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Alejandro Laso

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La información, según Google

“No existen las noticias gratis”. Eso es lo que pensaba Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, hace casi dos años. Por aquel entonces,

“No existen las noticias gratis”. Eso es lo que pensaba Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, hace casi dos años. Por aquel entonces, el dueño de News Corp, harto de que Google se “apropiase” de su trabajo a través de su plataforma News, se desmarcó de su competencia, sacó su contenido del buscador más famoso del mundo y trabajó en la idea de crear una especie de iTunes del periodismo donde los usuarios pudiesen comprar los contenidos que más le interesasen, eliminando la idea del 'gratis para todos'.

Cuando todos pensaban que cobrar por la información era algo condenado al fracaso, ahora son dos gigantes de la tecnología, Google y Apple, los que también han querido posicionarse en este nuevo mercado. Con el lanzamiento de Google One Pass y una nueva herramienta en App Store, ahora los medios pueden vender sus contenidos de calidad a través de Internet, al igual que hacen las compañías musicales en iTunes, mientras que Google y Apple hacen caja con cada transacción.

Atrás quedan las disputas de editores por el 'daño' que hacían los agregadores a sus ingresos publicitarios. Ahora los medios respiran algo más tranquilos porque disponen de una nueva fuente de ingresos que pueda sacarles de la crisis en la que empiezan a estar inmersos, y pueden hacer realidad aquella vieja idea de crear un modelo mixto de contenidos gratuitos y otros premium que salvaguarde sus intereses.

De esta forma, parece que se cumplen al pie de la letra las palabras de Eric Schmidt, el consejero delegado de Google, que hace un año afirmaba en el congreso de los editores de periódicos de Estados Unidos, que los diarios y Google "son perfectamente compatibles".

Un modelo de negocio obsoleto

Y es que todo es adaptarse o morir. En un momento en el que los periódicos de papel son cada vez menos rentables, los digitales se devanan la cabeza intentando resolver el ‘sudoku’ que les haga ingresar más por sus costosos contenidos. Hasta ahora los grandes medios (The New York Times, El Mundo) y los modestos (redes de blogs), tenían las mismas armas para ganar dinero: el número de usuarios y el coste al que cobraban la publicidad.

La única diferencia que les distanciaba era que los grandes cobraban más por el CPM de su publicidad (coste que pagan las empresas cada vez que su publicidad se muestra 1.000 veces) que los pequeños. Esta solución es insuficiente viendo cómo los grandes conglomerados del periodismo cerraban el ejercicio con pérdidas, mientras que un periódico ‘low cost’ como The Huffington Post facturaba 30 millones de dólares al año, pese a tener con uno de los precios más bajos por CPM de Internet.

Por si esto fuera poco, los inversores también han dado la espalda a los modelos tradicionales del periodismo y ahora centran su atención en otros que supongan un coste menor y más rentabilidad. En este océano de incertidumbre y desolación, la llegada de Google y Apple aportan una bocanada de aire fresco a un sector que reclamaba una solución inmediata.

Google One Pass ya está disponible en siete países. En España, Prisa es la que ha hecho de conejillo de indias. La misma compañía que en 2002 se tiró a la piscina y perdió cientos de miles de lectores  por apostar por un modelo íntegramente de pago y que fue aprovechado por El Mundo para liderar la información en castellano, ahora quiere ser la primera en acompañar a la compañía de Larry Page y Sergey Brin en el nuevo negocio del periodismo online.

Ellos serán los encargados de evangelizar a la sociedad explicándoles las bondades de comprar contenidos de calidad, tal y como hacen por las canciones de sus artistas favoritos. Los editores decidirán cuáles serán las publicaciones de acceso gratuito y cuáles son las que tendrán que acceder bajo suscripción y el coste de la misma. Pero la pregunta final es… ¿Está dispuesto el usuario de Internet a pagar por consultar contenidos de calidad?

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“No existen las noticias gratis”. Eso es lo que pensaba Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, hace casi dos años. Por aquel entonces, el dueño de News Corp, harto de que Google se “apropiase” de su trabajo a través de su plataforma News, se desmarcó de su competencia, sacó su contenido del buscador más famoso del mundo y trabajó en la idea de crear una especie de iTunes del periodismo donde los usuarios pudiesen comprar los contenidos que más le interesasen, eliminando la idea del 'gratis para todos'.

Cuando todos pensaban que cobrar por la información era algo condenado al fracaso, ahora son dos gigantes de la tecnología, Google y Apple, los que también han querido posicionarse en este nuevo mercado. Con el lanzamiento de Google One Pass y una nueva herramienta en App Store, ahora los medios pueden vender sus contenidos de calidad a través de Internet, al igual que hacen las compañías musicales en iTunes, mientras que Google y Apple hacen caja con cada transacción.

Atrás quedan las disputas de editores por el 'daño' que hacían los agregadores a sus ingresos publicitarios. Ahora los medios respiran algo más tranquilos porque disponen de una nueva fuente de ingresos que pueda sacarles de la crisis en la que empiezan a estar inmersos, y pueden hacer realidad aquella vieja idea de crear un modelo mixto de contenidos gratuitos y otros premium que salvaguarde sus intereses.

De esta forma, parece que se cumplen al pie de la letra las palabras de Eric Schmidt, el consejero delegado de Google, que hace un año afirmaba en el congreso de los editores de periódicos de Estados Unidos, que los diarios y Google "son perfectamente compatibles".

Un modelo de negocio obsoleto

Y es que todo es adaptarse o morir. En un momento en el que los periódicos de papel son cada vez menos rentables, los digitales se devanan la cabeza intentando resolver el ‘sudoku’ que les haga ingresar más por sus costosos contenidos. Hasta ahora los grandes medios (The New York Times, El Mundo) y los modestos (redes de blogs), tenían las mismas armas para ganar dinero: el número de usuarios y el coste al que cobraban la publicidad.

La única diferencia que les distanciaba era que los grandes cobraban más por el CPM de su publicidad (coste que pagan las empresas cada vez que su publicidad se muestra 1.000 veces) que los pequeños. Esta solución es insuficiente viendo cómo los grandes conglomerados del periodismo cerraban el ejercicio con pérdidas, mientras que un periódico ‘low cost’ como The Huffington Post facturaba 30 millones de dólares al año, pese a tener con uno de los precios más bajos por CPM de Internet.