Es noticia
Ojo, emprendedor: la Ley de Segunda Oportunidad puede no ser tan positiva
  1. Tecnología
  2. #emprendedorfurioso
Carlos Otto

#emprendedorfurioso

Por

Ojo, emprendedor: la Ley de Segunda Oportunidad puede no ser tan positiva

Si tu negocio entra en quiebra, podrás acogerte a la Ley de Segunda Oportunidad para facilitarte el empezar de nuevo. Pero ojo, que no es oro todo lo que reluce y hay detalles a tener en cuenta

Foto:

Era una ley muy demandada y, aun con opciones de enmiendas que la mejoren, ya la tenemos aquí. La llamada Ley de Segunda Oportunidad (que también incluye a todo tipo de ciudadanos) era uno de los mayores anhelos de los más de tres millones de emprendedores y empresarios de nuestro país, que venían tiempo reclamando una serie de iniciativas que les ayudasen en caso de que su negocio fracasase y quisieran emprender uno nuevo.

Sin embargo, y a pesar de lo esperada de esta ley, si eres emprendedor y estás pensando en acogerte a ella has de saber que alguno de sus puntos seguramente no te gusten tanto.

En algunas quejas seguramente no lleves toda la razónpero, en cualquier caso es necesario que conozcas alguno de los puntos que harán que, antes de acogerte a esta ley, te lo pienses dos veces.

1.- Las deudas públicas no están incluidas. En principio la ley fue propuesta por los colectivos de representación de autónomos para que, en caso de que su proyecto o negocio fracasase, los trabajadores por cuenta propia no arrastrasen de por vida las deudas adquiridas y pudiesen iniciar una segunda aventura emprendedora sin permanecer atados a dichas deudas.

Sin embargo, esta Ley de Segunda Oportunidad excluye del trato un tipo de deudas: las adquiridas con Hacienda y la Seguridad Social. El emprendedor sí podrá optar a ver exoneradas sus deudas privadas (bancos, proveedores...), pero en ningún caso las públicas. Un mediano palo para el colectivo, cuyo gran porcentaje de deudas suele proceder, precisamente, de Hacienda y la Seguridad Social.

2.- Cinco años en una 'lista de morosos'. Si como emprendedor te acoges a esta medida, lo cierto es que tu nombre quedará impreso en el Registro Público Concursal durante los siguientes cinco años. Esto significa no sólo que durante ese tiempo tu deuda será de titularidad pública, sino que, además, tu inclusión en dichalista de morososseguramente pueda perjudicarte en un futuro próximo en caso de que quieras pedir algún tipo de préstamo.

Una medida lógica para unos, unos escarnio público para otros, pero lo cierto es que así lo dicta el reglamento de la ley.

3.- Posible revocación durante cinco años. El hecho de que se te conceda esta segunda oportunidad como emprendedor no significa que esta decisión sea definitiva. En los cinco años posteriores a esta concesión, tus acreedores podrían solicitar que se te revoque la exoneración de la deuda si detectan que estás obteniendo ingresos mediante economía sumergida o si tu situación económica “mejorase sustancialmente de manera que pudiera pagar todas las deudas pendientes sin detrimento de sus obligaciones de alimentos”.

En principio parecen dos requisitos medianamente lógicos, pero abren puertas a la duda: ¿cómo se puede valorar que tu situación económica “mejora sustancialmente”? Y si recurres a la economía sumergida, ¿por qué cantidad se podrá pedir que te revoquen la exoneración de la deuda? ¿Quién va a determinar si dicha revocación es “sin detrimento de tus obligaciones de alimentos”?

Las respuestas a todas estas preguntas son la misma: un juez. Si te toca litigar con tus acreedores, te tocará pagar. Y si se da ese caso, más te vale haber mejorado muy sustancialmente tu situación económica, porque tendrás que afrontar un juicio que, seguramente, será costoso.

Era una ley muy demandada y, aun con opciones de enmiendas que la mejoren, ya la tenemos aquí. La llamada Ley de Segunda Oportunidad (que también incluye a todo tipo de ciudadanos) era uno de los mayores anhelos de los más de tres millones de emprendedores y empresarios de nuestro país, que venían tiempo reclamando una serie de iniciativas que les ayudasen en caso de que su negocio fracasase y quisieran emprender uno nuevo.