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Por qué nos fascinan descubrimientos científicos que ni siquiera entendemos
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Sergio Ferrer

Cartas al Profesor Farnsworth

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Por qué nos fascinan descubrimientos científicos que ni siquiera entendemos

Todo el mundo habla de las ondas gravitacionales con curiosidad e interés, a pesar de que abarcan conceptos tan difíciles de asimilar como el espacio-tiempo

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(EFE)

Ayer por la mañana dos jóvenes comentaban la noticia en el tren. A la hora de la comida una mesa sacaba el tema en el restaurante. Por la noche, frente a unas cervezas, mis amigos y yo discutíamos su importancia. Estas conversaciones no giraban alrededor del último caso de corrupción política ni del papel de Zidane al mando del Real Madrid, sino de algo tan complejo como la física relativista y el descubrimiento del año: las ondas gravitacionales.

En contadas ocasiones, menos de las que a algunos nos gustaría, la ciencia ocupa las portadas de los periódicos, abre los telediarios y sale de ese reducido círculo de 'groupies' para alcanzar al resto de la población. El descubrimiento del bosón de Higgs en 2012 fue uno de esos momentos en los que, por un momento, el mundo pareció girar en torno a la física. Hoy, las ondas gravitacionales repiten la historia.

Me pregunto por qué unos descubrimientos desatan la euforia —o al menos un interés por encima de la media— y otros no salen del pequeño sector de amantes de la ciencia. Lo que más me llama la atención es que muchos de estos hitos, que incluso acaban formando parte de la cultura pop, son de muy difícil comprensión para el público general. Ni siquiera tienen una aplicación directa: por mucho que la ciencia básica sea un motor fundamental, lo cierto es que a la mayoría de la gente el descubrimiento de las ondas gravitacionales no les cambiará la vida.

Que un organismo científico sea capaz de generar tal expectación demuestra que sí se puede interesar al público por estos avances

¿Por qué resulta tan atrayente saber que el espacio-tiempo hace 'twerking' si ni siquiera comprendemos bien qué es el espacio-tiempo? Una repuesta quizá esté en la capacidad innata del ser humano para sentir curiosidad por un entorno que a veces parece mágico. Los kilométricos brazos del LIGO prometen respuestas a preguntas tan antiguas como quiénes somos, de dónde venimos y por qué estamos aquí.

Aunque no sepamos qué es el espacio-tiempo o las ondas gravitacionales, tranquiliza comprobar cómo la ciencia va iluminando cada rincón oscuro que antes ocupaban los tótems y el miedo. O quizá el motivo por el que nos gusta leer sobre este tipo de investigaciones es porque, en medios llenos de corrupción, refugiados y crisis, es bonito desconectar por un momento para saber un poco más sobre el universo del que formamos parte.

Hay otra lección interesante que podemos extraer del anuncio de esta semana. Aunque en España las noticias científicas cada vez interesan más, lo cierto es que están muy por detrás de otras temáticas [PDF]. Que un organismo científico sea capaz de generar tal expectación —los rumores sobre las ondas gravitacionales comenzaron a finales de enero— demuestra que 'sí se puede'.

No es nada nuevo: la Nasa genera 'hype' desde hace décadas, como demuestra el interés que suscita cada vez que anuncia la misma noticia: que hay agua en Marte. Para que la ciencia guste necesita su parte de 'marketing', y estos éxitos demuestran que es posible lograrlo… y lo beneficioso que es. Aunque con cada rueda de prensa publicitada sin reparos surgen voces que hablan de populismo y humo.

Esto es descubrir la sopa de ajo: claro que es una expectación calculada al detalle con inteligencia. Ojalá los científicos lo hicieran más a menudo. Con las ondas gravitacionales, al menos, lo han conseguido.

Ayer por la mañana dos jóvenes comentaban la noticia en el tren. A la hora de la comida una mesa sacaba el tema en el restaurante. Por la noche, frente a unas cervezas, mis amigos y yo discutíamos su importancia. Estas conversaciones no giraban alrededor del último caso de corrupción política ni del papel de Zidane al mando del Real Madrid, sino de algo tan complejo como la física relativista y el descubrimiento del año: las ondas gravitacionales.

Ondas gravitacionales