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La infinita tristeza de ser laborista hoy

Los laboristas sufrieron ayer su peor derrota, la más sorprendente y devastadora. Y tardarán años en superar del impacto

Foto: Ed Miliband, líder de los laboristas.
Ed Miliband, líder de los laboristas.

Para los activistas y parlamentarios laboristas de la generación de Tony Blair, el año 1992 tuvo un impacto simbólico. Supuso una derrota en las elecciones generales tan crueluna victoriatorydespués de que los sondeos se presentasen ajustados– que durante varios años les arrebató toda esperanza.

A Blair le gustaba invocar el sentimiento amargo vivido la mañana después de aquellas elecciones, una manera de recordar que la victoria se tiene que conseguir a cualquier precio. Pues bien, este juevespor la noche los laboristas sufrieron otro "1992", pero aún más sorprendente y devastador. Y sus efectos tendrán largo alcance.

Por su parte, el primer ministro David Cameronsolo podría haber soñado con una victoria de la escala a la cosechada este jueves. Antes de que saliese la primera encuesta a pie de urna, anunciada cuando los colegios cerraron a las diez de la noche, la prensa conservadora hablaban de un resultado de 290 y pico escaños, lo suficiente para que la formación gobernase en minoría y se mantuviese en el poder.

Pero la contienda acabótan pronto como el primer sondeo a pie de urnapredijo 316 diputados para lostoriesfrente a un colapso laborista de 239 escaños, con los Liberales Demócratas reducidos apenas diez.

Incluso antes de que llegase cualquier resultado, las cifras solo podían significar una cosa: no solo los nacionalistas escoceses han barrido a los laboristas en Escocia, como se había pronosticado, y los conservadores lo hacían mejor de lo esperado frente a los liberales centristas, sino que el Partido Laborista apenas consiguió arañar unos votosen los distritos electorales “marginales” – aquellos en los que un pequeño cambio en el voto puede propiciar un cambio de gobierno – controlados por los de Cameron. Había muchos indecisos, un fenómeno muy reciente. Y parece que muchos de ellos se decidieron por lostories.

Ahora sabemos que los conservadores tuvieron un éxito aún mayor, obteniendo una mayoría absoluta. Se trata de una victoria impresionante: que un Gobierno consiga aumentar su número de asientos en el Parlamento es una proeza infrecuente –Margaret Thatcher fue la última en realizar algo así, en 1983-.

Pero que el partido del Gobierno incremente su porción del total de votos – un 0,7 por ciento – es aún menos común: se trata de la primera vez que ocurre desde 1955. Y es un desastre para laboristas y liberales demócratas. Y también una catástrofe para los responsables de todas las encuestas, ninguno de los cuales se acercó en sus predicciones al resultado final.

Incluso dentro del Partido Conservador, pocos creían en privado que este giro radical fuese posible.Como dijo untoryde peso, “le he estado diciendo a los periodistas durante meses que ganaríamos”.

Es una reivindicación triunfante de la estrategia electoral de Cameron y George Osborne, implementada por el australiano Lynton Crosby. Crosby exigió a ministros y parlamentarios conservadores por igual que se rigiesen por un mantra de "aptitud frente a caos": disciplina conservadora para reducir el déficit y revitalizar la economía frente a las tendencias derrochadoras de los laboristas.

Nunca fue un mensaje muy inspirador, y de hecho la campaña de lostoriesfue criticada por su mediocridad. Pero logró ahuyentar a los votantes de la idea de un cambio de gobierno.

Por el contrario, la estrategia y el mensaje laborista están heridas de muerte. Parte de la agonía se debe, por supuesto, al éxito del Partido Nacionalista Escocés en el norte. Escocia se levantaba este viernes completamente transformada, con 56 de sus 59 asientos en el parlamento en manos de los nacionalistas. La formación nacionalista solo consiguió seis escaños en 2010. Ahora los laboristas, los conservadores y los liberales se ven reducidos a tan solo un parlamentario cada uno allí.

Tanto el responsable de Exteriores de la oposición, Danny Alexander, y el líder laborista escocés, Jim Murphy, perdieron su asiento; la participación de voto para elegir el puesto ocupado por Murphy fue de un increíble 81 por ciento. El escaño de Glasgow North East, el más seguro de los laboristas en Escocia, cayó con un 39 por ciento del voto para los nacionalistas.

Incluso sin el tsunami nacionalista, los laboristas hubieran sido aplastados

Sin embargo, como comentó la líder del Partido Nacionalista Escocés, Nicola Sturgeon, el jueves noche, la derrota laborista es consecuencia de su incapacidad para arrebatarle escaños al Partido Conservador en Inglaterra. Incluso sin el tsunami nacionalista, los laboristas hubieran sido aplastados por los conservadores. Y tras cinco años de recortes salvajes y estancamiento económico, el Partido Laborista debería haberlo mucho mejor.

Los signos en la noche del jueves eran suficientemente claros: no solo los laboristas fueron incapaces de tomar Nueaton, distrito electoral clave para los conservadores en las Midlands, sino que lostoriesreforzaron su mayoría allí. Los laboristas fallaron incluso en Warwickshire Norte, el escañotorymás vulnerable, con una mayoría de tan solo 54. En realidad, hubo un aumento del 3 por ciento para los conservadores en losmarginalsque ganaron en 2010.

Aun peor, lostoriesganaron escaños a costa de los laboristas, una situación que no pudo prever ningún sondeo. Telford y Southampton Itchen eran objetivos conservadores en 2010, a los que los laboristas se aferraron entonces. El jueves noche los de Cameron remataron la faena. La estrategiatoryse centró en llevarse votantes que en 2010 escogieron a los liberales demócratas: las principales victorias del partido en estas elecciones fueron contra los liberales más que contra los conservadores.

El único rastro de buenas noticias se dio en Londres, donde el Partido Laborista hizo progresos sólidos. El control de los laboristas sobre la capital era ya fuerte, con 38 de los 73 escaños de Londres. El jueves noche conquistaron allí otros nueve escaños.

Las áreas donde los laboristas se quedaron cortos en Londres expusieron, sin embargo, las principales deficiencias en la estrategia de la formación. Lostoriesmantuvieron Battersea, Harrow East, Finchley and Golders Green y Hendon,las zonas más adineradas.

El mensaje de los laboristas bajo el mando de Miliband estaba marcado por la huida del partido del New Labourde Blair. Pero una política centrada en el Servicio de Salud Nacional, la desigualdad y los costes de vida, aunque tal vez suficiente para movilizar a los votantes norteños (aquellos que huyeron a Ukip), simplemente no convence a la clase trabajadora del sur de Inglaterra.

Ya hubo malos augurios en parte de los sondeos de Lord Ashcroft la semana pasada: el Partido Laborista avanzaba torpemente en South Swindon y Croydon Central, exactamente el tipo de escaños de clase trabajadora que debería ganar, como de hecho hizo en 1997 y 2001. Y este jueves los conservadores se llevaron los dos.

El hecho de que los laboristas mostrasen un mal desempeño en varios distritos en contienda con el Ukip(como Clacton, Rochester o Strood) da la medida de cuanto han encogido sus ambiciones. “Es una derrota devastadora en nuestra estrategia del 35 por ciento”, explica un diputado laborista en referencia a la cauta estrategia de Miliband de movilizar el partido para conquistar a los electores del Partido Liberal Demócrata. “El partido estará cometiendoun error si piensa que el problema es el líder y no el programa”, insiste.

El partido necesita ahora un replanteamiento radical. “Si los laboristas ya no pueden contar con 30 o 40 escaños escoceses, tienen que preguntarse cómo van a conseguir ser mayoría en Inglaterra”, explica un veterano laborista. “Esta cuestión podría empujarnos a posiciones más centristas”, agrega la fuente.

Mientras tanto, son los liberaldemócratas quienes sufrieron la peor pesadilla, “una noche cruel y de castigo”, como admitió su líder Nick Clegg, antes de dimitir ayer por la mañana. Cedieron terreno por todo el país, pasando del 23 por ciento alcanzado en 2010 a un 7,7 por ciento de los votos.

El Ukip, mientras tanto, perdió uno de sus dos escaños y el líder del partido, Nigel Farage, también decidió dimitir al fracasar en su intento de ganar el asiento de Thanet South (en Kent). Quedarse con un único parlamentario es una triste recompensa para 3,5 millones de votos, el 12,6 por cierto del total. El Ukip es víctima del sistema electoral británico.

La extrema derecha ha avanzado de manera significativa desde 2010

Con todo, el partido de extrema derecha ha avanzado de manera significativa desde el 3,1 por ciento de los votos que logró en las elecciones de 2010.

Por ahora, la atención se centrará en ver como los tories van a gobernar en solitario, algo que parecía totalmente imposible el jueves por la noche. Cuando la euforia de estos resultados se desvanezca, Cameron tiene una labor complicada. El premier, además, no puede echarse atrás en su compromiso de someter a referéndum el futuro del Reino Unido en la Unión Europea antes de 2017 (la “carne roja” que realmente excita a los tories euroescépticos).

El partido puede implosionar en el curso de esa batalla entre los conservadores a favor y quienes se encuentran en contra de abandonar el club europeo. De hecho, algunos laboristas murmuran que perder las elecciones se pueda convertir en algo positivo a largo plazo. Por el momento, sin embargo, no hay nada que pueda suavizar la derrota de Miliband.

Andrew Neather es Editor de Opinión del diario London Evening Standard y durante años escribió los discursos de Tony Blair.

Para los activistas y parlamentarios laboristas de la generación de Tony Blair, el año 1992 tuvo un impacto simbólico. Supuso una derrota en las elecciones generales tan crueluna victoriatorydespués de que los sondeos se presentasen ajustados– que durante varios años les arrebató toda esperanza.

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