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Sala 2 | La gran batalla de las próximas elecciones americanas se está jugando hoy

Los republicanos, conscientes de que perdieron la Casa Blanca por márgenes muy exiguos, intentan restringirlo. Los demócratas, dependientes de votos de las minorías, lo quieren facilitar

Foto: La Casa Blanca (Reuters)
La Casa Blanca (Reuters)

El intento de invalidar las elecciones del 2020, por parte del entonces presidente Donald Trump, ha dejado un reguero psíquico de miedos en ambos partidos; temores que fructifican en el intento de cambiar las leyes de voto. Los republicanos, conscientes de que perdieron la Casa Blanca por márgenes muy exiguos en estados con grandes poblaciones de color, tradicionalmente demócratas, intentan restringirlo de distintas maneras. Los demócratas, dependientes de los votos de las minorías, lo quieren facilitar. Y es aquí donde se libra la gran contienda política de cara a las legislativas del 2022 y a futuras elecciones.

De momento, los republicanos van ganando. Esta semana bloquearon la posibilidad de debatir la ley demócrata al respecto, titulada 'For the People' (Para el Pueblo), en el Senado. “En la lucha por los derechos de voto, este voto ha sido el pistoletazo de salida, no la línea de meta”, declaró el líder de la mayoría demócrata en la cámara, Chuck Schumer. “No lo dejaremos pasar. No dejaremos que muera. Esta supresión del voto no se puede mantener”.

Foto: Elecciones en Virginia, EEUU. (EFE)

Entre otras medidas, la ley demócrata proponía agilizar el registro de votantes, ampliar el plazo del voto anticipado, poner límites a la capacidad de redibujar los distritos con fines electoralistas y hacer más transparente el sistema de donaciones a los partidos. Una serie de objetivos fijados el año pasado, cuando Donald Trump empezó a diseminar falsedades sobre el presunto fraude ligado al voto por correo.

El argumento republicano, emulando la vieja tensión histórica entre el Gobierno federal y los gobiernos estatales, es que los demócratas quieren acumular poder: tomar decisiones en Washington que no tendrían en cuenta las distintas sensibilidades de cada uno de los 50 estados, tan distintos entre sí. Han llamado a la ley de voto demócrata Screw the People: “Que se joda el pueblo”.

Más de 300 leyes en 47 estados

Mientras tanto, los estados republicanos están poniendo baches al proceso de depositar la papeleta. Según el Brennan Center for Justice, los conservadores han presentado más de 350 leyes en 47 estados para limitar, de alguna manera, el voto. Muchas de estas leyes han sido aprobadas, sobre todo las que exigen al votante presentar un carné de identidad, las que acortan el plazo del voto anticipado, prohíben registrarse para votar el mismo día o reducen el número de urnas.

No es la primera vez que los republicanos se embarcan en una campaña similar. En el año 2000, solo 13 estados requerían a los votantes que presentasen alguna identificación. El pasado otoño lo exigieron 34 estados. Y el “partido de Lincoln” sigue empujando en esa dirección.

Otro método, que preocupa sobre todo a los progresistas, es aumentar el poder de los cargos políticos en el proceso de vigilancia y recuento del voto. La Cámara de Representantes de Arizona, por ejemplo, ha aprobado permitir a los fiscales del Estado exigir información a los funcionarios electorales sobre los posibles casos en los que dos firmas no concuerden. En Georgia, el Congreso estatal podrá nombrar a la mayoría de miembros de la junta electoral. Una ventana, según los demócratas, a la influencia política en el proceso de recuento. Una imagen no tan descabellada, viendo las presiones de Trump, este invierno, a funcionarios de Georgia.

Foto: Trump returns white house cutting short his vacation

"Trump perdió. Os creísteis la gran mentira, os implicasteis en una traición en el Capitolio de Estados Unidos”, dijo Sylvia Santana, senadora estatal de Michigan, a los republicanos. “Y ahora queréis cambiar las reglas porque os dais cuenta de que la demografía de América está cambiando y vuestra base está fuera de control”.

Cambio demográfico

Santana tocaba así el tema favorito de los demócratas, ese que llevan pregonando a cada oportunidad desde hace unos 20 años: que el país se diversifica, que es cada vez más latino, más negro, más asiático, y que eso les dará una ventaja apabullante e irrompible frente a los republicanos, ese partido, sugieren, compuesto por blancos enfadados y decadentes que un día dejarán de mandar y de ser mayoría demográfica.

Hay datos que refuerzan esta ambición demócrata a largo plazo: la población de raza blanca en Estados Unidos ha pasado de representar un 88% del censo, en 1960, a un 61% en la actualidad. Según los cálculos del Gobierno, está previsto que para 2040 la proporción de blancos sea menos de la mitad. De hecho, si miramos a los menores de 15 años, los blancos ya no son mayoría.

Foto: Foto: EFE.

Un estudio de Brookings Institute dice que, para 2032, habrá tantos votantes latinos como negros, ambos fuertes bases del voto demócrata. De seguir las tendencias actuales, en 2036 el partido de Joe Biden tendría ya más votantes negros que blancos. La bajada demográfica de los caucásicos se notará sobre todo en estados como Arizona y Texas, que progresivamente han pasado de ser fortalezas republicanas inexpugnables a caer, en el caso de Arizona, del lado de Biden en las últimas elecciones. Igual que Georgia. Y Texas estuvo cerca de cambiar de color. Los datos demográficos nos dicen que los dos grandes partidos, si nos centramos en la etnia de sus votantes, nunca han sido tan diferentes como ahora.

Los estudiosos, sin embargo, apuntan a otros factores, como la acumulación del voto demócrata en las ciudades, que le resta peso electoral, o la evolución ideológica de cada partido. Además, las lealtades políticas étnicas, por así decirlo, no están esculpidas en piedra. A medida que pasan los años, las familias latinas, conservadores en asuntos como los valores familiares y religiosos, están inclinándose cada vez más al lado republicano. En 2020 Donald Trump se llevó 8 puntos más del voto latino que en 2016, reduciendo la proporción demócrata al 61%. Algo similar, aunque en menores números, sucedió con los votantes afroamericanos.

Aun así, los demócratas parecen tener confianza en la multirracialidad del futuro, y han acusado a los republicanos directamente de racismo por restringir el voto. Joe Biden agradeció a los congresistas el intento de aprobar esta ley contra el “asalto de la supresión de voto que representa la era de Jim Crow en el siglo XXI”. Una comparación directa con las leyes de segregación racial del sur de EEUU, que mantuvieron a los negros oprimidos en una sociedad paralela y sin oportunidades.

Foto: Protestas en Portland contra la policía. (Reuters)

La justificación republicana de estas medidas es la seguridad en las elecciones. Cerciorarse de que, al exigir el carné de identidad, por ejemplo, se limiten las posibilidades de que alguien vote varias veces o se haga pasar por alguien que no es. Dicen que es para combatir el fraude, pero no hay pruebas de fraude.

Voces conservadoras, ante los gritos demócratas de “racismo”, han apuntado que, con estas leyes, los republicanos solo se están colocando al mismo nivel que Europa. Según John R. Lott Jr., presidente de Crime Prevention Research Center, que ha creado una base global de derechos de voto por países, 46 de los 47 países europeos requieren al votante que presente una identificación. Las leyes que prohíben, por ejemplo, dejar sola una urna, como en Arizona, o que limitan el voto en ausencia, son moneda de cambio habitual en el viejo continente. El 74% de los países europeos prohíben el voto en ausencia a quienes residan allí, con pocas excepciones.

Lo interesante, según apuntan Nate Cohn en The New York Times y David Litt en The Atlantic, es que este tipo de restricciones o facilidades no parecen impactar realmente en el voto. Quien quiere votar, vota. Al menos, no hay prueba de lo contrario.

Lo que sí tiene un efecto más mesurable es el llamado 'gerrymandering', la práctica de redibujar los distritos electorales para sumar votos de manera conveniente para el partido en el poder. Una operación que se puede hacer a partir del otoño, cuando estén disponibles los datos del censo. Es posible que un ligero ajuste de los distritos permita a los republicanos sumar escaños de Texas, Florida, Carolina del Norte y Montana en la Cámara de Representantes.

El intento de invalidar las elecciones del 2020, por parte del entonces presidente Donald Trump, ha dejado un reguero psíquico de miedos en ambos partidos; temores que fructifican en el intento de cambiar las leyes de voto. Los republicanos, conscientes de que perdieron la Casa Blanca por márgenes muy exiguos en estados con grandes poblaciones de color, tradicionalmente demócratas, intentan restringirlo de distintas maneras. Los demócratas, dependientes de los votos de las minorías, lo quieren facilitar. Y es aquí donde se libra la gran contienda política de cara a las legislativas del 2022 y a futuras elecciones.

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