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Crónica de una sobredosis anunciada
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Crónica de una sobredosis anunciada

Solo dos minutos. Si las votaciones se hubieran cerrado 120 segundos antes, Belén Esteban estaría ahora disfrutando de la libertad que tanto suplica pero que no desea. Era la crónica de una muerte anunciada que solo una mano (negra) podía evitar

Foto: Ilustración de Paco Sordo para 'Vanitatis'
Ilustración de Paco Sordo para 'Vanitatis'

El día que la iban a matar,Belén Estebanno se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo, como sí hizo Santiago Nasar, personaje memorable deGabriel García Márquez. No sabemos si, como Santiago, Belén había soñado aquella noche con atravesar un bosque de higuerones ni si se despertó sintiéndose por completo salpicada de cagada de pájaros, aunque esto último es bastante probable, porque olía fuerte esamañana en Telecinco. Y peor acabaría oliendo en horario deprime time.

García Márquez se retorcerá en su tumba tras unatropello tanvildelas primeras líneas deCrónica de una muerte anunciada.Pero vienen que ni pintadas, porque esta es la crónica de unasobredosisque también se veía venir. La que ha sufrido el pueblo,supueblo, el de Belén. Los vítores de otros tiempos se han convertido en pitos y las carrozas del cuento en calabazas. Eran precisamente casi las 12 de la noche de un jueves “ingrato”, como definió García Márquez el día en que murió Santiago Nasar, cuandoJordi Gonzálezdebía matar aBelén Esteban. Pero sobrarondos minutos. Si las votaciones se hubieran cerrado 120 segundos antes,Belénestaría ahora disfrutando de la libertad que tanto suplica pero que en realidad no desea. Era la crónica de una muerte anunciada que solo la mano (negra) del todopoderoso podía evitar. Y así fue.

Había que prolongar un poco más el milagrode estamultiplicadora de panes y peces capaz de rentabilizar como nadie un mal tanextendido como el aburrimiento, que ya opera por barriles, a la par queel petróleo. Pero da igual. Por mucha ayuda divina que recibiera la princesapara salvarse (toda la cadena se ha volcado en ello) el pueblo se ha vuelto republicano. El porqué de esteamor convertido en rechazohabita a estas horas junto a la mitad delas amas de casa de este país en una clínica de desintoxicación, en busca de una cura que les permita librarse de la que durante tantos años ha sido su heroína, en todas y cada una de las acepciones del término.

¿Que cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo una señora que no sabe ni hablarse ha convertido en el oráculo?No se si han vistoLa rubia fenómeno(1953), de George Cukor. Se trata de un retrato descarnado de la fama sin causa aparente. El comienzo de la cinta es acojonantemente bueno. Una rubia con hambre de gloria decide plasmar en una valla publicitaria su nombre y apellidos. Así de simple. A Gladys Glover, el personaje protagonista, interpretado por Judy Holliday, ni siquiera le hizo falta un mal polvo con un mal torero para salir por la puerta grande.

Fue el sociólogo Christian Salmon quien, forzado por las circunstancias, acabaría dando en la diana al bautizar a Belén Esteban como una especie de 'virgen digital', una María Magdalena del culto catódico, 'a la vez madre y puta, pitonisa y pecadora' 

Como todo mito, el de Belén Esteban se ha sustentado siempre en mentiras. Y no solo las que ha contado ella. Toda una cadena, toda una nación ha trabajado conjuntamente en la consagración del pan y el vino de este oficio. Hay una anécdota especialmente reveladora en este sentido. Hace unos años,casi todos los medios de España publicaron que el sociólogoChristian Salmon, que había analizado el éxito de Kate Moss en un ensayo paraLe Mondetitulado Kate Moss machine, iba a hacer lo propio con el ‘fenómeno Belén Esteban’. Salmon se mofaba tiempo después de cómo el programaSálvamehabía aprovechado la mayor para incluir un eslogan quijotesco sobreimpresionado ese día en pantalla: “Belén Esteban, a la conquista de Francia”.

El sociólogo francés, que jamás había tenido la más mínima intención de escribir un ensayo sobre Belén Esteban, soportó con estoicismo en sus posteriores viajes a España las preguntas de una prensa teledirigida por los intereses de algunos, y hasta se inclinó, una vez comprobado que sus progresivas negativas misteriosamente no surtían efecto, por dar su opinión sobre Belén con una teoría que él mismo calificó de evidentemente defectuosa: “Belén Esteban es quizá un síntoma del descrédito de la palabra pública de las élites”, dijo. En plata,la voz del pueblo, de aquellos que no se sienten representados.

Ese cuento lo cierto es que ha sobrevivido a todos los envites de la realidad, una realidad que ya solo habita los espacios publicitarios delrealityperenne en el que se ha acabado convirtiendo nuestra vida. Muchos se lo han tragado. Belén esla demostración empírica de que ciertos sueños, americanos, solos o con leche, con mucha mala leche, pueden llegar a convertirse en realidad incluso si uno tienela mala suerte de nacer en San Blas, Vallecas u Alcorcón.

Fue el propio Christian Salmon quien, forzado por las circunstancias, acabaría dando en la diana al bautizar a Belén Esteban como una especie de “virgen digital”,una María Magdalena del culto catódico, “a la vez madre y puta, pitonisa y pecadora”. Sin embargo, todo lo que sube, baja. Los (falsos) mitos tienden a caer. No por su propio peso, sino por los flujos de caja.

Belén Esteban está acabada y Vasile lo sabe. Es más, es él quien lo ha provocado. Cuando a su estrellase le quedó pequeño el traje de heroína le hizo uno de villana. Así de fácil.Una villana que está ya más muerta que viva. Uncadáver hediondo que se saca de paseo cada jueves "ingrato" y eso es algo quedebeseguir pasando, ya que sin muerto no hay misa y sin misa no hay feligreses. Un30% de share cada semanason muchos millones de euros...

Y el pueblo, mientras, gritando "tongo" porlas esquinas. Es decir, apagando fuegos con gasolina, porque cada tonto gritando "tongo" es un espectador generando otros muchos potenciales. Con cada grito de esosVasile se compra una corbata nueva. Y, por supuesto, aVasile la Esteban le resulta indiferente; aél le gustan mucho las corbatas. Y punto.Es más, elgaznate dela rubia fenómenosigue cotizandoal alza y, llegado el momento, la traca final,allí estaránvestiditos de verdugos los mismos que otrora habían visto sociólogos gigantes franceses donde solo había molinos de amas de casa. Allí estaráncon el garrote vil por montera, dispuestos a dejar al bicho tieso y amerced de la voraz hambre del olvido. Allí estarándesatornillando las luces de neón de una valla publicitaria que un día llevó el nombre de Gladys Glover, el siguiente elde Belén Esteban y que dentro de nadahará brillar elde una nueva princesa.Es el ciclo vital de la fama. La fórmula de lo que llamamos y entendemos poréxito.

Morirá el mito de Belén y el pueblo, como ocurrió el día que se produjo la muerte anunciada de Santiago Nasar, no haránada por evitarlo, como tampoco quiso evitar su nacimiento. García Márquez lo sabía bien: el pueblosiempre es cómplice de estas cosas. El pueblo sabe siempre lo que va a pasar y no hace nada por evitarlo. Se limita a gritar"tongo".

El día que la iban a matar,Belén Estebanno se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo, como sí hizo Santiago Nasar, personaje memorable deGabriel García Márquez. No sabemos si, como Santiago, Belén había soñado aquella noche con atravesar un bosque de higuerones ni si se despertó sintiéndose por completo salpicada de cagada de pájaros, aunque esto último es bastante probable, porque olía fuerte esamañana en Telecinco. Y peor acabaría oliendo en horario deprime time.

Telecinco Noticias de Belén Esteban Paolo Vasile
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