Tribuna Internacional
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Atentado de San Petersburgo: los efectos de la intervención de Rusia en la guerra de Siria
Fuerzas chechenas leales a Moscú controlan la seguridad de Alepo y la base de Hmeimin. Un hecho que resta efectividad en el principal foco de yihadismo en la zona. Es solo uno de los factores
El atentado en el metro de San Petersburgo, que dejó un total de 14 muertos, no ha sido una sorpresa absoluta para la comunidad internacional. La guerra de Siria y, sobre todo, la intervención que Rusia lleva a cabo en el país árabe permitía presagiar que un ataque de estas características podría ocurrir en cualquier momento. Aunque todavía reina la confusión, las autoridades rusas apuntan a un terrorista kirguiz como principal sospechoso de esta terrible masacre. En todo caso, y precisamente por estas incógnitas, cabe hacerse algunas preguntas sobre lo ocurrido, sobre la autoría y sobre el significado de esta acción.
¿Por qué en San Petersburgo?
Si bien es cierto que la sociedad rusa está acostumbra a sufrir atentados terroristas, la europea y cosmopolita San Petersburgo parecía ser un reducto de paz que vivía ajena a esta realidad. Por el contrario, Moscú ya había sido objeto de la ira terrorista -esencialmente chechena- con ataques contra teatros, el metro o el aeropuerto. Quizás la lejanía física de la antigua Leningrado era lo que le mantenía a salvo de los ataques terroristas pero la estrecha relación del presidente Putin con esta ciudad (el Clan de San Petersburgo) podría ayudar a entender la elección de la Perla de Báltico como objetivo del terror.
Tampoco podemos olvidar que San Petersburgo es el principal atractivo turístico de Rusia y que cada día llegan a esta ciudad decenas de cruceros con turistas occidentales para visitarla. Por ello, en primer lugar, debemos comprender que detrás del atentado habría una motivación simbólica.
¿Hay relación con la intervención en Siria?
Desde que en septiembre de 2015 el Ejército Federal inició su campaña de bombardeos aéreos en Siria, son muchas las amenazas que ha recibido Federación de Rusia. Destacan, entre otras, las lanzadas por Abu Mohammed Al Julain (Emir de Jabhat Fateh al-Sham, el antiguo Frente Al-Nusra) o las del saudí Abdelah Mohammed Al-Mahysia. Sin embargo, la amenaza que sin duda resultó más impactante fue la de Abu Ubaid Al-Madani (Frente Al-Nusra) quien, en un perfecto ruso, amenazó a la población recordando el infierno que supuso Afganistán para las tropas del entonces Ejército Rojo. De hecho, en la cabeza de muchos rusos está presente el fantasma de Afganistán, tumba de la Unión Soviética y cuna del yihadismo que hoy sufrimos en todo el mundo.
Por lo tanto, el elemento simbólico de Siria parece que podría estar presente entre las motivaciones del atentado de ayer en San Petersburgo.
¿Afecta Siria a la seguridad de Rusia?
Cualquier estado que lleve a cabo una intervención de unas dimensiones similares a la de Rusia en Siria (19.000 misiones aéreas y 70.000 ataques) podrá ver cómo se resiente su seguridad interior. En la actualidad, la Federación Rusa tiene desplegados en Siria buena parte de su Armada y un total de 4.000 hombres, lo que supone un serio esfuerzo en términos de efectivos militares. Si bien es cierto que la implicación rusa en el conflicto es casi exclusivamente naval y aérea, desde la toma de Alepo, Rusia ha llevado a cabo un despliegue especial que podría estar afectando a su seguridad interior.
Tal y como anunció el Vicepresidente del Parlamento, Adu Delimkharov, fuerzas chechenas leales a Moscú -y por tanto al presidente checheno Kadyrov- se habrían hecho cargo de la seguridad de Alepo y de la base de Hmeimin. Un hecho que, sin lugar a dudas, estaría restando efectividad en el control del principal foco de yihadismo en la zona: el Cáucaso Norte en general y Chechenia y Daguestán en particular. Este despliegue puede, en un futuro cercano o incluso en el presente, comprometer la efectividad rusa a la hora de luchar contra los grupos yihadistas que operan en su territorio.
En la explicación de que se hayan elegido chechenos para que se desplieguen en Siria entran en juego dos factores. Por un lado, por tratarse de musulmanes sunitas y, por otro, para evitar un nuevo "síndrome de Afganistán" -cuando la población rusa asistió al desfile de ataúdes de jóvenes que habían perdido su vida en una guerra que no comprendían-. Para evitar este problema que restó legitimidad a las reformas de Gorbachov, el presidente Putin ha desplegado unas fuerzas chechenas cuyas bajas, si las sufren, repercutirían mucho menos en la estabilidad de la Federación.
¿Conexiones con el yihadismo global?
Aunque es pronto para sacar conclusiones -por ahora solo caben especulaciones sobre la autoría del atentado- el autor del ataque parece ser Akbarzhon Dzhalilov, un Kirguiz originario Osh, la ciudad que más yihadistas ha enviado a Siria y a Irak. En total se calcula que unos 5.000 ciudadanos de la antigua Unión Soviética habrían entrado en estos dos países con la intención de unirse a diferentes grupos radicales. Por último, y casi como curiosidad, cabe destacar que la zona en la que desarrolló el atentado -Sennaya Ploshchad- es uno de los epicentros donde se desarrolla la genial novela rusa, Crimen y Castigo.
*Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas.
El atentado en el metro de San Petersburgo, que dejó un total de 14 muertos, no ha sido una sorpresa absoluta para la comunidad internacional. La guerra de Siria y, sobre todo, la intervención que Rusia lleva a cabo en el país árabe permitía presagiar que un ataque de estas características podría ocurrir en cualquier momento. Aunque todavía reina la confusión, las autoridades rusas apuntan a un terrorista kirguiz como principal sospechoso de esta terrible masacre. En todo caso, y precisamente por estas incógnitas, cabe hacerse algunas preguntas sobre lo ocurrido, sobre la autoría y sobre el significado de esta acción.