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Por qué a la City no le preocupa perder la triple A
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Celia Maza

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Por qué a la City no le preocupa perder la triple A

 Nada ha cambiado en la City desde que Moody´s despojase al Reino Unido de la Triple A. La agencia de calificación arrebató el mes pasado al

 

Nada ha cambiado en la City desde que Moody´s despojase al Reino Unido de la Triple A. La agencia de calificación arrebató el mes pasado al país la máxima puntuación. Y francamente, tenía curiosidad por saber cómo se vivía en las oficinas próximas al famoso Gherkin –símbolo de la capital financiera de Europa- la nueva era Aa1. Al fin y al cabo, era la primera vez desde la década de los 70 que los británicos se despertaban con un nuevo rating.

A los analistas consultados no se les veía especialmente preocupados ante el nuevo escenario. La decisión de Moody´s, me cuentan, no ha pillado a nadie por sorpresa. En los últimos meses ya habían elevado el coste de los préstamos al Gobierno para cubrirse las espaldas. Están relajados y aseguran que una “mejora en la situación de la zona euro” sería mucho más grave que perder la triple A, ya que con la primera opción se diversificaría el capital del inversor. En definitiva, que la City sigue siendo un refugio seguro para los inversores.

Con la estocada propiciada por Italia, con el resultado de unas elecciones que han dado la espalda a los partidos favorables a las medidas de austeridad, no parece que haya motivos para alertarse. Pero, la pregunta es por qué el Reino Unido, que acabó 2012 con una deuda pública que representa el 69,9% de su PIB, sigue siendo un país más atractivo para invertir que otros Estados europeos con una deuda pública menor.

                                Perder la triple A ha supuesto un auténtico mazazo para David Cameron y su fiel amigo, el ministro de Finanzas George Osborne

Comparemos su situación con España. Por una parte cabe destacar la ventaja clara y evidente: el Reino Unido tiene una moneda propia y plena capacidad para llevar a cabo una política monetaria independiente. La cuestión de la credibilidad es también importante. La tasa de crecimiento española fue de -0,8% en el cuarto trimestre de 2012 y la rentabilidad de su bono soberano a diez años se sitúa en el 4,7%. En lo que respecta a la economía británica, su crecimiento en el último trimestre del año pasado fue del -0,3% y la rentabilidad de su bono es del 1,879%.

Es cierto que existen posibilidades de que el país vuelva a caer en recesión. Sería la tercera zambullida y eso ya son palabras mayores. Salió de su segunda recesión el pasado mes de octubre, gracias al impulso de los Juegos Olímpicos. Pero, con todo, los inversores consideran que a España le queda un camino mucho más largo con un esfuerzo mucho mayor en la reducción del déficit, deuda y recuperación del crecimiento. Confían más en la libra, a pesar de que ya no se encuentre al cobijo de la triple A.

En definitiva, al igual que paso con Estados Unidos, que se quedó sin la valoración más alta en 2011, o Francia, que también perdió la máxima calificación el año pasado, en términos económicos el Reino Unido no ha sufrido ningún desastre.

Mazazo a Cameron 

Otra cosa bien distinta es cómo se está viviendo la decisión de Moody´s en Dowing Street. Perder la triple A ha supuesto un auténtico mazazo para David Cameron y su fiel amigo, el ministro de Finanzas George Osborne. En el manifiesto tory para las elecciones de 2010, se dijo por activa y por pasiva que llevarían a cabo un plan creíble para atajar el déficit salvaguardado la máxima calificación. Y ahora no tienen ni una cosa, ni la otra. La promesa de eliminar el llamado déficit estructural ha tenido que ser cambiada de 2015 a 2018 y con ello también la era de la austeridad que inauguraron los tories nada más llegar al poder. Aunque el Ejecutivo quería empezar a reducir la deuda en proporción al PIB al final de su mandato, ha tenido que estirar el calendario hasta 2016.

En las filas conservadoras comienza a existir cierto nerviosismo. Y también hay grietas palpables con los compañeros de coalición. El ministro de Negocios, Vince Cable, con gran protagonismo en el Partido Liberal Demócrata, ha pedido públicamente al primer ministro que relaje su estrategia económica -el conocido como Plan A- y abogue por pedir préstamo para impulsar el crecimiento. Rememorando a Thatcher en la década de los 80, Cameron le ha dicho que “no hay alternativa”.

El próximo 20 de marzo, cuando se presenten los Presupuestos para el próximo ejercicio fiscal, se seguirá apostando por la era de la austeridad. En la City, el plan cuenta con el visto bueno. Pero en los corrillos de Westminster se organizan cada vez con mayor frecuencia cenas para hablar del liderazgo de Cameron. Y todo el mundo sabe que, a nivel interno, las sobremesas no traen nada bueno. Que se lo digan si no a Gordon Brown. La City llegó a adorarle, pero sus filas le hicieron salir luego por la puerta pequeña.