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Juan Soto Ivars

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La mordaza de Florentino Pérez

El poder de Florentino es hermético. Esto explica que una de sus obsesiones sea el control de los medios de comunicación​. De ahí que sus más fieles escuderos mediáticos no hayan dicho ni pío

Foto: Florentino Pérez, a la derecha. (EFE)
Florentino Pérez, a la derecha. (EFE)

Los audios de Florentino son la hostia. Que se graben y difundan es una perrería, pero más allá del chiringuito mediático de Florentino no hubo estos días radio, tele o diario que no los comentase y reprodujera. Y sí, es verdad: uno siempre puede empatizar con el cazado y llamar cabrón a Abellán, o al periódico. Empaticé con Iglesias (“la azotaría hasta que sangrase”), con Echenique (“sácate la minga Dominga”) y hasta con aquellos generales retirados que decían de fusilarnos en WhatsApp. Puedo empatizar humanamente hasta cierto punto con Florentino, ¡qué bochorno! Pero hay más para rascar.

La cortesía, la discreción y cierto grado de hipocresía son elementales para que una sociedad no salte por los aires. Esto es así en primer lugar para los que se supone que tienen que dar ejemplo porque ocupan posiciones altas en la cadena trófica, pero todos separamos lo que es prudente decir de lo que no, como elegimos la indumentaria cada día para salir a la calle. Tan fuera de lugar está un niño vestido de buzo en una comunión como un marido contando a las amigas de su mujer las cosas que dice de ella si está borracho con sus amigotes tras una bronca.

Foto: Florentino Pérez (d) y Fernández Tapias en una imagen de archivo. (EFE)
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Pero cuando hablamos de la jerarquía, muchas veces lo importante está detrás de las bambalinas. Esta es la clave de lo de Florentino: su inmenso poder es un monstruo que se alimenta de la discreción y el silencio. Respecto a la parte chabacana de las filtraciones, poco que decir: a los vasallos nos gusta ver alguna vez a los reyes sentados en el trono, pero haciendo de vientre. La sátira lleva imaginando a los poderosos en ese trance desde antes de la Revolución francesa, y a los sátrapas latinos los caricaturizaban con grandes cipotes en el culo por las paredes de Roma. Pero los audios de Florentino no solo son ambrosía para el morboso, sino una ocasión de oro para verle el lomo a un halcón. Y vaya pedazo de halcón.

El poder de Florentino es hermético. Esto explica que una de sus obsesiones sea el control de los medios de comunicación. De ahí que sus más fieles escuderos mediáticos no hayan dicho ni pío (ni un tuit) mientras el resto de la prensa, la radio y la televisión se hacía eco de las grabaciones. 'Más periodismo' salvo cuando toca al jefe. En fin: con los silencios particulares, las caras de estreñimiento y los 'moonwalker' de ciertos personajes parlantes ante las preguntas puede hacerse un dibujo. Un mapa del territorio del poder mediático de Florentino Pérez. No hace falta decir que tiene una extensión considerable.

Foto: EC.

Ningún político en España puede aspirar a eso. Hasta en 'La Razón' hablaron de los SMS de Mariano Rajoy a Bárcenas. Pero es que Pérez tiene más poder que Sánchez. Pérez invita a cenar a tu jefe y tu carrera profesional sufre un gol en propia meta. “El Rondo' no va a existir más”, dice Florentino en 2007. Se refiere al programa de fútbol que Arús tenía en Televisión Española, y efectivamente no llegó a la siguiente Navidad. Colaboradores salen ahora diciendo que ya se lo esperaban, aunque están alucinados de constatar que el rumor es verdad.

Ese audio es como escuchar a un asesino hablando en sueños. Florentino hizo saltar por los aires un programa que iba bien de audiencia y que se emitía en la televisión pública porque no le gustaba cómo lo trataban a él y a su club. Colocó a Pedredrol en otro, cortado a medida, aunque su primera opción parecía ser Ferreras. Cuando hablamos de censura y libertad de expresión, casi nunca tenemos disponible material como este. Estas cosas siempre se hacen en la sombra, como cuando se cargaron a Quintero en TVE por una entrevista a Supergarcía.

Foto: Florentino Pérez celebra la victoria del Real Madrid en la final de la UEFA Youth League de 2020. (Cordon Press)
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Los números a los que tuvo que llamar el presidente del Madrid para lograr que el ente público activase la picadora, así como su influencia sobre los que descolgaban los teléfonos, son esas cosas que distinguen a un tipo con poder de alguien como tú o como yo. Y en este sentido, una persona que puede truncar la vida de otro de un telefonazo no tiene el más mínimo derecho a llorar si un periódico le destapa unas conversaciones comprometedoras. La empatía con un hombre, la comprensión con el que han cazado en un momento de descuido, termina para mí en el reguero de sangre que deja. Lo de hablar mal de sus futbolistas me la sopla. Florentino hablando de cómo corta cabezas es noticia. Vaya si lo es.

La distinción sagrada entre la esfera privada y la esfera pública se quiebra cuando tipos poderosos utilizan su intimidad, sus llamaditas discretas y sus conversaciones de velador para lapidar a quienes les molestan un poquito. Ninguno de los colaboradores de 'El Rondo' hubiera podido estar seguro de que fue Florentino quien les dio el golpe en la nuca hasta que El Confidencial filtró la conversación. Si lo que hacen en las sombras no les pareciera propio de sátrapas, no tendrían el menor inconveniente en que la gente lo supiera, y lo defenderían delante de todo el mundo. No es el caso. A saber cuántas cabezas más habrá hecho rodar.

Los audios de Florentino son la hostia. Que se graben y difundan es una perrería, pero más allá del chiringuito mediático de Florentino no hubo estos días radio, tele o diario que no los comentase y reprodujera. Y sí, es verdad: uno siempre puede empatizar con el cazado y llamar cabrón a Abellán, o al periódico. Empaticé con Iglesias (“la azotaría hasta que sangrase”), con Echenique (“sácate la minga Dominga”) y hasta con aquellos generales retirados que decían de fusilarnos en WhatsApp. Puedo empatizar humanamente hasta cierto punto con Florentino, ¡qué bochorno! Pero hay más para rascar.

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