Es noticia
Doctor, doctor, ¿me estoy muriendo?
  1. Televisión
  2. Carta de Ajuste
Nacho Gay

Carta de Ajuste

Por

Doctor, doctor, ¿me estoy muriendo?

Sí, se muere usted poco a poco. El ‘pundonor’ deontológico me obliga a serle franco, señor Motos. No hay peor muerte que la catódica. Es lenta

Foto: Doctor, doctor, ¿me estoy muriendo?
Doctor, doctor, ¿me estoy muriendo?

Sí, se muere usted poco a poco. El ‘pundonor’ deontológico me obliga a serle franco, señor Motos. No hay peor muerte que la catódica. Es lenta y dolorosa. Puñetera como ninguna otra. Un día está usted como una rosa y, al siguiente, no se puede levantar del catre.

placeholder

Las pesadillas que me comenta son relativamente normales. Que Wyoming le persiga recurrentemente por las noches con una guadaña en la mano entra dentro de lo previsible. Si lleva un martillo en la otra y canta La Internacional, entonces no se preocupe demasiado; es relativamente inofensivo. Si va enlutado y está pálido como el albor, entonces la cosa se complica. Si tiene dudas, lea a Freud. Pero le advierto que su Interpretación de los sueños no le ayudará demasiado. Probablemente él concluiría que arrastra usted un trauma sexual de adolescencia. Casi siempre lo hace.

Pero lo que usted padece en realidad es una hipotermia audimétrica de caballo. Hace unos meses se encontraba a una temperatura más que óptima: unos 10º Fahrenheit en la escala del share. Era usted probablemente el enfermo más sano de toda su cadena que, como sabe, ya no es una cadena, sino un hospital. Pero es que ahora el termómetro no supera casi nunca los seis o siete grados. ¿Sabe de lo que le hablo? Es difícil de explicar, pero cada vez que usted pierde un grado, el hospital pierde millones. No de grados, de euros. Por eso está usted muy enfermo. ¿Lo entiende?

Mire. Ésta es la representación gráfica de sus constantes vitales. El electrocardiograma audimétrico nunca miente. Y si miente, a nadie le importa. Es lo que hay. No tenemos nada mejor para saber si usted se muere o no se muere. Toda la verdad, toda la ciencia de esta pseudociencia, está en esta curva.

 

            

Observe los picos. Otrora, no hace mucho, estuvo usted infinitamente más sano. Campare su curva con la de Wyoming. ¿Lo ve? Antes el viejo era él. Y ahora…

placeholder

Y ahora atienda. Antes de recurrir a la eutanasia activa, o de que su hospital recurra a la pasiva, que es lo que suele ocurrir en estos casos, intente recuperar sus constantes vitales. No le será fácil. Quizá le resulte imposible. Porque la muerte catódica, como le dije en un principio, es muy puñetera. Casi nadie resucita. No obstante, inténtelo.

-Primero, deje de consumir alimentos o sustancias que pudieran tener entre sus componentes algún elemento lisérgico. Su Hormiguero es demasiado adrenalínico.

-Segundo, frecuente compañías de su edad. Recuerde que los jóvenes, con los que usted siempre ha tenido una estrecha relación, son infieles por naturaleza. Su Hormiguero es demasiado pueril*.

-Tercero, cambie de aires, practique otros hobbies. Su Hormiguero es demasiado estático y monótono.

-Y cuarto, convenza a su médico de cabecera para que le dé el alta durante una temporada. Y, luego, ya veremos.  

No obstante, prepárese para lo peor. Es probable que en junio sus constantes vitales se apaguen definitivamente. No sé si se lo dije, pero la muerte catódica es puñetera como ninguna otra.

(*) La puesta a punto de la TDT ha provocado una fuga masiva de espectadores jóvenes a canales como Clan TV, Disney Channel o Antena.Neox. Además, Antena 3 programó en competencia directa con El Hormiguero el espacio El club del chiste, que a pesar de que no tiene unos boyantes resultados de audiencia, puede presumir de un excelente posicionamiento entre los más jóvenes (17%). Esto ha provocado un empeoramiento progresivo de los datos de El Hormiguero. El Intermedio, cuyo público es más adulto y masculino, también se ha visto perjudicado en los últimos meses por la fragmentación de la audiencia en la franja, marcando mínimo de temporada en marzo, pero ese descenso se manifiesta sin duda de manera mucho menos notoria y traumática que en el caso de El Hormiguero.

Más en http://twitter.com/NachoGay

Sí, se muere usted poco a poco. El ‘pundonor’ deontológico me obliga a serle franco, señor Motos. No hay peor muerte que la catódica. Es lenta y dolorosa. Puñetera como ninguna otra. Un día está usted como una rosa y, al siguiente, no se puede levantar del catre.

Cuatro Pablo Motos