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Me he quedado sin datos en el móvil y vivo mejor
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José Mendiola

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Me he quedado sin datos en el móvil y vivo mejor

Quedarse sin datos es una pesadilla para cualquier usuario, pero también es una buena forma de vivir más feliz, sin agobios por las constantes notificaciones

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“Movistar info: Ha superado los datos de su tarifa de internet móvil”. Un disgusto llegaba el día 9, con todavía otros nueve días de agonía hasta la renovación del bono de datos. El mensaje desató en mí síntomas propios de una adicción. El operador se aprovecha de esta situación para vender un bono extra a precio de caviar iraní: 100 MB adicionales por 2 euros, o bien engancharse a una tarifa extra de 500 MB por 6 euros al mes, que luego hay que dar de baja.

Lo peor del asunto es que había consumido no uno, sino 2 GB de datos, tras la reciente ampliación por parte del operador, sin haber cambiado mis hábitos con el móvil. Por eso me resistí a pagar la ampliación. Es curioso, porque el operador no te ahoga dejándote desconectado del todo, sino que te asfixia hasta que casi no puedes ni asomarte al correo. Y es que la velocidad cae en picado hasta los 16 kbps una vez superado el bono de datos, una velocidad a cuyo lado el GPRS parece superar la velocidad de la luz.

Pero la decisión estaba tomada, aunque en más de un momento de flaqueza estuve tentado de contratar un pequeño extra. En esto, el operador juega en un extraño equilibrio entre la voluntad de ofrecer un buen servicio al cliente y la necesidad de incrementar su facturación a toda costa, sobre todo ahora que la competencia ha obligado a tirar los precios.

Salir bien parado una vez se ha dejado aislado al cliente resulta difícil pero lo intentan: Movistar sostiene que deja al usuario desconectado para “garantizar la experiencia de navegación”, y argumenta que muchas conexiones concurrentes pueden llegar a saturar la red. Ahora bien ¿y si todos esos usuarios contratan el bono extra? Bueno, no vamos a ser malpensados.

El placer de la desconexión

¿Qué se puede hacer con una conexión de 16 kbps? Prácticamente nada, y eso es lo bueno del asunto. Con esta pírrica velocidad he comprobado que apenas se pueden recibir notificaciones en el iPhone, y la conexión a WhatsApp va y viene. Olvídese del correo electrónico, que irá a su ritmo, sin prisas. Y qué decir de la navegación y las redes sociales.

De pronto uno se ve mendigando wifi en los bares, pero poco a poco se va sintiendo cómodo al descubrir el silencio en el bolsillo. Adiós a las vibraciones por menciones que nos hemos echado encima de forma voluntaria y que nos roban un tiempo que uno no valora hasta que no lo recupera. Parte de esta terapia de desconexión la inicié al desactivar la descarga automática de mails y consultarlos únicamente cuando yo lo deseara. Ese gesto me devolvió parte del control sobre el tiempo, y lo mejor del asunto es que no tuvo ningún impacto negativo en el trabajo.

Gracias a las restricciones impuestas por los operadores, en el momento en el que escribo estas líneas me encuentro totalmente desconectado cada vez que salgo a la calle, y he descubierto que mi atención se ha incrementado en el trabajo. Puede parecer una tontería, pero los constantes pitidos del móvil son una auténtica lacra para la concentración, cuando uno no se pierde nada por consultar el móvil cada hora.

De hecho, una vez recuperado mi bono, me estoy planteando desactivar las notificaciones y volver a este retiro obligado. Los ingresos adicionales por bonos extra son una suculenta fuente de ingresos para los operadores, pero si la intención era martirizarme para volver a por mi dosis de megas, el efecto ha sido el contrario. Se le coge gusto a esto de usar el móvil cuando uno lo desea, y no al revés.

“Movistar info: Ha superado los datos de su tarifa de internet móvil”. Un disgusto llegaba el día 9, con todavía otros nueve días de agonía hasta la renovación del bono de datos. El mensaje desató en mí síntomas propios de una adicción. El operador se aprovecha de esta situación para vender un bono extra a precio de caviar iraní: 100 MB adicionales por 2 euros, o bien engancharse a una tarifa extra de 500 MB por 6 euros al mes, que luego hay que dar de baja.

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