Hasta los diodos
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Muere el segundo cuerpo corrupto de Jeff Bezos
El cuerpo del gran líder ha muerto hoy en su estación espacial, en tránsito a Ceres. Su consciencia espera ahora la puesta a punto de su nuevo clon
(Agencia Mars Press). Hoy, 4 de febrero de 2121, ha muerto Jeff Bezos. La consciencia del magnate, filántropo y líder del sistema solar, fue cargada en la nube AWS a las 4:20 SSTC, dejando detrás su segundo cuerpo en lo que va de milenio.
El gran líder comenzó su gloriosa carrera en 1995 vendiendo libros en internet, la protorred terrestre que precedió al sistema de comunicación transplanetario Blue Web que el propio Bezos fundó en 2053.
En solo 27 años terráqueos, su ingenio sin parangón consiguió convertir una humilde página web llamada Amazon en un imperio mundial de venta de productos y servicios de 1,7 billones de dólares. En esas primeras décadas, la mente más grande que ha conocido la historia de la humanidad logró hazañas que la mayoría creía imposibles.
Bajo su mando, Amazon puso en marcha su icónica estructura de gigantescos centros de distribución que todavía florece a nivel interplanetario. En ese proceso, el bienamado caudillo eliminó cualquier traza del comercio local que dominó la Tierra hasta finales del siglo XX, demostrando al fin que eran reliquias ineficientes e innecesarias. Sus competidores no fueron capaces de hacer frente al intelecto de Bezos, que no dudó en absorber a otras compañías o copiar sus modelos de negocio para después destruirlas con precios más bajos, aunque fuera perdiendo dinero.
Fue durante esos años cuando su obsesión con la optimización de costes y beneficios llevó a Bezos a implementar su política de destrucción de cientos de millones de productos devueltos, llevando al vertedero o quemando la mayoría de cosas que sus clientes no querían.
El magnánimo líder empresarial dio la oportunidad de trabajar dignamente a millones de personas, desde transportistas a trabajadores humanos en sus grandes centros de distribución. Estos últimos eran monitorizados permanentemente para optimizar su actividad hasta el punto de tener que orinar en botellas — una práctica considerada entonces “humillante” — para no perder el tiempo y así poder servir miles de millones de pedidos a clientes ávidos por recibir productos a los mejores precios imaginables.
Durante la segunda gran crisis de la Gran Pandemia de los 30 Años, Bezos luchó con la ayuda de las autoridades de varios países contra grupos terroristas y sindicatos que exigían condiciones laborales “dignas” después de que el virus mutante acabara con la vida de decenas de miles de trabajadores. Afortunadamente, en 2049, Amazon Robotics eliminaría por completo la necesidad de humanos en toda la cadena de distribución de la compañía. Esto tendría también otros efectos que ahora parecen de broma. Por ejemplo, la compañía ya no tendría que pelear para quedarse con las propinas a los trabajadores o recortar sueldos.
Pero todas estas prácticas, “nauseabundas” para los autoproclamados defensores de los derechos humanos de la época, en realidad formaban parte de un genial plan maestro para salvarnos a todos de la autodestrucción.
Fue precisamente en los comienzos de la Gran Pandemia —el 2 de febrero de 2021— cuando Bezos decidió dejar su puesto como consejero delegado de Amazon para concentrarse en su otra pasión: la colonización del sistema solar a través de la gran aventura que fue Blue Origin.
En los años que siguieron a esa dimisión, y mientras varias mutaciones del virus Covid-19 mantuvieron a gran parte de la población aislada, Bezos puso en marcha la estrategia que culminaría en la primera ciudad lunar, independiente de cualquier país terrestre.
Las décadas que siguieron a esa magnífica proeza no estuvieron libres de polémica. Quizás la más sonada fue cuando se descubrió que el gobierno de Arabella Kushner-Trump —la quincuagésimo primera presidenta de los Estados Unidos— había usado la omnipresente red de dispositivos Alexa para capturar información con la que identificar y ejecutar a más de 250.000 personas acusadas de planear un golpe de estado.
Fueron tiempos turbulentos en el planeta madre. Las catástrofes climáticas y biomédicas, solapadas con conflictos militares, hicieron que las peores pesadillas distópicas se hicieran realidad.
Fue en ese momento cuando Bezos decidió asentarse en su ciudad lunar. Bajo su plan maestro, la urbe comenzó a crecer vertiginosamente. Su población se nutrió inicialmente de humanos que debían pasar estrictos controles de inmigración para garantizar la pureza genética y moral que asegurase la supervivencia de la especie y el éxito de la megalópolis. En unas décadas, la ciudad fue extendiéndose hasta hacerse con el control de más del 60% del satélite en 2104.
Ese mismo año marcaría la primera muerte de Jef Bezos después de varias terapias génicas para la extensión de su vida. Afortunadamente, científicos de Amazon Cybernetics fueron capaces de cargar su conciencia en los servidores de AWS para luego descargarla en un cuerpo clonado varios meses después.
Desde entonces, el proceso ha sido optimizado y se espera que el líder Bezos vuelva al mundo físico en apenas dos días estándar. Menudo cabronazo está hecho.