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Nadie entiende de emprendimiento (ni siquiera los emprendedores)
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Carlos Otto

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Nadie entiende de emprendimiento (ni siquiera los emprendedores)

Por mucho que se sepa del sector del emprendimiento, las probabilidades de equivocarse son muy altas. Más del 50% de las empresas en España acaban muriendo antes de cumplir cinco años

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De cuando en cuando se me acercan emprendedores para enseñarme su startup y preguntarme qué opino de ella. Mi respuesta casi siempre es la misma: los periodistas no tenemos ni idea de emprendimiento. Por nuestra experiencia podemos tener un mínimo foco, recordar qué ha funcionado y qué no, cuáles pueden ser las tendencias..., pero en realidad no tenemos ni pajolera idea. Si los periodistas supiéramos de emprendimiento no estaríamos escribiendo sobre startups, sino montándolas.

En realidad esta frase no es mía, se la he copiado al inversor Luis Cabiedes, que en alguna charla la ha aplicado a su gremio: “Los inversores no sabemos de emprendimiento. Si supiéramos, no estaríamos invirtiendo en startups, sino montándolas nosotros mismos”.

Estas dos afirmaciones a veces encuentran ejemplos concretos. En octubre de 2013, en plena moda mediática del emprendimiento (cuyos máximos responsables seguramente fuimos los propios periodistas), TVE lanzó Tu Oportunidad, un programa en el que diversos emprendedores buscaban financiación ante una serie de inversores.

'Los inversores no sabemos de emprendimiento. Si supiéramos no estaríamos invirtiendo en startups, sino montándolas'

De entre todos los casos que aparecieron en el programahubo uno que me llamó especialmente la atención: la negociación con ByHours, una empresa de reservas de hotel no por días, sino por horas.

En un momento dado, el inversor Gonzalo Cierva manifestó sus dudas sobre esta empresa, argumentando que si un hotel ya está acostumbrado a alquilar una habitación durante una jornada, no iba a querer hacerlo durante menos horas y por menos dinero. A pesar de que no tengo ni idea de emprendimiento, el planteamiento me llamó la atención, ya que yo lo veía claro: lo que piensen los hoteles da exactamente igual, porque aquí el que manda es el usuario. En cuanto uno, dos o tres hoteles lo hagan, el resto tendrá que hacerlo si no quieren quedarse fuera. Y la empresa ya cuenta con 400 hoteles en cartera, así que tan mala idea no parece.

Cuando los inversores se equivocan

Pero bueno, oye, es muy fácil opinar desde el sofá de casa. Al final ByHours aceptó una oferta de inversión que hasta donde yo sé luego no llegó a concretarse, pero al menos la difusión mediática les vino estupendamente. Sin embargo, viendo que un inversor acreditado tenía dudas sobre algo que yo veía tan claro, quise seguir la trayectoria de la startup.

En abril de 2014, menos de un año después de la grabación del programa, ByHours cerró una ronda de financiación de 2,6 millones de euros. A día de hoy, la startup está ampliando horizontes y ya está operando en Londres. Así que parece que, aun a espera de futuros resultados, el proyecto no parecía tan malo, ¿no?

Ahora bien,¿hemos de machacar al inversor por equivocarse? En absoluto. Nadie tiene una bola de cristal, cualquiera puede equivocarse. Además, seguro que Gonzalo de la Cierva ha aprendido mucho más que nosotros de todo esto, al igual que cualquier inversor que decide no invertir en un proyecto que luego demuestra tener recorrido.

Cuando los periodistas se equivocan

Pero no me olvido de los periodistas. Hace poco, la prensa tecnológica de medio mundo (especialmente de EEUU), se deshacía en alabanzas hacia Meerkat, una app de vídeo en directo para Twitter que nació hace poco más de un mes. Y hasta tal punto se le dio bomboque Meerkat levantó 14 millones de dólares de financiación en un tiempo récord.

Lo malo es que el mismo día que Meerkat anunció su ronda, Twitter lanzó Periscope, una app que competía con Meerkat en el mismo segmento. Y los resultados han sido palmarios: mientras Periscope ha triunfado, Meerkat parece aventurarse a una muerte prematura, del mismo modo que la prensa tecnológica ha (hemos), quedado en entredicho.

¿Hay que matar a los periodistas tecnológicos por tan acertada premonición? Pues hombre, quizá debimos ser más cautos, pero parece injusto cargarle la culpa a la prensa, que también tiene sus sesgos y comete errores. Eso sí, la próxima vez tendremos que ir con más cuidado porque, aunque en España apenas le hicimos caso a Meerkat, el ejemplo de Gowex nos sigue tirando de las orejas a todos.

Los emprendedores tampoco saben de emprendimiento

Entonces, ¿quién sabe de emprendimiento? ¿Los emprendedores? Pues tampoco, oiga. Cualquiera que haya montado una empresa o que suela estudiar el sector sabe que la mortalidad empresarial en España es muy alta. Incluso en los años de bonanza, más del 50% de las empresas acababan muriendo antes de cumplir cinco años.

¿Quiere decir esto que los emprendedores españoles son idiotas? En absoluto, ya que las cifras del resto de países son muy similares a las nuestras. ¿Quiere decir, entonces, que más del 50% de todos los emprendedores mundiales son idiotas? Que no, hombre, que no.

Cualquiera que haya montado una empresa o que suela estudiar el sector, sabe que la mortalidad empresarial en España es muy alta

Lo único que esto quiere decir es lo siguiente: emprender es duro de cojones. Ypor mucho que sepas de un sectorlas probabilidades de que te la pegues son altísimas: puede que te equivoques en la idea, o en el modelo de negocio, o que tu competencia te aplaste, o que elijas mal al equipo, o que la economía caiga... o, simple y llanamente, que tengas mala suerte. Y del mismo modo que no eres ningún superhéroe por montar una empresa, tampoco eres un superlerdo por no sacarla adelante.

Entonces, ¿hay que vapulear al inversor por equivocarse? En absoluto, él aprenderá del error mejor que nadie. ¿Hay que criticar a los periodistas por equivocarse? Seguramente tampoco, ya aprenderán (aprenderemos), a controlar la euforia.

¿Y al emprendedor? ¿Hay que machacar al pequeño emprendedor que fracasa con su empresa? De ninguna de las maneras. Porque son ellos los que crean el 99,9% de nuestras empresas y el 73,4% de nuestro empleo. Y porque, aunque el mero hecho de montar una empresa no significa que debamos besar el suelo que pisa, a mí un tío que monta un proyecto y le echa un par de narices para sacarlo adelante siempre me merecerá el máximo respeto.

De cuando en cuando se me acercan emprendedores para enseñarme su startup y preguntarme qué opino de ella. Mi respuesta casi siempre es la misma: los periodistas no tenemos ni idea de emprendimiento. Por nuestra experiencia podemos tener un mínimo foco, recordar qué ha funcionado y qué no, cuáles pueden ser las tendencias..., pero en realidad no tenemos ni pajolera idea. Si los periodistas supiéramos de emprendimiento no estaríamos escribiendo sobre startups, sino montándolas.