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O ganas o pierdes
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Juan José Cercadillo

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O ganas o pierdes

Difícil decir que ganas o pierdes en los toros... salvo en las novilladas. Donde, aquí séí, o ganas o pierdes. O pones todas tus ganas o pierdes el tren del futuro

Foto: El novillero Francisco de Manuel, con su primero, de nombre Callejito, en la segunda novillada con picadores de la Feria de San Isidro. (EFE)
El novillero Francisco de Manuel, con su primero, de nombre Callejito, en la segunda novillada con picadores de la Feria de San Isidro. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas, lunes, 27 de mayo de 2019

14ª jornada de feria, 2ª novillada con picadores. Tres cuartos de entrada, excelente entrada para una novillada, en tarde muy agradable con apariciones del viento típico de esta plaza que se ve poco y molesta mucho.

Seis novillos de La Quinta, procedencia Santa Coloma, seria de presentación y bien hecha, con los pelos cárdenos típicos, algunos más altos de lo normal en este encaste. El primero bueno pero con embestidas sosas, como casi todo el resto, que también empujaron en el caballo pero en general fueron a menos y rematando siempre las embestidas por arriba, peligrosos cuando hacían hilo.

Ángel Giménez, de coral y oro. Silencio y silencio.

André Lagravere, el Galo, de rosa palo y plata. Silencio y silencio.

Francisco de Manuel, de corinto y oro. Ovación y ovación.

Muy bien todas las cuadrillas en la lidia y banderillas ante toros que tenían más dificultad de la que aparentaban. Destacaron Iván García, Miguel Martín, Fernando Sánchez y Lipi.

O ganas o pierdes... No suele haber otra. Empatar o no terminar, también puede darse el caso. Anular o suspender son otras opciones, ahora que lo pienso. Tratándose de una confrontación o enfrentamiento, todo está tasado, definido y consensuado. A la hora de hacer balance de un encuentro o de un combate, está todo valorado desde el tiempo de los duelos. Podríamos forzar el resultadismo y trasladar a los toros la equis, el uno o el dos de algunos deportes de equipo, o los puntos que en el boxeo va otorgando a cada púgil el jurado por asalto, o la cantidad de segundos que acumulan los cronómetros al acabar cualquier carrera... e interpretar en orejas quién gana, quién pierde o empata.

placeholder El novillero Francisco de Manuel. (EFE)
El novillero Francisco de Manuel. (EFE)

Ya sería muy injusto valorar así toreros, porque el arte no se mide ni tampoco se compara, o se siente o no se siente, y si algo hay que lo mida es la emoción y las ganas con las que das unas palmas o sueltas sin querer un ole. Ambiciosa pretensión valorar en números el arte. Pero si además entra el toro en la ecuación del balance, hasta el algoritmo de Google quedaría en evidencia al no poder trasladar a un simple dígito entendible y comparable todos los detalles que se aprecian cualquier tarde de este arte.

Así que difícil decir que ganas o pierdes en los toros... salvo en las novilladas. Donde, aquí sí, o ganas o pierdes. O pones todas tus ganas o pierdes el tren del futuro. Así era hasta hace años, cuando las ganas contaban de por sí como un gran triunfo. Desde hace ya algún tiempo, se juzga a los novilleros como matadores de toros, en parte porque lo parecen y en parte porque ahora las ganas ya también las tienen y las demuestran todos los que se visten de luces. Hasta los toreros más consagrados, veteranos o con pasta, hasta los menos ambiciosos en acumular los contratos, todos se dejan la vida en una plaza de toros. Y creo que esto desvirtúa un poco el ambiente de Las Ventas las tardes que adolescentes vienen a contarle al mundo que aún quedan quienes prefieren vivir su vida exponiéndosela a un toro y a todo su público.

Ganas pusieron los tres a seis toros de La Quinta, difíciles de comprender por lo variable de sus embestidas. Novillos que derribaban los caballos empujando, que perseguían capotes y banderilleros con velocidad e inquina, que empezaban en las muletas con genio y amenazando pero que de pronto pasaban de la fiesta y de los trastos y empezaban sus miradas al callejón y al tendido y deslucían las tandas hasta dejar a todos fríos.

Muy buen corte Ángel Giménez, al final ya de sus días tras ocho años toreando novilladas por España. Hecho y con aplomo, dará pronto su salto al abismo del escalafón de los mayores, donde toros con más porte ampliarán sus buenas dotes de muletero seguro.

El Galo, mexicano hijo de torero francés de renombre, fue todo voluntad y ganas, en eso consigo mismo quedó empate, no aprecié, sin embargo, que empatizara del todo su estilo con los tendidos. Hecho en el oficio desde que se presentó por México hecho un mico con apenas siete años, debutaba este lunes en Europa y se hará con facilidad, eso es seguro, a la embestida de estos toros. Valor y técnica le sobran para ponerse delante y superar el listón que aquí se pone a los 'güates'.

Francisco de Manuel tiene otro aire, por eso no valen números. Fue el único ovacionado, bien podría ser medida eso de mayor triunfo que el resto, es cierto. Pero ya quedó dicho que eso no sería justo, que cada uno tiene sus cualidades y el público sus gustos. A mí me gustó mucho Francisco por su aplomo y su concepto. Gran toreo de capote, verónicas de verdad de ensueño, y ganas, valor y compromiso, doy fe que no le faltaron.

No sé quién gana o quién pierde en estas tardes de toros, solo puedo asegurar que Francisco ganó un fiel seguidor de su arte, y puestos a no perder, haré por no perdérmelo mientras sigan anunciándole.

Plaza de toros de Las Ventas, lunes, 27 de mayo de 2019