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Celia Maza

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Venables, el asesino sin rostro

 ¿Puede alguien preservar su identidad en la era digital en la que vivimos? ¿Puede controlar las fotografías que se cuelgan en las redes sociales? ¿Debe hacerlo

El caso conmocionó al Reino Unido y traspasó fronteras. Cuando se celebró el juicio, las fotografías de Venables y su compañero Robert Thompson, sosteniendo su ficha policial, dieron la vuelta al mundo. Ahora, 20 años después, los británicos han tenido que recordar de nuevo el horrible suceso.

La madre de la víctima asegura que por más que se les proporcione nuevas identidades, el Reino Unido y el mundo entero les seguirá recordando por su nombreDame Elizabeth Butler-Sloss, de la división de la Corte de Familia, ha dado una orden judicial sin precedentes para retirar de Twitter unas imágenes en las que supuestamente aparecía el asesino que ahora tiene 30 años. Las polémicas fotos, que han protagonizado estos días las páginas de los rotativos, ya han sido eliminadas.

"No podemos ni confirmar ni desmentir si las fotos en cuestión eran de Jon Venables. Cabe señalar que hay una orden judicial en todo el mundo que impide la publicación de cualquier imagen o información que tenga por objeto identificar a personas como Jon Venables”, asegura a El Confidencial un portavoz de la Fiscalía.

Las autoridades se niegan a ofrecer datos sobre este asunto, pero sería la cuarta vez que la Policía tendría que dar un nuevo pasaporte al homicida, con su consiguiente coste. Ante la ausencia de cifras oficiales, los medios hablan de un papeleo valorado entre 250.000 y 280.000 libras (de 289.000 a 324.000 euros) que deben sumarse a los millones abonados durante estos años.

Cambios de identidad

La última vez que tuvieron que dar una nueva identidad a Venables fue en 2010. Vulneró las condiciones de libertad condicional y fue arrestado por un “grave crimen sexual” y con un ordenador plagado de pornografía infantil. La madre de la víctima, Denis Fergus, pidió entonces la dimisión de aquellos que le estaban tutelando. Surgió otra pregunta: ¿Tiene una madre derecho a saber qué ha pasado con los asesinos de su bebé?

Después de la muerte de su hijo, Denis permaneció en el más absoluto anonimato. Pero no dudó luego en acudir a escuchar la sentencia del juez. En aquel momento estaba embarazada de ocho meses y desde su sitio sólo podía ver de espaldas a los acusados. Ni siquiera llegaban con los pies al suelo.  

Denis escuchó detenidamente todo lo que pasó la mañana de aquel 12 de febrero de 1993. Venables y Thompson, que por aquel entonces sólo tenían 10 años, habían faltado a la escuela -como en otras muchas ocasiones- y andaban merodeando por el centro comercial Strand, de Liverpool. Se habían metido con una anciana por andar encorvada y habían curioseado los cómics de una tienda. Días antes, los dos habían quedado para ver la película del muñeco diabólico.

Alrededor de las 15.37 horas, el pequeño James había entrado con su madre en una carnicería. Cuando ella se percató de que no estaba en la puerta, salió corriendo a buscarle. No volvería a verle con vida. Las cámaras de seguridad del centro mostraron a las 15:41 al pequeño agarrado a la mano de otro niño. Se trataba de Venables. A tan sólo unos metros se podía ver a Thompson.

Los tres abandonaron el centro comercial y se dirigieron hasta un descampado junto a unas vías de tren. Fueron cuatro kilómetros en los que el pequeño James no paró de llorar. Hasta 38 testigos admitieron luego ver a los chicos pegar al niño. Nadie intervino. Cuando llegaron a un descampado del paraje de Walton, los dos pintaron al pequeño de verde. Venables le dio una patada tan fuerte que le dejó la marca en la piel. Le rompieron las manos y los dedos pisándole, le quitaron la ropa y le introdujeron unas baterías por el recto como parte del abuso sexual. Saltaron sobre él y le reventaron el vientre. Una vez muerto, lo colocaron en las vías. Cuatro días después, encontraron su cadáver. Su cuerpo había sido cortado en dos después de que un tren le atropellara.

La familia no perdona

Ni Denis ni su ex marido -se separaron después de la muerte de su hijo- aceptaron nunca que los dos chicos fueran puestos en libertad en 2001, al cumplir la mayoría de edad. Un informe psiquiátrico decidió que los dos muchachos estaban rehabilitados. Los expertos apostaron por integrarles en la sociedad y recalcaron que el ingreso en la prisión de adultos sería completamente “desastroso”.

Las autoridades se niegan a ofrecer datos, pero sería la cuarta vez que la Policía tendría que dar un nuevo pasaporte al homicida“Cada minuto que pase, deberán vigilar sus espaldas. Aunque se vayan a vivir al fin del mundo, nunca podrán estar tranquilos”, dijo. Y es que Denis está convencida que algún día, alguien acabará reconociéndoles y les matará. “Si alguien le asesina –explicó en su día- yo estaré a su lado en el tribunal para decir: el responsable es el Gobierno porque sólo apoya a asesinos. Un día una pistola apuntará hacia ellos, aunque no sea yo la que la sostenga”.

Aunque Jon Venables recibía religiosamente las visitas de su madre y su padrastro todas las semanas en el internado, nunca se sintió querido durante su infancia. Tan sólo días antes de matar al pequeño James, dibujó a un hombre con unos cuchillos agrediendo a dos personas cubiertas de sangre. Lo tituló “La casa de mis padres”.

El caso conmocionó al Reino Unido y traspasó fronteras. Cuando se celebró el juicio, las fotografías de Venables y su compañero Robert Thompson, sosteniendo su ficha policial, dieron la vuelta al mundo. Ahora, 20 años después, los británicos han tenido que recordar de nuevo el horrible suceso.