Es noticia
La 'tarantinización' del cine
  1. Televisión
  2. La hija del Acomodador
María José S. Mayo

La hija del Acomodador

Por
María José S. Mayo

La 'tarantinización' del cine

Cuando Martin Scorsese hablaba de que un cineasta tenía que ser un “contrabandista”, creo queTarantino lo entendió mal. El tiempo ha ido dando la razón a

Foto: La 'tarantinización' del cine
La 'tarantinización' del cine

Cuando Martin Scorsese hablaba de que un cineasta tenía que ser un “contrabandista”, creo queTarantino lo entendió mal. El tiempo ha ido dando la razón a aquellos que le tenían manía: Quentin es el rey de los ladrones.

 

Así al menos se le tildaba en Wired, en un muy interesante artículo en el que se nos refrescaba la memoria acerca de sus tropelías más señaladas. Les contaré algunas. Tarantino es un fan de Godard (de hecho, su productora se llama A Band Apart, como el filme del francés) y no dudó hacer un homenaje a sus escenas musicales -sus favoritas- en el bailecito que se marcaban Uma Thurman y John Travolta en Pulp Fiction. Cuando utilizaba a una enfermera mortífera en Kill Bill -película que es una mina en cuanto a robos-, tiraba de John Frankeheimer y su Black Sunday; o de la escena de la violación de La naranja mecánica en su Reservoir Dogs. Pero también se rindió pleitesía a sí mismo con sus féminas de Pulp Fiction y Jackie Brown, a las que vistió con traje negro y camisa blanca, como si aquellos fuesen los ropajes más sensuales del mundo.

Con frecuencia he pensado que Tarantino puede sacar de quicio, pero en todos los casos siempre tiene algo muy bueno que demostrar. Por poner ejemplos muy recientes, en Malditos bastardos caías en la cuenta que ellos, los mencionados hijos sin padre, eran lo peor de la película, pero aún así el arranque o escenas como la de la taberna estaban geniales. En Death Proof  te hartaba hasta la extenuación su cháchara, pero toda la secuencia final era de órdago.

Vista la expectación que levanta, tenía que llegar la hora de que se copiase su estilo. En uno de los golosos comerciales de Despicable Me (titulado en España como Mi villano favorito y otro intento de Dreamworks de dar una bofetada a Pixar) se hace un descarado homenaje a la secuencia de los títulos de crédito de Reservoir Dogs en la que se van sumando personajes. Y qué decir del gamberrismo jocoso de películas como Kick Ass, dispuesta a patear la taquilla de Estados Unidos desde este fin de semana.

Su violencia grotesca, su ironía o su agilidad; su posmoderna mezcla de géneros; su recuperación de temas musicales perdidos en la memoria… Tanto le debía Tarantino al cine que ahora es el séptimo arte con sus nuevos directores el que le devuelve el ¿favor? No lo sabemos pero lo cierto es que cada vez más va a tener que probar su propia medicina. Deberá tomárselo con filosofía, pues ya se sabe que quien roba a un ladrón...

Cuando Martin Scorsese hablaba de que un cineasta tenía que ser un “contrabandista”, creo queTarantino lo entendió mal. El tiempo ha ido dando la razón a aquellos que le tenían manía: Quentin es el rey de los ladrones.

Quentin Tarantino