Mucha tele que cortar
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Nos 'colamos' en el primer concierto de Isabel Pantoja tras su paso por prisión
La diva de la copla ofreció un recital de tres horas a modo de metamorfosis en la capital. Sus gorgoritos le sirvieron de purga por sus pecados
“¡Ay, ay, ay! ¡Pantoja es lo que hay!” Coreaban los pantojeros y las pantojers antes, durante y después del concierto que Isabel Pantoja celebró ayer en el Palacio de los Deportes de Madrid. Tenían motivos para celebrar: la reina de la copla volvía a los escenarios después de algo más de dos años sin subirse a las tablas. “Gracias por este compás de espera” fueron las primeras palabras de la tonadillera. El recital -a modo de presentación del disco compuesto por su amigo Juan Gabriel- en Aranjuez y los canturreos sinfónicos en su visita a ‘El hormiguero’ fueron, y así nos los vendieron, como meros aperitivos de su debut.
¿Qué hace un chico como tú en un concierto de Isabel? El viernes 21 de noviembre de 2014 (coincidiendo con el cumpleaños de este que firma la crónica) la tonadillera tenía programada una gala en el mismo emplazamiento de la capital. Días antes recibí un regalo: una entrada para el último show de Pantoja antes de su entrada en prisión. Era el presente de una compi yogui (compi de barra de bar, cada uno se relaja como quiere) que en su día asistió a la comunión de Kiko Rivera; la mismísima cantante le preparó, con sus manos y manicura impoluta, un bocadillo de jamón con tomate para merendar, cantaron “el 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a toda avería”. Yo siempre he sabido relacionarme.
Aprovechando la celebración del funeral en Sevilla por la XVIII duquesa de Alba, Pantoja ingresó esa misma jornada en la cercana prisión de Alcalá de Guadaíra. Suspendió el espectáculo, naturalmente, y nosotros nos quedamos con las ganas de vivir ese momento POP. Nos prometimos que iríamos al siguiente, sin saber si lo habría y “así fue, así fue”. ¿Y cómo ha sido?
Espectacular -que no siempre es un adjetivo calificativo positivo- en todos los sentidos. Isabel, baja de voz al principio y obsesionada por demostrar sus capacidades vocales, cantó los nuevos temas de estilo añejo y los de siempre, los que lleva cantando desde que le vino el periodo. Experiencia traumática para ella, según le contó a Pablo Motos ¿Seguirá siendo fértil Isabel o los disgustos, como a Lydia Lozano, le habrán hecho yerma?
Comenzó, como no podía ser de otra manera, con el primer single de ‘Hasta que se apague el sol’, ‘Del olvido al no me acuerdo’. Toda una premonición. “Sigo estando aquí”, ”vivo de los recuerdos y estoy en desacuerdo en que hay que olvidar”, “probablemente estoy viviendo del pasado”. Todo el show estuvo impregnado del olor de lo antiguo. Cierto es que Isabel no es Cher, que en los 90 ,cuando la industria pensaba que estaba muerta artísticamente, lo petó al ritmo de vocoder con ‘Believe’, pero se echó de menos alguna diferencia con sus recitales de antaño. Un qué-sé-yo que además de recordarnos que sigue aquí, sigue viva y con ganas de caminar.
Le siguieron temas como ‘Hasta que te conocí’, un azote a Julián Muñóz 'Cachuli’ (con tanto desaire de bata de cola y golpe de abanico se me presenta como un santo), y ‘El moreno’, que también se lo dedica al exalcalde marbellí. Cuando canta la canción gimiendo, siempre pienso: ¿pensará en los ratos en la cama con el ex de Mayte Zaldívar? Un fan portaba una pancarta con el apodo de Julián escrito y un corazón roto. “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va…”. ¿Se lo cantaría a Jorge Javier Vázquez? A los que sí les dedicó unas palabras fue a sus familiares, especialmente a nietos, a su madre, a Juan Gabriel y a su compañía de discos. “Gracias a ‘Universal’ estoy hoy aquí”. No faltó el popurrí de los temas de ‘Marinero de luces’ ni la broma "cañones hacia mi persona".
El vestuario que, me confiesa mi confidente y compañera de butaca en un entremés, guardaba en los años 80 junto a la piscina cubierta de su chalet de la Moraleja, se redujo a un vestido de fiesta, una bata de pasear y un traje de flamenca. El de noche hecho a medida (que no de la alta costura como se ha dicho) recordaba a uno lucido por la Reina Sofía en los 80. Isabel Pantoja demostró vocalmente que le queda cuerda para rato, pero ¿y público? El pabellón estaba lleno.
“¡Ay, ay, ay! ¡Pantoja es lo que hay!” Coreaban los pantojeros y las pantojers antes, durante y después del concierto que Isabel Pantoja celebró ayer en el Palacio de los Deportes de Madrid. Tenían motivos para celebrar: la reina de la copla volvía a los escenarios después de algo más de dos años sin subirse a las tablas. “Gracias por este compás de espera” fueron las primeras palabras de la tonadillera. El recital -a modo de presentación del disco compuesto por su amigo Juan Gabriel- en Aranjuez y los canturreos sinfónicos en su visita a ‘El hormiguero’ fueron, y así nos los vendieron, como meros aperitivos de su debut.