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No desees un feliz año nuevo: haz que lo sea
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Borja Adsuara

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No desees un feliz año nuevo: haz que lo sea

“Propósito” proviene del participio pasado (“propositum”) del verbo latino “pro + ponere”, que significa “poner algo delante” (de los ojos)

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“Propósito” proviene del participio pasado (“propositum”) del verbo latino “pro + ponere”, que significa “poner algo delante” (de los ojos), como una meta a la que dirigir nuestros pasos y nuestros esfuerzos.

En este comienzo de año, en el que todos son buenos propósitos, te regalo mis tres propósitos para un feliz año nuevo. Tres cosas que yo me propongo hacer y que te recomiendo vivamente.

Nunca he creído en las listas demasiado largas y creo que tres es un buen número, recordable y asumible. El tres es un número importante, tanto en conocimiento (Hegel explicaba la realidad con sus tríadas y Santo Tomás con sus tres partes de la SummaTheologica), como en comunicación (tres es el número máximo de mensajes que se destacan en periodismo: el titular, el ante-título y la entradilla, y en los spots publicitarios, para que el consumidor los pueda retener y recordar). 

Y tres es el número mágico del método olímpico, para premiar a los mejores (medalla de oro, de plata y de bronce) y también del método SCR, muy español, para distinguir las cosas obvias y, a la vez, más importantes (sota, caballo y rey).

Porque aún más importante que emprender o iniciar algo es llegar o terminarlo. No es verdad que no seamos un país de emprendedores. Hay emprendedores por todas partes. Pero faltan continuadores y terminadores. Iniciamos proyectos que dejamos a medias, o a las primeras dificultades, o en cuanto se nos cruza otro proyecto ilusionante por delante. Arranques de caballo y paradas de burro.

Este año aprende algo nuevo. Ya sea el necesario inglés, o a programar,o simplemente a usar esas nuevas aplicaciones que van apareciendo y pueden mejorar tu vida profesional opersonal. Matricúlate en Filosofía o apúntate en la Autoescuela. Pero aprende algo

Quizá te venga bien una herramienta de productividad, basada en esos métodos de gestión del tiempo y de las actividades que están tan de moda -como el GTD (Getting Things Done u “organízate con eficacia”), de David Allen- en las que se anotan, se procesan y se realiza un seguimiento de las tareas a hacer (to do), las que están haciéndose (doing) y las que ya se han terminado (done). Yo estoy probando algunas de ellas y espero poder contar pronto mis conclusiones.

Hazlo como quieras, con la última aplicación de productividad en el smartphone o con la libretita de siempre en el bolsillo. Pero hazlo. Organízate para terminar esas cosas que tienes pendientes hace mucho. Escribe las tareas de cada día y también las del año. Y ve tachándolas a medida que las terminas. Te aseguro que pocas cosas proporcionan tanto placer y satisfacción como el tachar tareas pendientes (o pasarlas de la lista to do a la lista done).

Porque eres joven mientras sigues aprendiendo, mientras sigues manteniendo la ilusión de descubrir y aprender cosas nuevas, mientras mantienes viva tu curiosidad y capacidad de sorpresa. El día que la pierdes, empiezas a envejecer y a morir un poco. La juventud no tiene que ver con la edad, sino con la actitud de querer seguir aprendiendo cosas nuevas cada día. El que la mantiene sigue siendo joven, aunque tenga 80 años. El que no la tiene o la ha perdido, es viejo aunque sólo tenga 20 años.

No son frases hechas. La función crea (y desarrolla) el órgano, y el cerebro del ser humano se desarrolló gracias a que, mediante una estrategia de cooperación entre los progenitores en el cuidado de los hijos, se fue alargando el periodo de aprendizaje de éstos, más allá de lo que es normal en otras especies. Y, por eso, nuestro cerebro se desarrolló más y nuestra especie se impuso sobre las otras.

Por eso, este año aprende algo nuevo. Ya sea el necesario inglés, o a programar,o simplemente a usar esas nuevas aplicaciones que van apareciendo y pueden mejorar tu vida profesional opersonal. Matricúlate en Filosofía o apúntate en la autoescuela. Pero aprende algo. Mantén tus neuronas en forma. No dejes que se apoltronen. Mantente joven y vivo, no te conviertas en un viejo.

Porque, como decía Eduardo Chillida: “Hay que hacer lo que no se sabe hacer, porque lo que ya se sabe hacer no tiene misterio". ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?

Por todo ello, no te deseo ni me deseo un feliz año nuevo. Te deseo y me deseo que hagamos que el 2014 sea un año realmente nuevo y, sobre todo, muy feliz

No basta sólo con aprender algo nuevo, hay que hacerlo, llevarlo a la práctica. No tengas miedo. Experimenta, juega y practica como hacen los niños y jóvenes. Es la mejor forma de consolidar lo aprendido y de seguir aprendiendo: jugando, experimentando y practicando. Atrévete, lánzate, sumérgete. A volar se aprende volando, igual que a conducir, conduciendo, y a tuitear, tuiteando. Lo importante es dedicarle tiempo, trastear, probar cosas y sumar horas de vuelo.

Por eso, este año que empieza he adoptado la "L" de prácticas como emblema y te recomiendo que hagas lo mismo. Porque, después de aprender la teoría de la conducción en la autoescuela, hay que llevarla a la práctica, y debes llevar el cartel de learning durante un año. No con vergüenza, sino con mucho orgullo.

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 No desees un feliz año nuevo: haz que lo sea

No desees un feliz año “nuevo”, haz que lo sea. Un año no es nuevo sólo porque cambie el número en el calendario. Un año no es realmente nuevo si te limitas a repetir las mismas cosas de siempre. El que hace lo mismo, obtiene los mismos resultados; por lo que 2014 no será un Año “nuevo”, sino el Día de la Marmota. Por eso aprende y haz cosas nuevas. Pero, para aprender y hacer cosas nuevas, antes hay que hacer sitio en tu vida y terminar esas cosas que tienes pendientes.

No desees un “feliz” año nuevo, haz que lo sea. Deja de hacer cosas que no te gustan y haz cosas que te hacen feliz. Sólo así el año nuevo será un feliz año. Termina de una vez esas cosas que tienes pendientes y que vienes arrastrando desde hace tiempo y que no te gustan nada (por eso procrastinas). Y lánzate a aprender y a hacer esas cosas que siempre quisiste aprender y hacer, pero que nunca pudiste porque -decías- no tenías tiempo. Haz hueco en tu vida para ellas. Ten tiempo. Fabrícalo, píntalo. Déjate ya de excusas. Ser feliz está en tu mano.

Por todo ello, no te deseo ni me deseo un feliz año nuevo. Te deseo y me deseo que hagamos que el 2014 sea un año realmente nuevo y, sobre todo, muy feliz. 

“Propósito” proviene del participio pasado (“propositum”) del verbo latino “pro + ponere”, que significa “poner algo delante” (de los ojos), como una meta a la que dirigir nuestros pasos y nuestros esfuerzos.