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El precio del amor: las escuelas para cazar millonarios causan furor en China
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Ángel Villarino

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El precio del amor: las escuelas para cazar millonarios causan furor en China

Ding Zhen Yu observa la fotografía del multimillonario mexicano Carlos Slim y, durante varios minutos, analiza con cuidado sus ojos, la expresión de su boca y

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El precio del amor: las escuelas para cazar millonarios causan furor en China

Ding Zhen Yu observa la fotografía del multimillonario mexicano Carlos Slim y, durante varios minutos, analiza con cuidado sus ojos, la expresión de su boca y las arrugas de su frente. Hasta que llega a una conclusión. “No conozco bien los rasgos occidentales, pero a las chicas que quieran casarse con él les recomendaría que se mostrasen elegantes y refinadas”. Tras pensárselo un poco, el co-fundador de la primera escuela de China en la que las alumnas aprenden a cazar maridos ricos, añade que "también sería bueno que le diesen siempre la razón, ya que su mirada demuestra que tiene una carácter irascible”.

Situada en el distrito financiero de Beijing, en los bajos de una zona comercial rodeada de rascacielos, la “Escuela de Moralidad Femenina” ofrece cursos cuyos precios varían entre los 500 y los 20.000 yuanes (de 70 a 3.000 dólares). Abrió sus puertas hace pocos meses, pero ya ha tenido que ampliar instalaciones. A medio plazo, sus fundadores prevén expandirse por toda China, país que se convirtió el año pasado en el segundo con más multimillonarios del planeta, sólo por detrás de Estados Unidos. Con el tiempo, dicen, les gustaría intentarlo también en el extranjero. “Enseñamos todo el proceso para casarse bien y ser una buena esposa, desde cómo servir el té hasta comportarse en un restaurante, pasando por clases de piano, lecciones de vestuario y maquillaje. En realidad, todo ello es accesorio si las chicas no saben leer la cara de la persona que se tienen delante, para aprender a complacer”, abunda Ding.

Por disparatada que parezca la idea, podría tener un interesante recorrido comercial en China. Según un reciente sondeo de opinión, más del 70% de las jóvenes del país confiesan que lo más importante a la hora de escoger marido es la casa, el coche y los ceros que acumule en su cuenta bancaria. Algunos sociólogos lo interpretan como un reflejo de la fiebre materialista que vive China. Otros recuerdan que, antes de las aperturas económicas, el atajo para encontrar pareja era hacerse con una bicicleta nueva.

Según sus profesores, la “Escuela de Moralidad Femenina” hace una preselección de las candidatas, descartando a aquellas que, aun siendo bellas, no cumplen unos mínimos requisitos sociales. Guo representa el perfil ideal que se busca. Es bonita, soltera, tiene 30 años y un trabajo estable en un departamento del Gobierno. Se niega a que la fotografiemos, pero accede a explicar lo que ha venido a aprender aquí. “Creo que puedo aprender mucho para mejorar y alcanzar la sabiduría. La parte más interesante es la que nos enseña a entender qué tipo de persona tenemos delante. El amor no tiene nada que ver con la pasión, sino que es responsabilidad y entendimiento entre dos personas”.

Los tres fundadores de la escuela (dos hombres y una mujer) trabajaron anteriormente en agencias que organizan citas por Internet para solteros, un tipo de empresa a las que cada vez recurre más gente para encontrar pareja en el gigante asiático. “Trabajando allí nos dimos cuenta de que muchas chicas saben lo que quieren, pero no saben cómo conseguirlo. Llegan realmente poco preparadas. Ni siquiera tienen una idea sobre cómo comportarse, ni vestirse en la primera cita. Quizá las más confundidas son las que quieren un marido extranjero. No son muchas, pero para ellas tenemos un taller especial, llamado "de los ojos azules”, comenta el profesor.

Bueno, de acuerdo con otro reciente sondeo, el 41,2% de las solteras chinas dicen estar preocupadas porque no encuentran una pareja que cumpla sus expectativas y las de su familia. El dato contrasta con la realidad demográfica del país. Teóricamente, ellas deberían tenerlo mucho más fácil ya que, a causa de la tradicional preferencia por los varones y a los abortos selectivos, en el gigante asiático nacen 118 niños por cada 100 niñas. Es decir, existe un desequilibrio entre sexos que amenaza con dejar solteros a decenas de millones de hombres y no al contrario. La psicóloga pekinesa Sun Xaiyun explica la paradoja asegurando que el problema no es la falta de hombres, sino de buenos partidos. “Las familias son mucho más estrictas con las mujeres que con los varones, les prohíben tener novio hasta que acaban los estudios y crean expectativas muy altas sobre su matrimonio, porque su comodidad material dependerá de cómo se casen”.

¿Sexismo? ¿Qué sexismo?

Siempre que se habla de la situación de las mujeres en la China se suele traer al frente aquella famosa frase atribuida a Mao Zedong según la cual las mujeres “sostienen la mitad del cielo”. Es cierto que la revolución las integró a la vida laboral y aceleró muchos procesos de liberación que habían empezado durante el periodo republicano, equiparándolas al hombre ante la ley. Se terminó de erradicar, por ejemplo, la terrible costumbre de vendar los pies de las niñas para atrofiar el crecimiento. En su polémica biografía sobre el “Gran Timonel”, la escritora Jung Chang (la autora de “Cisnes Salvajes”) insiste en que Mao entendía la emancipación femenina como una liberación personal, ya que nunca le gustó la idea de tener que cargar con sus esposas. No reclamaba, dice la autora, darles un trato igualitario, sino hacerlas productivas para que colaboren “sosteniendo la mitad del cielo”.

El argumento puede parecer traído con pinzas, más aún en el contexto de un libro redactado con un tono demoledor. Sin embargo, algunas voces denuncian hoy que el principal avance para las mujeres chinas en estos años es su integración en el mundo laboral, mientras que en muchas otras realidades, como la familiar, siguen estando arrinconadas. “Aquí el debate no se ha afrontado abiertamente todavía.

Hay casos de discriminación cotidianos, de maltratos de todo tipo, pero resulta difícil incluso identificarlos porque no se plantea como un problema social”, dice Yi Yi, abogada que ha llevado alguna denuncia de género para la firma Yingke Law. “Es extremadamente difícil abrir un caso legal por sexismo, ya que la ley no está organizada para proteger a las mujeres contra el machismo y se sigue pensando que somos menos capaces que los hombres", resume.

El sexismo, como tantos otros conceptos pulidos en Occidente, es ajeno a muchos millones de personas. En la ciudad de Shijiazhuang, un centro comercial de lujo abrió el año pasado un parking especial para mujeres: plazas más amplias, protectores anti-arañazos en las paredes, tonos rosados y púrpura, un equipo de aparcacoches por si no consiguen estacionar ellas solas y grandes signos zodiacales para recordar fácilmente dónde se ha dejado el automóvil. El responsable del departamento de imagen, Mr. Wu, dijo, sin rubor alguno, que “está diseñado así porque las mujeres no son tan hábiles conduciendo como los hombres. Como todo el mundo sabe, tardan más tiempo y gastan más energía, así que necesitan ayuda”.

Cuando le preguntamos si a nadie en su entorno le ha parecido una idea machista, Mr Wu no salía de su asombro. “¿Por qué? Nunca lo hemos pensado así, yo creo que en todo caso es al revés, porque les hacemos más fácil la vida. De hecho todas prefieren aparcar aquí y siempre se llena. No he visto a ninguna mujer ir al aparcamiento mixto si quedan sitios libres. Es algo bueno para ellas. ¿Qué problema hay?”

Ding Zhen Yu observa la fotografía del multimillonario mexicano Carlos Slim y, durante varios minutos, analiza con cuidado sus ojos, la expresión de su boca y las arrugas de su frente. Hasta que llega a una conclusión. “No conozco bien los rasgos occidentales, pero a las chicas que quieran casarse con él les recomendaría que se mostrasen elegantes y refinadas”. Tras pensárselo un poco, el co-fundador de la primera escuela de China en la que las alumnas aprenden a cazar maridos ricos, añade que "también sería bueno que le diesen siempre la razón, ya que su mirada demuestra que tiene una carácter irascible”.