España is not Spain
Por
Tabarnia ha muerto, viva Moderdonia
Se esperaba que la presentación en sociedad de Tabarnia fuera un gag cómico, pero lo fue solo en parte. Hubo carcajadas, pero eran las que surgen del resentimiento y de las exigencias de respeto
Tabarnia se ha presentado ante la prensa y la sociedad este martes con galas y honores. La intervención de su presidente en el exilio, Albert Boadella, desde una pantalla ha sido un discurso que combinaba el estilo paródico con el mariánico y el puigdemontesco. Esto ha ocurrido el día antes de que arranquen las complejas maniobras de acoplamiento en el Parlament, que se prevén dignas del Kamasutra personal de Harvey Weinstein. También era el Día Internacional de la Croqueta, y esto viene muy a cuento.
Pensemos en Tabarnia como la bocanada de croquetas que brota de los restos de un cocido hecho en una olla a presión: el que ha puesto a hervir el nacionalismo catalán durante las últimas décadas, donde se cocía la paciencia de los catalanes a los que impunemente llamaban 'botiflers'.
Si el independentismo ha sido, en parte, una respuesta a las posturas numantinas del Gobierno central en cuestiones de soberanía, el tabarnismo ha sido la respuesta al ninguneo y el desprecio nacionalista hacia la mitad del 'poble catalá'.
Un paréntesis que viene al caso. Hace unos días me invitaron a un programa de TV3 en el que coincidí con un corresponsal francés. Con los micros apagados, me dijo el francés que le parecía absurda y escandalosa la manía que tienen los poderes independentistas de preguntar a la prensa extranjera su opinión sobre Cataluña. Me dijo que, en lugar de preguntarles a ellos, deberían preguntar a la mitad no 'indepe' de los catalanes. Es decir: a los de Tabarnia. Gente harta de que la traten de 'redneck'.
Un nacionalismo por otro
Se esperaba que la presentación en sociedad de Tabarnia fuera un gag cómico, pero lo fue solo en parte. Hubo carcajadas, pero eran las que surgen del resentimiento y de las exigencias de respeto. Es decir: no había desenfado. Lo que nació como una parodia que ponía al nacionalismo ante el espejo cóncavo que desenmascara los esperpentos, se transformó en los primeros compases del acto en una arenga.
El 'president' Boadella estuvo ocurrente y sardónico. Dijo que en Tabarnia cabemos todos, pero pidió que se quedaran fuera los tractores. Hubo jolgorio ante sus palabras, hubo aplausos durante las intervenciones del resto de responsables del invento, pero a mí se me heló la risa al final del discurso de Boadella.
Dijo el presidente que gritar “viva Tabarnia” es lo mismo que gritar “viva España”, y con estas palabras arrojó a una de las dos trincheras lo que hubiera podido ser la deformación absurda de todos los nacionalismos.
Si el “viva Tabarnia” es lo mismo que el “viva España”, ya no hay lugar en Tabarnia para quienes nos limitamos a gritar “viva el vino”
Si el “viva Tabarnia” es lo mismo que el “viva España”, ya no hay lugar en Tabarnia para quienes nos limitamos a gritar “viva el vino” mientras los demás se emborrachan de patriotismo. La sátira es enemiga de las verdades absolutas y se burla de todos los sentimientos. El satírico es el único animal que se ríe tanto en el entierro de su enemigo como en el de su propio padre.
Puede que Tabarnia ya fuera esto, un "viva España", desde el principio, pero a falta de presidente quedaba espacio para las interpretaciones personales. Para mí Tabarnia funcionaba como burla del nacionalismo y como giro que pone al derecho de autodeterminación contra quienes lo han defendido de manera tan hipócrita. Tabarnia me servía para decir que, si la unidad de España no es sagrada, como dicen los 'indepes', tampoco es sagrada la de Cataluña.
Intuyo que Tabarnia se ha convertido en una herramienta de trinchera, así que pronto la usarán los mismos pesados de siempre
Tras el acto inaugural, intuyo que Tabarnia se ha convertido en una herramienta de trinchera, así que pronto la usarán los mismos pesados de siempre. Termina, pues, el chiste inteligente, y de nuevo es todo pasto del sarcasmo. Así los equidistintos, los melancólicos y los desapasionados volvemos a estar en tierra de nadie.
Siempre nos quedará Moderdonia, cuyo lema, 'Non plus turra', viene hoy más a cuento que nunca.
Tabarnia se ha presentado ante la prensa y la sociedad este martes con galas y honores. La intervención de su presidente en el exilio, Albert Boadella, desde una pantalla ha sido un discurso que combinaba el estilo paródico con el mariánico y el puigdemontesco. Esto ha ocurrido el día antes de que arranquen las complejas maniobras de acoplamiento en el Parlament, que se prevén dignas del Kamasutra personal de Harvey Weinstein. También era el Día Internacional de la Croqueta, y esto viene muy a cuento.