmétov”.

En Donétsk es difícil acabar el día sin oír ese nombre al menos dos o tres veces: Rinat Ajmétov, o simplemente 'Rinat' como corresponde a alguien cuya fama y poder abarcan tanto que no tiene sentido añadir el apellido. Este hombre de 47 años, rubio, de sangre tártara y expresión afable, hijo de un minero del carbón y una dependienta, es considerado el jefe del Donbás desde que la URSS y la ley desaparecieron al mismo tiempo en 1991.

La fortuna de Ajmétov es clave para entender una crisis capaz de resucitar la guerra en Europa. Es considerado el jefe del Donbás desde que la URSS y la ley desaparecieron al mismo tiempo en 1991

Hoy, más que una compañía, el hombre más rico de Ucrania dirige una república de 300.000 trabajadores llamada System Capital Management (SCM), cuyos activos, que rondan oficialmente los 26.000 millones de euros, incluyen inversiones en minería, construcción, metalurgia, seguridad, agricultura, deportes o medios de comunicación, entre otros muchos sectores.

Segundo mayor donante mundial en 2008

Rinat Ajmétov es una persona muy preocupada por su imagen pública. Cada cierto tiempo inaugura frente a las cámaras una escuela de lujo para niños discapacitados u orfanatos como el citado y entrega donaciones a víctimas de una catástrofe. Sus aportaciones han reforzado el sarcófago que cubre la central nuclear de Chernóbil y en 2008 fue el segundo mayor donante mundial a obras caritativas. También es muy celoso de su pasado.

Todos los que han osado relacionar al magnate con el lado lúgubre de los noventa, cuando las empresas del Donbás cambiaban de manos a ráfagas de kaláshnikov, han sido carne de pleito. Medios como Le Figaro, Kyiv Post, NZZ o GoLocalProv acabaron pidiendo disculpas por ofender la dignidad de Rinat Ajmétov, cuya figura es discretamente mimada en su red de televisiones, periódicos y proyectos filantrópicos.

Es ahí donde se produce un desdoblamiento entre lo que predica Ajmétov y lo que hace.

Sus aportaciones han reforzado el sarcófago que cubre la central nuclear de Chernóbil y en 2008 fue el segundo mayor donante mundial a obras caritativas

Ajmétov ha defendido muchas veces la unidad del país, con discursos y a través de sus canales televisivos, que ostentan la bandera nacional en el extremo superior derecho con las palabras “Ucrania unida”. Poco después de las muertes de Mariupol (donde al menos siete personas fallecieron a manos del ejército ucraniano), Ajmétov anunció que financiaría personalmente brigadas policiales para mantener el orden en la ciudad costera. 

Cultiva la imagen de un hombre moderado y racional, cauteloso, preocupado por la paz. 

Hasta ahí las palabras; son sus acciones las que desconciertan y engordan los mentideros del Donbás. Si la fortuna de Ajmétov era motivo de comentarios anecdóticos sobre un país extremadamente desigual, en aquella edad de oro donde el Partido de las Regiones gobernaba Kiev y se colgaba la medalla de la Eurocopa, hoy es clave para entender una crisis capaz de resucitar la guerra en Europa.

placeholder Ajmétov (d) junto al expresidente de Ucrania Viktor Yanukóvich (Reuters).


“Policía y servicios secretos trabajan para él”

Ajmétov tiene muchos rivales, entre ellos el millonario Petro Poroshenko, número uno en las encuestas para ser elegido presidente de Ucrania el próximo día 25 de mayo. Poroshenko, igual que otros mandamases de Kiev, mirarían con apetito las inmensas propiedades de SCM. Hipótesis: Ajmétov no quiere que tengan lugar dichas elecciones, pero, consciente de cómo acaban los oligarcas en Rusia, tampoco puede permitir que Moscú devore su feudo. Por eso mantiene Donétsk paralizado. Cuando tenga garantías de que sus intereses serán respetados, “su” región volverá a funcionar. Varios factores respaldan esta teoría. 

'La policía y el SBU (los servicios secretos de Ucrania) trabajan para Ajmétov. Él y el expresidente Yanukóvich eran los dueños de la región', dice el periodista de investigación Denis Kazanskyi

Hace un mes el diario ruso Sled publicaba que muchos jefes de policía de la región de Donétsk pasaron a trabajar en las firmas de seguridad de SCM, y luego retomaron sus cargos públicos. Si ahora mismo la policía se queda mirando cada vez que los prorrusos ocupan un edificio oficial o apalean a manifestantes de otro signo, será porque alguien se lo ha ordenado. Varias televisiones de Donétsk han sido asaltadas por enmascarados armados, pero no las que son propiedad de Ajmétov, aun cuando estas apoyan explícitamente la unidad de Ucrania.

La policía y el SBU (los servicios secretos de Ucrania) trabajan para Ajmétov”, dice el periodista de investigación Denis Kazanskyi. “Él y el expresidente Yanukóvich eran los dueños de la región. Aquí la gente tiene miedo de reconocer al Gobierno de Kiev porque sus empleos están ligados a los intereses de Yanukóvich y Ajmétov, que están del mismo lado”.

El líder separatista Pavel Gubarev, gobernador de la autoproclamada República de Donétsk, afirmó este lunes que Rinat Ajmétov ha financiado a dos tercios de los militantes prorrusos del Donbás. El millonario negó las acusaciones y ayer por la tarde dio otro discurso televisado, que zanjaba así: “La felicidad sólo es posible en una Ucrania unida”.

El Orfanato de la Ciudad de Donétsk es un pequeño palacio de macetas colgantes y pasillos alfombrados. Hay once especialistas para 31 niños, gimnasio, sauna, piscina climatizada, teatro, duchas de cabina y hasta una sala de té con un bosque de osos y pajarillos esculpido en la pared. “Es un orfanato estatal”, me dice su directora, Raisa Prilipko. “El Estado se encarga de las reparaciones. Pero la mayor parte del material ha sido donado por Rinat Ajmétov”.

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