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Bassat, muy a mi pesar, estás despedido
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Bassat, muy a mi pesar, estás despedido

Se admiten apuestas: ¿Cuánto tardará laSexta en decirle a Luis Bassat la frase que debía hacerle popular entre el vulgo? “Bassat, tronco, estás despedido”.  Por falta de

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Bassat, muy a mi pesar, estás despedido

Se admiten apuestas: ¿Cuánto tardará laSexta en decirle a Luis Bassat la frase que debía hacerle popular entre el vulgo? “Bassat, tronco, estás despedido”.  Por falta de clientela, como casi siempre en el cátodo.

Bassat, para los que no lo recuerden, es ese Papa Noel con barba de tres días que quiso en su día presidir el Fútbol Club Barcelona. Desde ayer, protagoniza en laSexta la adaptación más que digna de un formato, El Aprendiz, que en EEUU ha cumplido ya siete temporadas.

¿De qué va? Un empresario de reconocido éxito y prestigio (en USA, el multimillonario Donald Trump) busca entre un tropel de candidatos a su aprendiz ideal, al que ofrece unos suculentos honorarios anuales de seis cifras. Los candidatos compiten en una gymkana empresarial que, a ratos, acercan el espacio a Pekín Express.

No es muy habitual ver formatos made in Spain en laSexta (la pela es la pela), pero mucho menos habitual es que dichos espacios estén bien guionizados, realizados y, sobre todo, montados. Tiene ritmo El Aprendiz. Y resulta reconfortante comprobar que todavía hay gente con ambición en este país.

Quizá el mayor problema del espacio sea el casting. Puede que muchos de los elegidos no den el perfil necesario. En EEUU, todos los participantes eran lobos para el hombre. Pero los candidatos a aprendiz del reality de laSexta se han mimetizado con el buenrrollismo extraño que envuelve a toda la cadena. Incluido Bassat, al que le falta mala uva y le sobra estilo.

Se le escucha a este buen señor con gusto cuando cuenta sus anécdotas desfasadas sobre sopranos, que en realidad son metáforas del talento. Pero la cosa no durará mucho. El programa es caro. Bastante. Y la audiencia del primer capítulo, ese lánguido cinco y pico por ciento, le pone al empresario catalán la soga al cuello.

Una pena. En EEUU, la final de la primera edición la siguieron 27 millones de personas. Pero nosotros, claro, con Gran Hermano tenemos bastante.

Se admiten apuestas: ¿Cuánto tardará laSexta en decirle a Luis Bassat la frase que debía hacerle popular entre el vulgo? “Bassat, tronco, estás despedido”.  Por falta de clientela, como casi siempre en el cátodo.