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Musk, el hombre que quiere ser Iron Man
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José A. Pérez

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Musk, el hombre que quiere ser Iron Man

Fundó PayPal, Tesla Motors, SpaceX e incluso busca financiación para un nuevo medio de transporte. Musk lo quiere todo y, entre ello, ser Iron Man

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Vayan aprendiéndose el nombre: Elon Musk. Nació en Sudáfrica hace 42 años, y a los 12 años ya diseñaba sus propios videojuegos. Por entonces, según cuenta en varias entrevistas, estaba fascinado con los cómics de Iron Man. Le maravillaba ese excéntrico millonario, de nombre Tony Stark, que cuando no estaba del brazo de una supermodelo en una fiesta de la alta alcurnia neoyorquina, andaba por ahí salvando al mundo con su armadura futurista.

A los 17 años, Musk se plantó en Silicon Valley, como hace todo el mundo que diseña sus propios videojuegos antes de la pubertad. Estudió Física, como Tony Stark, y también Economía. Al poco de salir de la Universidad, en plena fiebre punto com,creó una empresa de servicios financieros online. La llamó X.com y, tras absorber a otra pequeña compañía similar, dio lugar a la mundialmente conocida PayPal.

Su éxito fue fulminante. La mayor parte de los usuarios de las grandes tiendas online optaron por este método de pago, que parecía más cómodo y seguro que ningún otro. eBay compró PayPal en 2002 por más de 1.500 millones de dólares, haciendo a Musk tan rico como su admirado Toni Stark de la noche a la mañana.

A los 17 años, Musk se plantó en Silicon Valley, como hace todo el mundo que diseña sus propios videojuegos antes de la pubertad. Estudió Física, como Tony Stark, y también Economía

Musk, sin embargo, aún no había construido una armadura voladora. No había tiempo que perder. El mismo año que ingresaba en las listas de Forbes, el joven emprendedor fundaba una empresa de transporte espacial con nombre de ciencia ficción:SpaceX. Su objetivo era y sigue siendo la fabricación de una nave capaz de salir del planeta y regresar sin sufrir daño alguno,de modo que pueda ser inmediatamente reutilizada. Un verdadero transbordador espacial. Y no está lejos de conseguirlo. De hecho, según datos de la propia compañía, el coste de fabricación de sus modelos ya es la mitad que los de la NASA.

Curiosamente, SpaceX no patenta ni una sola de sus muchas innovaciones. ¿El motivo? Que Musk no se fía de los gobiernos (en concreto, del suyo). Después de todo, el principal competidor de SpaceX es la agencia aeroespacial norteamericana. ¿Quién le dice a él que sus diseños no irán directamente desde la oficina de patentes hasta la sala de ingenieros de la NASA?

El puente aéreo espacial de SpaceX debería estar listo para la inauguración de la primera colonia marciana. Porque Musk está convencido de que eso ocurrirá, y de que ocurrirá pronto. De hecho, no descarta impulsarla él mismo si no lo hace alguien antes.

En 2004, ante la certeza de que SpaceX, lejos de hacerle más rico podría llevarle a la ruina, Musk decidió poner en marcha otro de sus sueños de juventud: una empresa dedicada a la creación de coches eléctricos. Esta vez no la creó desde cero, sino que se incorporó a una ya existente: Tesla Motors.

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Como CEO y responsable de producto, Musk aporta su conocimiento del transporte espacial a la industria automóvil. Un ejemplo: los chasis de los vehículos Tesla están construidos únicamente en aluminio.La parte buena es que esto reduce la energía que necesita el coche para moverse. La mala es que dispara su precio. El Model S, que es el más barato, cuesta 50.000 dólares, y nadie espera que el precio de los coches completamente eléctricos baje sustancialmente hasta dentro de una década o más.

Todo esto sería suficiente para ocupar los días y las noches de cualquier persona normal, y hasta para provocar varios ataque de ansiedad al día, pero Musk no es una persona normal. Ni quiere serlo. Si Tony Stark saca tiempo para ser hombre de negocios, rompecorazones y vengador, ¿cómo iba Musk a conformarse con dirigir solo dos compañías?

Si Tony Stark saca tiempo para ser hombre de negocios, rompecorazones y vengador, ¿cómo iba Musk a conformarse con dirigir solo dos compañías?

En 2006, el genio hiperactivo se asoció con dos primos (en el sentido familiar de la palabra) y crearon una empresa energética verde:SolarCity. Si suena demasiado normal para un tipo como Musk es porque hay truco. En este caso, la innovación está en el modelo de negocio. SolarCity instala placas solares a particulares y empresas de forma gratuita, y el cliente paga solo una cuota mensual, cuyo importe es mucho más bajo que la factura de la luz ordinaria. El objetivo declarado del proyecto, cofinanciado por Google, estejer una gran red de consumidores por todo Estados Unidos con la que, en el futuro, puedan poner en jaque a las compañías eléctricas tradicionales. O sustituirlas. Es, por así decirlo, el plan de pensiones de Musk.

El año pasado, entre rumores que le vinculan al futuro de Apple, el físico y economista presentó al mundo su último sueño de ciencia ficción: un nuevo medio de transporte. Como suena. Uno nuevo. Por resumir una idea bastante compleja, se trata de un tubo presurizado por el que una serie de cápsulas se deslizarían a más de 1.000 kilómetros por hora. Musk lo ha llamado Hyperloop, y anda buscando financiación para poner en pie una prueba piloto que uniría Los Ángeles con San Francisco en menos de 35 minutos.

Elon Musk aún no ha creado su armadura voladora, pero, viendo su currículum, uno diría que ya la ha dejado atrás. De hecho, el director de la versión cinematográfica de Iron Man, dijo que el personaje de Tony Star, interpretado por Robert Downey Jr., está basado en él. Ciertamente, puestos a crear un grupo de superhumanos, Musk sería una muy buena opción para liderarlos. O, al menos, para buscar la financiación.

Vayan aprendiéndose el nombre: Elon Musk. Nació en Sudáfrica hace 42 años, y a los 12 años ya diseñaba sus propios videojuegos. Por entonces, según cuenta en varias entrevistas, estaba fascinado con los cómics de Iron Man. Le maravillaba ese excéntrico millonario, de nombre Tony Stark, que cuando no estaba del brazo de una supermodelo en una fiesta de la alta alcurnia neoyorquina, andaba por ahí salvando al mundo con su armadura futurista.

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