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El discreto encanto de la cirugía
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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El discreto encanto de la cirugía

Ando indignado tras conocer el palmarés del World Press Photo de este año. La instantánea ganadora, firmada por el danés Mads Nissen, capta de manera muy íntima a una

Foto:  Valentino Garavani junto  Giancarlo Giammetti y Nati Abascala
Valentino Garavani junto Giancarlo Giammetti y Nati Abascala

Ando indignado tras conocer el palmarés del World Press Photo de este año. La instantánea ganadora, firmada por el danés Mads Nissen, capta de manera muy íntima a una pareja de homosexuales cualquiera en la Rusia zarista de hoy día, que es bastante similar a la de ayer noche. Esa imagen ha sido elegida como la mejor expresión del fotoperiodismo en 2015 por su indudable capacidad de denuncia. Pero sin duda las había mejores.

Mi favorita era una de temática muy parecida a la de la triunfadora en la que aparecía el diseñador Valentino Garavani junto al hombre que ha estado 50 años escondido en su sótano, Giancarlo Giammetti. La foto fue tirada hace unos días en Madrid y por eso se distingue al fondo a la reina de las mariliendres del petardeo patrio, la señora Natividad Abascal Romero-Toro, Naty para los anales. Observen la foto con detenimiento. Competía en la categoría “naturaleza”. Naturaleza muerta.

Alguien se dejó abiertas aquella noche las puertas del museo de cera. Allí estaban ellos, esplendentes, centelleantes, dispuestos a reventar (por las cuatro costuras) la noche madrileña. Fue Nostradamus, quizá fue Tolkien, no sé, pero creo que alguien profetizó que la Tercera Guerra Mundial sería la guerra de los puntos de sutura.

La toxina botulínica está de moda. Sobre todo entre las caris y las natis, esas mujeres que llevan toda la vida sentadas en el tendido de sombra. También está de moda en la televisión. Cada vez cuesta más distinguir a Ana Rosa de Mariló y a Mariló de Susanna Griso. Creo que inventaron las moscas con esa función. Puede parecer este un tema baladí, pero a mí me aflige, porque un día te puedes cruzar por la calle con tu prima, tu hermana, tu madre… con Uma Thurman, si me apuras, y pasar de largo.

En este mar de Bótox se suceden las preguntas sin respuesta. ¿Es la señora aquella que presentaba el Telediario de La 1 la misma que ahora reina en España? ¿Hacia dónde está mirando en este momento Alicia Sánchez Camacho? ¿Qué hay debajo de la careta de la baronesa Thyssen? ¿Un Goya, quizá?

El Bótox está de moda, pero tiene sin duda que ser malo. Algo que sobrevive en el interior de Carmen Lomana tiene que serlo. La doña se ha convertido últimamente en la musa de Monedero, un apellido que marida a la perfección con sus aspiraciones vitales, las mismas que la casaron con un rico, del que ahora es viuda y heredera; más lo segundo que lo primero.

Deambulan por la tele, microcosmos del todo, parte del macro, meretrices, degeneradas, getas, pandilleros, crápulas y viceversa respetando con absoluto sentido de la escrupulosidad los porcentajes de representatividad que les convierten en arquetipo de la aldea cañí. La mayoría operados, eso sí. La clave del triunfo. Operarte siempre te sale económico. Si las tetas te quedan bien, te dan un programa. Si sales del quirófano sin nariz, te ponen de copresentadora y listo.

¿Recuerdan a Dorian Grey? Pues está más vivo que nunca. A medida que vamos ganando batallas al tiempo, un retrato envejece por todos nosotros; el retrato catódico de una sociedad a la que el Bótox se le ha subido demasiado a la cabeza.

El de Carmen Lomana es el caso ‘paradigma’ en esto del recauchutado y por eso Vasile la ha metido en plantilla de su circo. Se habrán percatado de que la tiesura facial hace que la pobre hable cada vez con mayor lentitud. Le da para dos palabras por hora. Y llegará el momento en el que para expresarse necesite la máquina que usa Stephen Hawking.

Lo sé, es un chiste malo. Y además de mal gusto. Pero me ha traído a la memoria La teoría del todo, película sobre la obra y milagros del cosmólogo, recomendable para aquellos que aún crean que hay vida bajo la superficie. Hawking se ha pasado los días intentando encontrar una única fórmula matemática que lo explique todo. No lo ha conseguido.

Yo no soy físico teórico ni falta que me hace. Eureka, querido Stephen, era la fórmula del Bótox.

Ando indignado tras conocer el palmarés del World Press Photo de este año. La instantánea ganadora, firmada por el danés Mads Nissen, capta de manera muy íntima a una pareja de homosexuales cualquiera en la Rusia zarista de hoy día, que es bastante similar a la de ayer noche. Esa imagen ha sido elegida como la mejor expresión del fotoperiodismo en 2015 por su indudable capacidad de denuncia. Pero sin duda las había mejores.

Naty Abascal