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El fiasco de España con la 'app' de rastreo del covid nos deja tres amargas lecciones
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Manuel Ángel Méndez

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El fiasco de España con la 'app' de rastreo del covid nos deja tres amargas lecciones

España ha aplazado una y otra vez su proyecto para probar una 'app' de rastreo de contactos. De poder liderar en Europa hemos pasado a la cola. Esta es la intrahistoria de un fracaso

Foto: Carme Artigas, secretaria de Estado de digitalización e inteligencia artificial. (Sedia)
Carme Artigas, secretaria de Estado de digitalización e inteligencia artificial. (Sedia)
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A la cabeza en Europa en muertes e infectados por coronavirus, los últimos en probar un sistema que podría ayudar a evitar un rebrote. Es la cruda realidad, otra más, que España debe asimilar y que explica muy bien una de las grandes paradojas de nuestro país: estábamos preparados mejor que nadie para liderar la respuesta tecnológica al covid y hemos acabado en el vagón de cola europeo.

Justo en la semana en la que millones de personas en Alemania, Italia, Dinamarca o Lituania se descargan una 'app' gubernamental para rastrear el covid, cuando Suiza, Portugal, Austria, Bélgica o Finlandia lo harán muy pronto, y cuando Francia o Reino Unido la llevan probando durante semanas —aunque con polémica—; España se queda en tierra de nadie, con un 'piloto fantasma' en La Gomera (Canarias) que no empezará hasta julio (tras varios retrasos) y una 'app' a nivel nacional que, en el mejor de los casos, no vería la luz hasta septiembre. Mientras, en Alemania, su 'app' lleva ya 10 millones de descargas.

"Ahora ya, para qué. Llegamos tardísimo. Nadie en la secretaría de Estado digital lo va a reconocer de forma oficial, pero es muy probable que dejen pudrirse el proyecto en un cajón rezando para se hable lo menos posible del asunto". Así describe una fuente con conocimiento directo de lo que ocurre ahora mismo en el seno del Gobierno entre la Sedia —Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial— y Sanidad, una situación que otra fuente califica como "diálogo de sordos".

Foto: Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial desde el pasado 14 de enero.

Durante las últimas semanas, en El Confidencial hemos hablado con más de una veintena de fuentes involucradas en este proyecto para entender cómo España se ha convertido en el cero a la izquierda del tablero europeo en una materia en la que debíamos (y podíamos) ser los primeros. Muy pocas quieren revelar su identidad, unos porque han renunciado a su puesto en la Sedia tras el caos y temen poner en riesgo su futuro profesional y, otros, porque aún trabajan para el Gobierno o tienen contratos vigentes. Pero todos coinciden en un frente: es imperdonable que, con la temporada turística a punto de arrancar, con media Europa volcada en probar estas 'apps', en España no se haya empezado siquiera el piloto de Canarias, del que, en realidad, nadie sabe absolutamente nada.

El resumen, la foto global, es sencilla y la hemos contado aquí: Sedia no ha sabido vender la idea a Sanidad, Illa, Simón y compañía creen que la 'app' no serviría de nada, y todos nos quedamos sin un sistema que tal vez, solo tal vez, hubiera podido ayudar a evitar rebrotes. Los detalles, sin embargo, son los que de verdad importan.

Esta es la intrahistoria de uno de los grandes desastres tecnológicos de la administración española que nos deja tres amargas lecciones.

El desastre de la secretaria de Estado digital

Hay una fecha clave en todo este entuerto, un antes y un después: el jueves 16 de abril. Ese día, en pleno confinamiento, la secretaria de Estado de digitalización, Carme Artigas, confirma oficialmente en un 'briefing' con periodistas que España apostaba por el modelo descentralizado de la 'app', el que garantizaba al 100% la privacidad de los ciudadanos. Sería su último contacto 'en abierto' y oficial con la prensa.

Por detrás, paradójicamente, la Sedia nunca entró en contacto directo y continuo con el grupo de expertos en Suiza que lidera en Europa el despliegue de 'apps' descentralizadas a través del protocolo DP-3T, integrado con el sistema de Apple y Google. Al frente de ese grupo se encuentra una española, Carmela Troncoso, ingeniera de telecomunicaciones e investigadora de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL). Dicho de otra forma: España era el único país que contaba con 'uno de los suyos' asesorando a varios países europeos en 'apps' de rastreo, el único que partía en la mejor situación para situarse a la cabeza pero, en lugar de ello, fue el único que no logra establecer una relación de trabajo con Troncoso y su equipo.

Ha habido una falta de transparencia imperdonable. ¿A quién se ha contratado en Canarias? ¿Por cuánto? ¿Cómo se van a medir los resultados?

"Nunca tuvimos una colaboración de ningún tipo, la verdad. Tampoco han contactado con nadie del DP-3T para el piloto de Canarias. Los motivos los desconozco", explica Troncoso a este diario desde Suiza. Otras fuentes consultadas confirman que Sedia "lleva meses sin hablar con absolutamente nadie del entorno del DP-3T. Es de locos. Tienes a un grupo de expertos que llevan tiempo trabajando en esto, que te pueden ahorrar todo el tiempo del mundo, y ¿no hablas con ellos?".

Esta ausencia de habilidad para establecer una sólida relación de trabajo con expertos europeos se ha dado también de puertas hacia dentro, entre Sedia y Sanidad. Mientras otros países montaron equipos interdisciplinares de tecnólogos, epidemiólogos y científicos para entender las necesidades de sus ministerios de Sanidad correspondientes y 'venderles' bien el proyecto, en España Sedía "fue por libre", señalan varias fuentes. En Alemania un equipo del Robert Koch Institute, responsable del control y prevención de enfermedades infecciosas, junto con el CISPA, el mayor organismo de ciberseguridad del país, lideran con el Gobierno el desarrollo de la 'app'. En Italia, el investigador Ciro Catutto, del centro de investigación científico ISI Foundation, asesora desde el primer momento. En Francia se involucra al INRIA, el Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automatización. En Suiza, el experto en salud digital Marcel Salathé y profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), es una de las personas clave. En Reino Unido, el profesor Christopher Fraser, de la Universidad de Oxford, también es requerido. ¿Y en España?

placeholder Juergen Mueller, el jefe tecnológico de SAP, en la presentación de la 'app' de rastreo de contactos alemana esta semana en Berlín. (Reuters)
Juergen Mueller, el jefe tecnológico de SAP, en la presentación de la 'app' de rastreo de contactos alemana esta semana en Berlín. (Reuters)

"En España ha faltado esto, involucrar a un centro científico y de investigación de prestigio. Y los hay. ¿Para qué quieres, por ejemplo, el IMDEA de Madrid si no lo usas? No ha habido ningún epidemiólogo de prestigio ayudando en desarrollar el proyecto, y también los hay. Si tú formas este equipo interdisciplinar, vas a Sanidad desde el primer día, que es tu cliente, y le preguntas ¿cómo podemos ayudar? ¿qué necesitáis? Y si tienes contacto con el resto de grupos internacionales, el resultado habría sido muy diferente", explica una fuente conocedora del desarrollo del proyecto, que asegura, igual que otras fuentes consultadas, que la Sedia nunca involucró correctamente a Sanidad desde el inicio. "Es un gobierno nuevo, no se conocen entre ellos, no hay confianza. Pero eso es justo lo que tienes que lograr".

En lugar de formar equipos interdisciplinares, ganarse a Sanidad y crear una estrategia clara y transparente, la Sedia optó por el hermetismo absoluto. "Es algo imperdonable, ha habido una falta de transparencia nunca vista antes. El mejor ejemplo es el piloto de Canarias. ¿A quién se ha contratado? ¿Cómo se va a hacer? ¿Por qué se ha escogido Canarias? ¿Cómo se van a medir los resultados? Nadie ha explicado nada. A estas alturas, cuando todos los países ya han lanzado su 'app' o están en pleno piloto, que en España aún no se sepa ni qué se va a hacer en Canarias es grave".

Indra es la compañía escogida por la Sedia para el proyecto, aunque se desconoce el montante del contrato, las fases, los objetivos... Fuentes consultadas señalan que es viable lanzar una 'app' de rastreo de contactos a nivel nacional por entre 100.000 y 200.000 euros, pero se desconoce la cuantía del contrato otorgado a Indra. Además, ninguno de los integrantes del equipo de la firma del Ibex-35 ha consultado con nadie del proyecto DP-3T en España o a nivel europeo. "Es imposible que puedan tener algo listo antes de septiembre, hay que probar muchas cosas".

placeholder Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.
Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.

La falta de transparencia y estrategia clara generó la otra gran bomba de relojería interna: una fuga de talentos en la secretaría de Estado digital descontentos por el trato personal y profesional. Carme Artigas incorporó a expertos como Pablo Rodríguez, ex de Telefónica y, según múltiples fuentes, defensor hasta el final de la opción centralizada que ha generado tantos problemas en Francia y Reino Unido. Otra experta clave de la Sedia, Mara Ballestrini, especialista en diseño de interfaces y responsable de coordinar parte de los contactos internacionales con otros países, apostó sin embargo desde el inicio, según confirman varias fuentes, por la vía descentralizada, como al final hizo toda Europa. La visión de Ballestrini, que no ha querido hablar con El Confidencial para esta información, chocó con la de Artigas y Rodríguez. Harta de los desplantes internos y la falta de rumbo, abandonó la Sedia en mayo, igual que más de media docena de funcionarios y personal técnico.

Se había producido la tormenta perfecta. Si ni la propia Sedia era capaz de montar un proyecto creíble, ¿cómo iba a convencer a Sanidad de subirse al barco?

El sistema sanitario español no está listo

Las conversaciones entre Sanidad y la Sedia fueron escasas y siempre en un mismo sentido: los técnicos de Sanidad, desde el propio Fernando Simón hasta los asesores de Salvador Illa, no estaban convencidos. Su principal temor era que la 'app' generase un alud de datos que no iban a ser capaces de procesar. Muchos epidemiólogos tampoco veían la idea con buenos ojos. Los datos de otros experimentos, como el de Singapur, no eran buenos, solo 8 infectados confirmados por cada 1.000 detectados por la 'app'. Los falsos positivos eran un problema real.

A Sanidad no le faltaba razón. La infraestructura de pruebas PCR en atención primaria de España estaba —y aún sigue en buena parte— en pañales y los sistemas de rastreo de contactos tradicionales son aún muy deficientes en la mayoría de CCAA. ¿Para qué añadir una 'app' que va a identificar miles de posibles contagiados a los que no voy a poder testear ni rastrear? Sanidad estaba siendo honesta consigo misma, el sistema sanitario no está aún preparado para esto.

placeholder El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. (EFE)
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. (EFE)

Algo parecido habían pensado en Italia y Alemania. Luca Ferretti, un epidemiólogo del Oxford Big Data Institute y asesor del Gobierno Italiano, había alertado del mismo riesgo en su país: nadie había pensado bien qué hacer con las personas que reciben una notificación en la 'app'. Sin test PCR masivos a sospechosos y una red de rastreadores de contactos tradicionales bien engrasada, la tecnología iba a servir de poco. Además, hay que formar a los médicos, enfermeras y a todo el personal técnico en cómo usar la 'app' y sus notificaciones. La reacción de Sanidad en España era de esperar: no queremos más líos.

Sin embargo, pese a todas las dudas, Italia, a diferencia de España, acaba de estrenar esta semana su 'app' de rastreo de contactos para todo el país. ¿Es mucho mejor su sistema sanitario en infraestructura PCR y de rastreo tradicional? "No realmente. Tampoco lo es el de Suiza, está mucho menos digitalizado que el español, y aún así están en pleno piloto de la 'app'. La diferencia es que supieron explicar el valor de probar, hubo un equipo de tecnólogos y epidemiólogos detrás que se lo creyeron y convencieron a Sanidad. Si a mi me plantean que sea atención primaria la que lidie con las notificaciones de la 'app', probablemente diga lo mismo, ni hablar. Pero igual había otras formas de afrontar el proyecto", explican fuentes consultadas.

El sistema sanitario español no estaba (ni está) preparado, cierto. Pero tampoco había una estrategia clara diseñada por Sedia para anticiparse a esta situación y ganarse el apoyo de Sanidad, como sí ha ocurrido en otros países. El resultado: la nada.

Es una gran oportunidad perdida

Todo esto nos ha llevado a la situación actual. Está a punto de arrancar la temporada vacacional en España y ya están llegando los primeros turistas a nuestras costas, 2.300 alemanes solo en Baleares este fin de semana. Muchos tendrán una 'app' instalada en sus móviles que no servirá de nada en nuestro país. Esta semana, Bruselas anunciaba una guía para lograr la interoperabilidad de estas 'apps' de rastreo en la UE. España, como potencia turística, debía tener ya lista la suya aunque solo fuera para dar una sensación de tranquilidad a los turistas recién llegados. Hubiera sido la oportunidad perfecta para probar la efectividad a gran escala de este sistema y ser pioneros en Europa.

placeholder La 'app' de rastreo de contactos suiza. (Reuters)
La 'app' de rastreo de contactos suiza. (Reuters)

"No hablaría aún de fracaso absoluto, si la 'app' de Alemania e Italia funcionan, puede que la cosa se reactive en septiembre. Pero, desde luego, hemos perdido una oportunidad enorme de liderar en algo en lo que lo teníamos todo de cara", explica una fuente cercana al proyecto español, quien señala además que lo poco que se conoce del piloto de La Gomera no augura nada bueno.

Especialistas consultados señalan que Baleares habría sido la opción perfecta para realizar el piloto en España y se quedan perplejos por la elección de La Gomera, una isla de apenas 20.000 habitantes. En los dos últimos meses, varias CCAA expresaron su interés a la Sedia de lanzar un piloto con la 'app' de rastreo. Y había regiones muy preparadas técnicamente como País Vasco, Comunidad Valenciana, Madrid, Cataluña y Baleares. "Canarias no aparecía ni en el mapa, nos quedamos perplejos con la elección. Baleares tenía un equipo técnico metidísimo en el tema, y nada".

Durante los dos próximos meses, a España, en lugar de seguir la evolución de su propia 'app', le tocará seguir los datos de proyectos mucho más avanzados como el de Alemania, Italia, Suiza, Dinamarca o Reino Unido, que esta semana giró a un modelo descentralizado. La 'app' de Alemania va como un tiro: ha logrado más de 10 millones de descargas en apenas tres días, cerca del 15% de la población objetivo total. Lo ideal es llegar al 50%-60%, pero para muchos defensores de estas 'apps', esa frontera es relativa. "Aunque solo logres rastrear al 20% de la población, es un grupo que te quitas", dice un ingeniero que ha trabajado con la Sedia. "Y aunque no tengas infraestructura PCR suficiente, si con la 'app' consigues que ese 20% de sospechosos se aíslen en casa durante 14 días, ¿acaso no es mejor que tenerlos sueltos por la calle?". En España, de momento, no habrá forma de comprobarlo.

A la cabeza en Europa en muertes e infectados por coronavirus, los últimos en probar un sistema que podría ayudar a evitar un rebrote. Es la cruda realidad, otra más, que España debe asimilar y que explica muy bien una de las grandes paradojas de nuestro país: estábamos preparados mejor que nadie para liderar la respuesta tecnológica al covid y hemos acabado en el vagón de cola europeo.