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Roomba 630: una limpieza de ciencia-ficción
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Alfredo Pascual

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Roomba 630: una limpieza de ciencia-ficción

Los robots se están instalando en nuestra vida cotidiana. De ellos, los limpiadores son los más experimentados. ¿Son realmente útiles para la casa?

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Es una de las grandes preguntas que todos nos planteamos al conocer su existencia: ¿realmente cumplen su función los robots limpiadores? La respuesta cuando llegaron al entorno doméstico, a comienzos de este siglo, era un rotundo no. Los modelos pioneros eran lentos, fáciles de atascar y, sobre todo, demasiado caros para sus prestaciones.

Catorce años después nos replanteamos la cuestión. Contactamos con iRobot, la compañía que fabrica Roomba, la principal marca de limpiadores, para que nos permita poner a prueba un modelo asequible para el bolsillo del ciudadano. Escogemos el Roomba 630 por marcar un precio moderado, entre 275 y 300 euros, sin ser un producto desfasado técnicamente.

Durante las tres semanas que hemos probado la Roomba en la redacción hemos recibido decenas de preguntas sobre sus capacidades, que hemos organizado en función de su recurrencia.

Vídeo: Francisco Javier Martínez

¿El robot limpia?

Limpia, pero no como lo haría un humano. No es la criada robot de Los Supersónicos. La limitación para sacar la suciedad de las esquinas más angostas pervive y tiene difícil solución. La 630 tiene las dimensiones habituales de los Roomba: casi 10 centímetros de alto por 35 de diámetro. O lo que es lo mismo, puede pasar por debajo de la mayoría de sillas y mesas, pero no entra en otros lugares donde se le espera, como las juntas de los electrodomésticos o debajo del sofá.

En este tipo de unidades la cuestión del tamaño es crucial, ya que lo que se gana miniaturizando se pierde en otros aspectos. Lo veremos un poco más adelante.

¿Entonces hay partes que las deja sucias?

En este tipo de unidades la cuestión del tamaño es crucial, ya que lo que se gana miniaturizando se pierde en otros aspectos

Sí. El Roomba 630 no suple la limpieza humana. Si acaso, la hace más sencilla o, si se tiene un umbral alto de tolerancia a la suciedad, puede hacer el apaño. Un hábito inteligente consiste en activarlo por las mañanas, al salir a trabajar, para que mantenga la casa decente. Gracias a un sistema denominado iAdapt, el robot es capaz de detectar si está circulando sobre una superficie sucia y realizar hasta cuatro pasadas sobre ella.

En Teknautas hicimos una prueba arrojando 100 gramos de azúcar al suelo en una estancia de 35 metros cuadrados. Después de cuarenta minutos, el 630 eliminó gran parte de ella, aunque dispersó otro tanto. Esto es así porque cuenta con un cepillo rotatorio (puede verse en el 0:30 del siguiente vídeo) que sirve para apurar las esquinas y atraer partículas grandes de suciedad, si bien las más pequeñas tienden a ser expulsadas con fuerza. 

¿Es fácil de usar?

Mucho. Tras desembalarlo, basta con retirar un precinto de la batería y activarlo para que comience a limpiar. El Roomba crea sus itinerarios, se hace un mapa de la casa y optimiza sus trazados. Circula por todas las estancias (por unas con mayor asiduidad) y regresa a la base/cargador cuando la batería está agotada. Este último detalle es sencillamente espectacular.

¿Qué es lo que mejor limpia?

Las pelusas, el pelo de animales y, en general, todo lo que sea ligero y voluminoso. 

¿Y lo que peor?

Las partículas pequeñas. Si se cae un salero, por ejemplo, es más rápido limpiarlo a mano que dejárselo al 630.

¿Se puede configurar para que limpie una zona concreta?

En realidad no, pero el 630 viene con un dispositivo, una suerte de pared virtual, que restringe el espacio de movimiento del robot. Volvemos al ejemplo de antes: es más rápido limpiar una mancha concreta que crearle un perímetro al Roomba para que lo limpie.

¿Necesita mantenimiento?

No, prácticamente ninguno. Ya hemos explicado que al activarlo parte en su higiénica travesía y regresa por sí solo después de un tiempo, que oscila entre los treinta y los noventa minutos. Hay que vaciar, eso sí, el depósito cada pocos usos. Depende de la suciedad acumulada, pero los estándares del Roomba, por cuestión de tamaño, ni se acercan a los de un aspirador normal.

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¿Y qué pasa con los cables, las alfombras y demás obstáculos de la casa?

Esta es quizá la mejor noticia: el 630 es capaz de saltar el más grueso de los cables sin inmutarse. Las alfombras no son un problema, ni siquiera los flecos, y sobre esta superficie ofrece un rendimiento superior al de la limpieza manual. Hay que tener cuidado con los dispositivos pequeños, como una lámpara de mesa o unos altavoces de viaje, ya que el robot puede engullir los cables más finos y tirarlo al suelo. Es más, esto sucede con cierta frecuencia.

¿Es ruidoso?

Sí. Pese a que no genera tanto sonido como un aspirador normal, tampoco es buena idea utilizar el Roomba a altas horas de la noche o primeras de la mañana.

¿Qué tal se lleva con las mascotas?

Mal, en la mayoría de los casos. Si se dispone de una mascota que tiene miedo al aspirador, con el Roomba su nivel de estrés irá en aumento, dado que su trayectoria no es predecible. No obstante, la 630 tiene un sistema anticolisión que le hace aminorar la marcha cuando detecta un obstáculo cerca, de modo que difícilmente le hará daño a un animal o a un niño pequeño.

Puntos fuertes

  • Mantiene la limpieza general en la casa. Aporta más cuando se usa con regularidad.
  • Sin problemas con cables, alfombras y pequeños escalones.
  • Buena independencia. Se aprieta un botón, comienza a trabajar y regresa para cargarse.
  • Para los aficionados a la tecnología y/o la robótica, los 300 euros quedarán amortizados en cuanto vean al 630 funcionar. Se comporta como se espera que lo haga un robot.

Puntos débiles

  • Tiene problemas con los objetos pequeños, ya sean partículas o cables. Las primeras no las aspira con eficacia; sí lo hace con los cables finos, y provoca que las cosas se caigan de las mesas.
  • El depósito es muy pequeño y se llena en pocos minutos. Cuando esto sucede, si no se vacía, disemina la suciedad por la casa. Por otra parte, vaciar el depósito es cuestión de diez segundos.
  • No se puede contar con el robot cuando más se le necesita, como después de una fiesta o para restaurar una casa de vacaciones. Se llenará en segundos y cabe la posibilidad de que un plástico grande o un simple folio arrugado lo atoren.
  • La base debe estar siempre conectada a la corriente.

Es una de las grandes preguntas que todos nos planteamos al conocer su existencia: ¿realmente cumplen su función los robots limpiadores? La respuesta cuando llegaron al entorno doméstico, a comienzos de este siglo, era un rotundo no. Los modelos pioneros eran lentos, fáciles de atascar y, sobre todo, demasiado caros para sus prestaciones.