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La triste realidad del coche eléctrico en España
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Alberto G. Luna

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La triste realidad del coche eléctrico en España

Un gran porcentaje del total de las ventas se concentra en tan sólo unos pocos países, entre los que no destaca el nuestro. Faltan mejores baterías, más puntos de carga y mayor información

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Parecía que su popularización ocurriría pronto pero, como a toda innovación, al coche eléctrico le está costando más de la cuenta calar en algunas sociedades y culturas. Le sucedió lo mismo al teléfono móvil, que sufrió en sus propias carnes el lento paso del tiempo antes de convertirse en un producto indispensable en nuestras vidas.

A día de hoy el coche eléctrico sigue siendo un lujo en muchos países que pocos usuarios pueden permitirse, debido a la corta vida de algunos de ellos y sobre todo al precio de las baterías, que disparan el coste del mantenimiento. Su otro gran inconveniente son los puntos de carga, en la mayoría de casos todavía insuficientes.

Según un informe de Avere, el 83% del total de las ventas de vehículos eléctricos en la UE se concentra en tan sólo cinco países. A saber: Noruega, Reino Unido, Holanda, Francia y Alemania. Y en este escenario, el país escandinavo es el rey.

En Noruega actualmente el 23% de las ventas de vehículos son eléctricos. Dentro de nuestras fronteras esta cifra sólo alcanza el 0,1%

Noruega es el país de Europa que más ventas de coches eléctricos registró en lo que vamos de año. De esta forma, la cuota de mercado cosechada por este tipo de vehículos en el país escandinavo se estima que está por encima del 20%, una cifra que supera de largo la del resto de países. A nivel mundial por su parte, ha llegado a contar con la mayor proporción de coches eléctricos por habitante del planeta.

En la mayoría de países si exceptuamos los cinco arriba citados, el panorama es muy distinto. Y más aún en España.

"En Noruega actualmente el 23% de las ventas de vehículos son eléctricos. Dentro de nuestras fronteras esta cifra sin embargo sólo alcanza el 0,1%". El que habla es Juan Luis Plá, Director de Relaciones Institucionales de Nissan Iberia, que no ha dudado en denunciar lo retrasada que se encuentra España en este sector.

"España es el quinto país de Europa en venta de coches. No es posible que estemos tan atrasados en lo que a eléctricos se refiere, sobre todo cuando la mitad de la energía eléctrica la producimos nosotros y no tenemos petróleo. Nuestro caso es muy similar al de Japón. Sin embargo, mi experiencia con los japoneses es que ellos se están tomando más en serio los coches eléctricos. Allí cada gasolinera tiene un punto de recarga rápida y ofrecen importantes ayudas a la hora de comprar este tipo de vehículos. Por no decir que están mucho más concienciados", ha añadido Plá.

Según ha explicado a Teknautas Arturo Pérez de Lucía, Director General de Aedive, "las cifras de crecimiento en España en lo que al coche eléctrico se refiere son muy bajas. El pasado mes de junio sin ir más lejos, Francia vendió lo mismo que lo que llevamos nosotros en todo el año".

¿Las razones de este atraso? Todos los expertos apuntan a los pocos puntos de recarga, el marco regulatorio, la falta de información y la mentalidad de la mayoría de españoles.

"En España tenemos alrededor de 11.000 coches eléctricos pero muy pocos puntos de carga. El marco regulatorio tampoco ayuda. El Real Decreto 647/2011 se creó para gestionar los puntos de carga para los vehículos eléctricos antes incluso de que se desarrollase este mercado, y tal y como se redactó impidió su crecimiento. Esta figura no existe en otra parte del mundo. Por contra, se ha tardado demasiado en aprobar la ITC (Instrucción Técnica Complementaria) BT52, que es el marco que define los criterios de instalación en diferentes escenarios como por ejemplo las viviendas unifamiliares o el sector terciario", ha añadido Pérez de Lucía.

El coche eléctrico fuera de Europa

Se prevé que el próximo mes de septiembre se alcance la cifra de un millón de coches eléctricos circulando por el mundo. En este sentido, EEUU cuenta con alrededor de 295.000 unidades y Japón con 110.000. China por su parte acredita 85.000 vehículos de este tipo.

El pasado mes de junio Francia vendió tantos coches eléctricos como España en todo el año

Pero no sólo las súper potencias están apostando poco a poco por esta tecnología. En Latinoamérica por ejemplo, Ecuador ha eliminado todo tipo de aranceles a la importación de este tipo de vehículos con el objetivo de reducir su dependencia al crudo y alcanzar los 15.000 coches eléctricos en 2015, para de esta forma convertirse en el primer país de la región que los fabrique para el consumo local y su exportación. De momento, el gobierno de Rafael Correa ha llegado a acuerdos con gigantes de la automoción como Renault Nissan Alliance o KIA. Y en el futuro se prevé que lo haga con otros más.

La mayoría de expertos coincide en que para que estas cifras se disparen a nivel global y el coche eléctrico se convierta definitivamente en una realidad es necesario que ocurran dos cosas: que el precio de las baterías baje drásticamente y que estas tengan una mayor autonomía. "El principal problema de muchas baterías es que cuestan unos 5.000 euros y tienen una vida de unos pocos años", ha argumentado un analista del sector a este periódico. "El otro inconveniente es su corta autonomía, lo que te obliga a estar pendiente del próximo punto de carga". O lo que es lo mismo, la llamada "ansiedad de autonomía".

Hay avances en todos estos apartados. El primero es Tesla. La compañía del magnate Elon Musk ya cuenta con más de 400 estaciones de recarga rápida repartidas por el mundo. La empresa norteamericana presentó el pasado mes de julio su primera estación en España (Girona), y lo hará próximamente en Barcelona, Madrid, Zaragoza y Valencia, en una clara apuesta por ampliar su mercado dentro de nuestras fronteras. Además se encuentra inmersa en la construcción de una fábrica en Nevada (EEUU), que pretende fabricar más baterías que las que actualmente se hacen en todo el mundo.

Parecía que su popularización ocurriría pronto pero, como a toda innovación, al coche eléctrico le está costando más de la cuenta calar en algunas sociedades y culturas. Le sucedió lo mismo al teléfono móvil, que sufrió en sus propias carnes el lento paso del tiempo antes de convertirse en un producto indispensable en nuestras vidas.

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