Es noticia
Santiago, ¿tendrías una segunda cita con Ramón Tamames?
  1. Sociedad
  2. España is not Spain
Juan Soto Ivars

España is not Spain

Por

Santiago, ¿tendrías una segunda cita con Ramón Tamames?

La moción de censura de Vox con Tamames fue como una de esas citas disparatas de 'First Dates' que salen mal

Foto: Tamames y Abascal, durante la moción de censura. (EFE/Chema Moya)
Tamames y Abascal, durante la moción de censura. (EFE/Chema Moya)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La moción de censura entera puede resumirse en una escena: la réplica improvisada de Tamames al PNV, que no recibió aplausos ni de Vox, porque debían haberse escondido los 52 debajo de los escaños. Tamames había mencionado su relación simpática con los presos de ETA cuando estaba preso, con ellos, en la cárcel de Carabanchel. Contó que dio una conferencia a petición de los etarras.

Los comentarios que debió lanzar al WhatsApp Ortega Lara, fundador del partido, no quiero ni imaginarlos. Y todavía le quedaba a Tamames otro turno, después de Sánchez, que aprovechó el candidato, pero ya no había nadie escuchando. Dijo algo de la agricultura y los bosques, pero la sordera era generalizada en el Congreso. La onda de choque del panzazo que se ha pegado Vox con este negocio ha roto los tímpanos. Espinosa de los Monteros, en su última intervención, tenía empapada la frente. Habló de Steve Jobs.

Foto: El profesor Ramón Tamames durante la moción de censura de Vox. (EFE/Chema Moya)

El resto, todas esas horas, este espectáculo surrealista, fueron duras. Abascal pasará la noche de este miércoles mordiendo las sábanas y haciéndolas jirones. En la sesión de tarde del primer día se ausentó, dejó al duelista sin padrino. Ahora que no está Macarena Olona en Vox para que Ortega-Smith le eche la culpa de todo, ¿a quién van a señalar? Si yo fuera Sánchez Dragó, buscaría un guardaespaldas.

El primer discurso de Tamames estuvo bien en la medida en que puede estarlo una tribuna de la Tercera de ABC: dijo cosas sobre el devenir de España y su crepúsculo, cosas que cualquiera entiende, y se quejó de la reforma de la sedición, y del solo sí es sí: asentimientos reposados. También fueron divertidas las pullas a Sánchez y Díaz por alargarse y hacer campaña, pero ¿dónde creía que estaba? Si el economista quería emular a Ortega y provocar un terremoto del Régimen, fracasó. Esto pasará a la historia en la sección Celtiberia Show.

Sánchez repartió el oro que le ofrece Vox con Díaz (...) La necesita fuerte para las elecciones, ahora que Podemos se desintegra

¿Quién ha ganado? Ni siquiera parece tener sentido esta pregunta que siempre se hacen los periódicos, porque han ganado Luis Buñuel, Valle-Inclán y Jardiel Poncela. Respecto a los magros beneficios políticos del espectáculo, Pedro Sánchez repartió el oro que le ofrece Vox con Yolanda Díaz, no por generosidad, sino porque la necesita fuerte para las próximas elecciones, ahora que Podemos se desintegra entre los dientes de Montero.

Sánchez, que todo lo devora, como hace la política con los intelectuales, se reía entre dientes cuando Tamames hablaba, y cuando hablaba él. Era un contestador automático. Yolanda Díaz no: su discurso fue extemporáneo, porque parecía que se lo tomara en serio. En realidad, se tomaba en serio a sí misma: vio la jornada como un trampolín, quiso presentarse como presidenciable. Con el viejo varón delante, marcó las casillas de su formulario: alegría, mujer, juventud, futuro.

Foto: El economista Ramón Tamames (i) y el presidente de Vox, Santiago Abascal (d). (EFE/Juanjo Martín)

Aunque en general fueron dos jornadas duras y largas, era divertido cuando enfocaban a Tamames mientras hablaban los grupos mixtos y regionales porque parecía el comepiedras de La historia interminable. Mención de honor a Ana Oramas, que lanzó el análisis más certero cuando dijo que para qué intervenir, que ella había propuesto que votaran y a casa, sin hablar, porque era ridículo aprovechar convocatoria tan estúpida para hacer propaganda.

Anécdotas hubo, como siempre. Baldoví insultó a alguien, Rufián perfeccionó su pose y hubo uno de Vox que gritó "ho tornaré a fer" porque le habían reprochado que fuera a juicio por defender Gibraltar, o así. Pero lo mejor, las caras de Vox ante las improvisaciones de Tamames. Lo de los presos de ETA y la idea que, según él, tienen los votantes del partido sobre el cambio climático, muy diferente a la línea negacionista oficial.

Y ¿qué más queréis que os diga? En realidad me gustó este largo y tedioso espectáculo. Fue largo como la vida de Tamames, como su vanidad, como su sabiduría: pero fue divertido. Divertido, patético y disparatado como esas citas de First Dates que salen mal.

La moción de censura entera puede resumirse en una escena: la réplica improvisada de Tamames al PNV, que no recibió aplausos ni de Vox, porque debían haberse escondido los 52 debajo de los escaños. Tamames había mencionado su relación simpática con los presos de ETA cuando estaba preso, con ellos, en la cárcel de Carabanchel. Contó que dio una conferencia a petición de los etarras.

Vox Pedro Sánchez
El redactor recomienda