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He solucionado todos mis problemas por 35 euros en la Feria Esotérica (creo)
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Sergio Ferrer

Cartas al Profesor Farnsworth

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He solucionado todos mis problemas por 35 euros en la Feria Esotérica (creo)

Después de un garbeo entre ammonites y tarotistas he llegado a la conclusión de que no sé cuál es la pregunta, pero que la respuesta es sin duda 'cerveza'

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Hasta el 13 de marzo pueden visitar la Feria Esotérica de Atocha para equilibrar sus chakras, encontrar el amor y comprar algún colgante de lo más molón. Lo sé porque ayer, después de leer el cartel con demasiada precipitación, entré en lo que yo pensaba que era la Feria Erótica de Atocha para descubrir un mundo nuevo y místico. A pesar del error decidí quedarme; no sé ustedes pero yo tengo muchísimos problemas.

Tras una 'putivuelta' inicial algo tímida me llamó la atención un señor que leía los secretos de la mano... con un ordenador. Sólo había que colocarla en un escáner y una impresora sacaba un papel con tu destino. No me quedó muy claro si ese caballero sabía de verdad leer las manos o si todo el trabajo lo hacía la máquina, pero asombrado ante el avance tecnológico de la inteligencia artificial me animé a probar.

Ocho segundos y cinco euros después tenía en mi poder el papel que me guiaría por los tortuosos senderos de la vida, además de provocarme un infarto debido a los flagrantes errores ortográficos. "ATENCION: ten guidado con tus inpulsos. Son a vecez violentes y, ademas, con algunas cervezas en el cuerpo,..." (sic). Al margen de su prosa poco cuidada, el ordenador parecía conocerme bien. Prometo controlar mis 'inpulsos' y las cervezas este fin de semana.

Me alejé de ese puesto haciendo cálculos: cinco euros por imprimir un papel, ¿por qué diantres he estudiado una carrera? La cara que se me quedó era perfecta para camuflarme en el lugar. Aunque la lectura había acertado de lleno. "El amor es muy importante para usted", "usted sabe apreciar el dinero", "el sexo tiene sus altibajos", "eres muy inteligente y astuto"... ¿Cuántas personas podría haber en la feria que se identificaran con esas frases? Seguro que menos de cien. ¡Increíble!

Cual restaurante americano con las paredes llenas de objetos sin contexto ni relación, la feria mezcla palabros científicos y religiosos de forma encomiable

Estaba claro que necesitaba más consejo, pero el ordenador-vidente había concluido en un arrebato de humildad que "no puede ver dónde se siente bien o cuáles son las piedras que le pertenecen" (sic). Tocaba seguir caminando. En una sala, varias personas veían la charla grabada en vídeo de un tal 'Babita Rani' cuyo turbante servía de garante de sus capacidades místicas. Me senté en la última fila de un pequeño auditorio medio vacío, repitiendo en voz baja un nombre que me parecía de lo más gracioso. Babita Rani. Babita Rani.

Justo en ese momento el gurú Rani se puso a hablar de un tal Platón y su caverna. Me vino la imagen a la mente de una joven intentando ligar con citas de Murakami. Podrás impresionar a otros, pero a otro perro con ese hueso. No había venido a escuchar una clase de filosofía de 4º de la ESO. Me levanté y salí mientras me preguntaba si encontraría alguna respuesta a mi hastío existencial. Entonces vi algo guay de verdad.

Era un colgante de ammonites que por doce euros me prometía un doble combo: protección contra la mala suerte y un 'look' paleontológico de lo más 'trendy' con un toque 'casual'. Me sabía un poco mal que una especie de molusco que dominó los mares durante casi 300 millones de años hubiera acabado en un expositor al lado del estanque de las tortugas de Atocha, así que me vi en la obligación moral de rescatarlo. Todavía no sabía bien cuáles eran mis problemas, pero no me faltaría paleoprotección contra ellos.

Estaba pensando en mi ammonites cuando llegó la revelación y comprendí qué hacía maravilloso a este lugar. Cual restaurante americano con las paredes llenas de un batiburrillo de objetos sin contexto ni relación, la feria mezcla palabros científicos y religiosos con una aleatoriedad encomiable. Gurús hindúes y fósiles. Hologramas cuánticos y buda. Átomos de energía libre y diosas hindúes. 'Ciencia de la espiritualidad' y estampitas de santos. Todo vale.

Sí me quedé algo preocupado porque otros aromas prometían solucionar desmayos, depresiones y desórdenes cardíacos

Para mi desgracia, entre todo ese abanico de posibilidades, el objeto que más atrajo mi interés no estaba a la venta: una figurita de Tornasol con su péndulo que habría comprado gustosamente de haber podido, pero que tuve que conformarme con observar desde la lejanía. Enfrente del olvidadizo profesor de Tintín encontré algo útil: ambientadores que, a diferencia de los de Bosque Verde, tenían propiedades fuera de lo común.

Por sólo ocho euros podía hacer que mi casa oliera a sándalo —por fin sé a qué huele el sándalo— y además curar mi insomnio. Adjudicado. Sí me quedé algo preocupado porque otros aromas prometían solucionar desmayos, depresiones y desórdenes cardíacos, algo que en mi infinita ignorancia parecía requerir los consejos de un médico más que un poco de olor a lavanda. Pero como la publicidad del puesto advertía en pequeño que "las propiedades son únicamente a título informativo" y que "de ningún modo debe interpretarse como consejo para curar o aliviar enfermedades" me quedé más tranquilo. No inducía a error.

Ya sabía que debía beber menos cerveza, tenía la protección de mi molusco cretácico, un ambientador para dormir mejor, los sabios consejos de Platón y el inolvidable recuerdo de Tornasol. Sólo faltaba resolver una cuestión biológica: el amor. Y eso iba a requerir de toda la artillería pesada. ¿Sesiones bioenergéticas a 35 euros? Se salía de mi presupuesto. El ojo turco valía la mitad pero me pareció demasiado 'mainstream'. Los hologramas cuánticos por cinco euros prometían, pero eran feos de cojones y en el fondo me daba miedo ponerlos al revés y destruir el espacio-tiempo.

ATENCION: ten guidado con tus inpulsos. Son a vecez violentes y, ademas, con algunas cervezas en el cuerpo,...

Aunque el ordenador-pitoniso me había advertido en contra de los consejos de otros —"que no le confundan"— me decidí por el clásico tarot. Una "experta en consultas de amor" parecía lo más indicado para mis problemas. No llevaba suficiente para una limpieza de aura, pero a cambio de diez euros me ofreció contestar a una única pregunta, la que yo quisiera. No me escamó que no supiera qué pregunta quería hacerle, pero para no asustarla dije que era sagitario en vez de ofiuco, el Slytherin de la astrología.

A la hora de la verdad me asaltó la duda. Quizá debería averiguar cuándo me subirán el sueldo, o cómo quedará el Valencia - Atleti del domingo. Me mantuve firme e hice la pregunta planeada: "¿Debería romper con mi pareja?". No me arrepiento. Ahora sé que tenemos química, pero que me dirijo a un precipicio porque ella me ha clavado un cuchillo por la espalda, entiendo que de forma metafórica. La relación es tóxica y está en mi mano sanarla... o cortar por lo sano. Yo mando. En cualquier caso, parece que marzo será un buen mes para renacer.

Salí de Atocha hecho un mar de dudas, pensando en cómo se deja a una novia que no tienes, con lo justo en la cartera para una muy necesaria cerveza y la incógnita de cuándo y dónde será la dichosa Feria Erótica que sin duda arreglará por fin todos mis problemas. Si no siempre puedo volver a intentar mangar esa maldita figura de Tornasol. Mientras apuraba la caña recordé un dicho de mi tierra: si se soluciona con dinero no es un problema.

Hasta el 13 de marzo pueden visitar la Feria Esotérica de Atocha para equilibrar sus chakras, encontrar el amor y comprar algún colgante de lo más molón. Lo sé porque ayer, después de leer el cartel con demasiada precipitación, entré en lo que yo pensaba que era la Feria Erótica de Atocha para descubrir un mundo nuevo y místico. A pesar del error decidí quedarme; no sé ustedes pero yo tengo muchísimos problemas.

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