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De Magaluf al hotel Ritz: el turismo guiri poscovid se reinventa en España
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Celia Maza (La Isla)

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De Magaluf al hotel Ritz: el turismo guiri poscovid se reinventa en España

Este verano volverán las escapadas ‘low cost’, pero lo que insuflará el oxígeno que tanto necesita el sector español serán las habitaciones de 15.000 euros la noche

Foto: Dos turistas en la playa de Magaluf en el verano de 2020. (Reuters)
Dos turistas en la playa de Magaluf en el verano de 2020. (Reuters)

La pandemia ha puesto de manifiesto la gran dependencia de la economía española en el turismo. Y no en un turismo cualquiera. El que se ha visto más afectado ha sido el de sol y torres en las costas, promovido por la dictadura de Franco en los 50 y 60. Pero España trata ahora de romper con ese legado. Nadie está sugiriendo la desaparición inminente del 'efecto Benidorm', pero la ruta va más encaminada ahora hacia los lujos del Ritz.

Tras el impacto del coronavirus, la industria debe reinventarse. Y, a medida que aumentan las dudas sobre la sostenibilidad del modelo de mercado masivo, la tendencia impuesta ahora en los países del sur de Europa es la oferta de alta gama. En definitiva, este verano seguirán las fiestas en Magaluf, pero lo que realmente insuflará el oxígeno que tanto necesita el sector que representa el 12% de la economía española serán las habitaciones de 15.000 euros la noche o las exclusivas villas en el medio de la nada, sin ningún vecino con el que tener que guardar distancia de seguridad.

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Algunos países están utilizando recursos del fondo de recuperación del coronavirus de 750.000 millones de euros de la UE para respaldar el cambio. Entre ellos España. En este sentido, Reyes Maroto, ministra de Turismo, explicaba recientemente al 'Financial Times' que “estamos pasando de un modelo de 'cuantos más turistas, mejor' a uno de mayores gastos, más noches y turistas 'premium”. “Tenemos que mejorar nuestra oferta vacacional para que los viajeros descubran productos más allá de nuestras maravillosas playas”, señalaba al reputado rotativo color salmón.

Foto: Dos jóvenes charlan en la playa de Maspalomas, en el sur de Gran Canaria. (EFE)

De momento, viajar a España (ya sea para hacer 'camping' o para quemar la tarjeta de crédito en Serrano) constituye ya en sí todo un lujo: Downing Street ha puesto a nuestro país en la zona naranja, de cara al 17 de mayo, cuando los viajes por ocio vuelvan a estar permitidos.

Eso no solo supone cuarentena al volver a suelo británico —algo ya prohibitivo para los que no pueden trabajar desde casa—, sino que te obliga a realizar (aparte del test a la ida) una prueba antes de coger el avión de vuelta y otras dos a tu regreso al Reino Unido (con la opción de una tercera al quinto día si se quiere acortar el aislamiento). En definitiva, 500 euros extra.

De momento, entre la escueta lista de 12 destinos de la zona verde, se encuentran Portugal, Israel o Australia. El Reino Unido está en su derecho soberano de decidir a quién pone y quita en su sistema del semáforo, que irá revisando cada tres semanas. Aunque el anuncio ha causado sorpresa en el Gobierno español, que esperaba al menos salvar Baleares y Canarias en esta primera fase. “No va en la dirección de lo que habíamos discutido”, recalcaba este lunes la titular de Exteriores, Arancha González Laya.

Las islas, por tanto, están lejos de llenar sus vacantes. Pero el Ritz, que acaba de reabrir sus puertas tras una remodelación de 100 millones de euros, espera tener sus 153 habitaciones ocupadas para finales de año. El exclusivo hotel madrileño fue inaugurado en 1910 por Alfonso XIII. El monarca lo mandó construir tras decidir que la capital carecía de alojamientos adecuados para la alta sociedad. Pues bien, más de un siglo después, el péndulo turístico regresa al mismo punto.

placeholder Dos turistas británicos toman el sol en la playa de Benidorm. (V. R.)
Dos turistas británicos toman el sol en la playa de Benidorm. (V. R.)

Los viajes de lujo representaron el 21% de los ingresos totales del turismo en Europa en 2019, según la empresa de datos del consumidor Statista. Y si bien se vieron más afectados durante la pandemia que los ingresos por viajes 'low cost', ahora se espera el turismo de alta gama se recupere más rápido, aumentando su participación en la industria del continente, donde 3,6 millones de trabajadores del sector se han quedado sin empleo (casi un 10% de la fuerza laboral de 2019).

Alan French, director ejecutivo de Thomas Cook, uno de los mayores turoperadores británico, asegura que la gente ahora está “más interesada en hacer unas vacaciones experimentales cada dos o tres años que en el viaje anual a la playa”.

¿Va a ser esta una tendencia de largo recorrido? Por lo pronto, el Gobierno español plantea invertir 3.400 millones de euros en fondos de recuperación de la UE para modernizar la infraestructura turística durante los próximos tres años. Al mismo tiempo, tratará de atraer nuevos caladeros de turistas, desde más visitantes de Asia hasta más cinéfilos que viajen a las ubicaciones de películas y series de televisión como 'Juego de tronos'.

Foto: Boris Johnson, el primer ministro británico, frente a un gigante muñeco hinchable que lo representa. (Reuters)

Grecia —otro de los destinos favoritos para los británicos, que también está ahora en la lista naranja— no apostará por el turismo de masa porque considera que el más exclusivo se va a priorizar, al menos, entre dos y cuatro años. Italia va por el mismo camino, prohibiendo el atraque de grandes cruceros en Venecia.

Francia, sin embargo, se encuentra en una situación diferente. Se trata del destino más popular del mundo. Con dos tercios de sus ingresos turísticos generados a nivel nacional, el país depende menos de los paquetes de sol y surf. Los turistas estadounidenses y chinos más pudientes ya eran un elemento fijo en las tiendas de diseñadores de París y en los hoteles de cuatro y cinco estrellas en los tiempos prepandemia, pero es posible que se necesite ahora un esfuerzo para atraerlos a los mismos niveles.

En cualquier caso, a pesar del énfasis de la industria en el turismo de alto 'standing', tanto el Reino Unido como la UE se están preparando para un retorno a gran escala de viajes transfronterizos en el Viejo Continente. Los picos en el número de reservas a destinos que han dicho que darán la bienvenida a turistas, entre ellos España, indican que hay demanda de vacaciones de sol, mar y arena, particularmente de turistas alemanes y británicos.

Solo les daré un dato: el día que se reabrieron las terrazas de nuevo en Inglaterra a mitad de abril, se puso a nevar. Estamos en mayo y no ha dejado de llover. Igual hay gente que sigue interesada en una escapada 'low cost', por aquello de experimentar el lujo de tener que ponerse gafas de sol.

La pandemia ha puesto de manifiesto la gran dependencia de la economía española en el turismo. Y no en un turismo cualquiera. El que se ha visto más afectado ha sido el de sol y torres en las costas, promovido por la dictadura de Franco en los 50 y 60. Pero España trata ahora de romper con ese legado. Nadie está sugiriendo la desaparición inminente del 'efecto Benidorm', pero la ruta va más encaminada ahora hacia los lujos del Ritz.

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