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La revolución de las 'tietas' catalanas
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Juan Soto Ivars

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La revolución de las 'tietas' catalanas

Aprovecho los días de engañosa tranquilidad para explicar quiénes son las 'tietas', que para mí representan el verdadero hecho diferencial de esta revolución que nadie podrá sofocar

Foto: Varias personas lloran en el exterior del Instituto Can Vilumara de L'Hospitalet de Llobregat el 1-O. (EFE)
Varias personas lloran en el exterior del Instituto Can Vilumara de L'Hospitalet de Llobregat el 1-O. (EFE)

Si esto es una revolución, habrá que decir, también, que no se ha visto una tan coñazo desde que los trogloditas se pusieron a sembrar trigo a las afueras de Jericó. Aquello se llamó revolución agraria y esto es una revolución posmoderna, donde las barricadas se levantan en el plano simbólico. Los medios de comunicación y los grupos de WhatsApp libran una batalla para adueñarse del relato en el Stalingrado de la red. Pero en las calles, oiga, ni un petardo.

Hubo días tensos en que la gente parecía asustada. Se hablaba de política en las terrazas, cosa rara por aquí, pero lo más parecido al ambiente revolucionario, que conocemos por los libros y el cine, eran las manifestaciones pacíficas y la cacerolada con la que los 'indepes' avisaban a la ciudad de que eran las 10 de la noche. En los últimos días, tras el 'sorayazo', todo eso parece haberse perdido como lágrimas en la lluvia. Calma chicha a la espera del 21-D.

Aprovecho los días de engañosa tranquilidad para explicar quiénes son las 'tietas', que para mí representan el verdadero hecho diferencial de esta revolución que nadie podrá sofocar ni con la aplicación de la ley ni con unas nuevas elecciones.

Se denomina 'tieta' al tipo de señora que, en el resto de España, se pone una bolsa del Mercadona en la cabeza cuando llueve para no estropearse el pelo

A veces me siento en un banco del paseo Sant Joan, frente al escaparate de una confitería repleto de merengues y banderas. Por la puerta entran y salen señoras pertenecientes a un género característico de los barrios burgueses de Barcelona: las 'tietas'. Se denomina 'tieta' al tipo de señora que, en el resto de España, se pone una bolsa del Mercadona en la cabeza cuando llueve para no estropearse la permanente.

La 'tieta' 'indepe' es el músculo de esta revolución. Fuera de Cataluña se vende el rollo 'abertzale' de Otegi y de la CUP como si fuera la tónica de la revuelta, pero esto es totalmente falso. La izquierda 'mullet' sirve para adornar periódicos, los estudiantes son ruidosos, pero las que urden la resistencia en la sombra son las 'tietas' catalanas, que solo se vuelven mediáticas cuando las tira un policía nacional por la escalera en el colegio electoral.

Pero ellas son invulnerables a los golpes y al 155. Son rencorosas y no se rinden jamás. Llevan toda la vida fantaseando con la independencia y ahora no vas a sacarlas del redil. Ellas empujan a los partidos de la derecha catalana. No les permiten dar un paso atrás.

Ocupan parte de su tiempo en las charlas de la ANC y Òmnium. También quedan con un sobri de la CUP y le cuentan cuentos de los tiempos de Franco

De hecho, ellas fueron las responsables del giro a la independencia de Artur Mas en 2012. Aquel año, las 'tietas' se pusieron la estelada y marcharon en procesión con la ANC. Cuando Mas vio de esta guisa a las votantes tradicionales de CiU, salió corriendo y gritando tras ellas. El resto (la disolución del partido, el descalabro de Mas y la huida hacia adelante de Puigdemont) es historia.

Observemos a las 'tietas' si queremos entender cómo funciona el 'procés'. Son señoras que ocupan parte de su tiempo libre en las charlas de Òmnium y la ANC. También quedan en una cafetería con un sobri de la CUP y le cuentan cuentos de los tiempos de Franco, cuando el catalán estaba prohibido. Durante la semana, le fríen el móvil con wasaps, transmiten puntualmente todos los bulos y no ocultan su devoción por Carme Forcadell.

La relación del sobri y las 'tietas' es importantísima. Ellas ven al sobri como una prolongación de su propia vida. Ponen en él unas esperanzas que no cuentan con ver realizadas. Sospechan que no vivirán lo suficiente para ir a comprar el pan en una Cataluña independiente, así que trabajan como voluntarias y se manifiestan y votan pensando en el sobri. Pruebe un Gobierno a romper la ilusión de un ejército de 'tietas', y fracasará.

¿Cómo ha afectado el 155 a las 'tietas'? Las ha hecho más fuertes y más testarudas. Para ellas, Puigdemont sigue siendo el 'president'

Ellas, y no la CUP, son el núcleo duro del independentismo. La presencia masiva de las 'tietas' explica que las concentraciones multitudinarias de las últimas semanas se hayan disuelto a las 10 de la noche, cuando refrescaba. Comprender su poder nos ayudará a interpretar correctamente la ausencia de violencia del 'procés'. Las 'tietas' no son un tsunami, sino el goteo constante que termina disolviendo la montaña.

¿Cómo ha afectado el 155 a las 'tietas'? Las ha hecho más fuertes y más testarudas. Para ellas, Puigdemont sigue siendo el 'president'. No es el primero que ven en el exilio, la idea les encaja, y el 21 de diciembre madrugarán para votar. Nada que no sea la independencia de Cataluña las va a contentar, y mientras Mariano Rajoy no haya comprendido esto, no hay absolutamente nada que hacer.

Si esto es una revolución, habrá que decir, también, que no se ha visto una tan coñazo desde que los trogloditas se pusieron a sembrar trigo a las afueras de Jericó. Aquello se llamó revolución agraria y esto es una revolución posmoderna, donde las barricadas se levantan en el plano simbólico. Los medios de comunicación y los grupos de WhatsApp libran una batalla para adueñarse del relato en el Stalingrado de la red. Pero en las calles, oiga, ni un petardo.