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Carta de amor a Quim Torra de un murciano barcelonés
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Juan Soto Ivars

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Carta de amor a Quim Torra de un murciano barcelonés

Te admiro porque eres un gran estratega: bastó que cercaran el Parlament los doctores enfurecidos y los bomberos cambiados de bando para que soltaras esa maravilla de la vía eslovena

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Amado camarada Quim,

Te escribe un puto murciano barcelonés. Soy de los que no forman parte del 'poble' porque no quieren: estoy casado con una catalana y vivo aquí, pero no os he votado a ti ni a tus amigos. Ni pienso hacerlo. Admito que cada vez que te refieres al 'poble' pienso que tiene que molar un montón formar parte de ese club, aunque solo sea por las canciones y las danzas. Estuvisteis enormes en la celebración de las colonias de verano.

Estás en una posición envidiable: no hay otra forma de interpretar que te puedas permitir llamar huelga de hambre solidaria a una dieta 'detox' de 48 horas en un monasterio. Esperar el advenimiento de la república con un 50% 'raspao' de apoyo y con un Estado en contra tiene que ser, además, una postura muy entretenida. Mi problema es que tuve que hacerme una cirugía en el Hospital del Mar y charlando con los médicos saturados cambiaron definitivamente mis horizontes vitales: para mí, el 'poble' es tener a los médicos a tu lado. Y me parece que los que me curaron no tienen pensado votarte. ¡Traidores!

Te admiro porque eres un gran estratega: bastó que cercaran el Parlament los doctores enfurecidos y los bomberos cambiados de bando para que te decidieras a lanzar el siguiente órdago y soltaras esa maravilla de la vía eslovena. Desde entonces, tus caniches de los CDR proponen el colapso de esta sociedad a la que tanto amas el día 21 de diciembre y tú los alientas desde tu trono con los gestos desmañados de un Papa medieval. Es verdad eso de que hay amores que matan. Matan, como mínimo, la paciencia.

Pienso tanto en ti que he aprendido a pensar como tú. No me parece casual que estés diciendo esas barbaridades tras el resultado de Vox en Andalucía

Pero lo que más envidio de ti es cómo manejas a los medios de comunicación españoles. A una orden tuya, tus peores enemigos se colocan donde tú les digas como si los tuvieras hipnotizados. Es obvio que has vuelto a endurecer tu retórica porque quieres recuperar tu 'statu quo' favorito: que se hable de independencia y de apocalipsis para que los médicos, funcionarios y demás perjudicados por vuestro 'procés' no tengan sitio para recordar a la sociedad, que es el 'poble' y lo que no es el 'poble', lo que realmente importa.

Pienso tanto en ti que he aprendido a pensar como tú. No me parece casual que estés diciendo esas barbaridades después de los resultados de Vox en Andalucía. Tienes en Madrid a un Gobierno blandito que te ha tendido la mano a cambio de dejar la independencia para dentro de 25 años, y es normal que eso te inquiete. Sin el sueño de la independencia inminente, tu 'poble' podría despertar y ponerse del lado de sus médicos, así que has elaborado una hoja de ruta para que España no se rompa por Cataluña, sino por dentro.

Sabes que cualquier palabra tuya subida de tono sacará votantes de Vox de los depósitos más profundos del PP y de Ciudadanos

Copias a los más grandes, que son Trump y Putin, y sabes perfectamente que para afianzar tu poder tienes que provocar el destrozo en tus adversarios. De la misma forma que Trump y Putin intentan convertir la aburrida Europa en un campo de minas nacionalista, tú sabes que cualquier palabra tuya subida de tono sacará votantes de Vox de los depósitos más profundos del PP y de Ciudadanos. Tener enfrente al Sánchez blandurrio te resta épica y quieres que Abascal se pasee en caballo por Madrid para llamar fascista a un pueblo que no había sacado banderas hasta que no amenazaste con quemarlas.

Es por todas estas cosas que pasarás a la historia el día de mañana, cuando la cordura vuelva a instalarse donde la polarización ha sembrado enemistades superfluas. No se harán estatuas con tu efigie, así que puedes abandonar la dieta de adelgazamiento y dedicarte al gran banquete que disfrutaron tus antecesores. Mañana, cuando la tensión que estás creando haya hecho suficiente daño a las gentes buenas, quedará esta carta de amor de un murciano como reseña y canto de tus gestas.

Y habrá poco más que decir, porque así lo has decidido.

Amado camarada Quim,

Quim Torra