España vota: ¿es graciosa Paz Padilla?

La humorista, presentadora y actriz andaluza despierta filias y fobias ¿a partes iguales? en todo el territorio nacional, sea éste el que sea. Es hora de ponernos de acuerdo, al menos en esto, es hora de acudir a las urnas para decidir si Paz Padilla es la monda o se pasa de graciosa. Para alcanzar un consenso conozcamos tres situaciones en las que la presentadora sustituta número uno de ‘Sálvame’ ha sido desternillante y tres en las que no.

Sí. Paz es la caña de España.

Paz Padilla en ‘Mujeres asesinas’. En esta película La Chusa en ‘La que se avecina’ interpretaba, y muy bien, a una mujer soltera de pocos recursos económicos al cargo de su anciana madre. Progenitora que interpretaba Mariví Bilbao y a la que Paz obligaba a fingir una conexión especial con la Virgen María y engordar su cuenta corriente con ‘la voluntad’ de las vecinas creyentes y devotas de los poderes adivinatorios de la octogenaria. El típico papel de cotilla infeliz que no se fía un pelo de nadie que Padilla bordó.

Paz Padilla como monologista. La gaditana cuando practica la comunicación unidireccional es simpática, graciosa… el problema viene cuando entra en escena un segundo. Para muestra de su maestría dando ‘discursos’ un botón: en este monólogo en ‘El club de la comedia’ Padilla airea los secretos y errores de guion de las series de aquel momento, aquel maravilloso momento, aquella edad de oro en que las series españolas, como ‘Médico de familia’, se exportaban al resto de Europa. Original y simpático el parlamento de Paz.

La conversación con su madre en el programa ‘Mi casa es la tuya’. Doña Lola, de la que dice haber heredado la gracia, contó a Bertín Osborne (Martín para la señora) que tras ponerle un pai-pai ¿bypass? le habían regalado la visita de un ‘boy’ a casa porque siempre había soñado con pasar la tarde con uno. Muy jocosa admitió que ella se llevaba muy bien con todos los compañeros de su hija en TeleCinco pero que de quien quiere ser íntima es de Basilio (Paolo Vasile) porque es el que manda en la cadena. En este caso la graciosa fue su madre pero hay que admitir que fue Paz la que la condujo por el camino del chascarrillo.

No. Paz es, como diría Antonio Gala: in-sobre-llevable.

El trato dado a Marco Ferri. La presentadora sustituta oficial de Jorge Javier Vázquez cada vez que ha recibido en su plató al gran hermano VIP italiano Marco Ferri lo ha tratado como a un objeto sexual impidiéndole contar lo que fuese que iba a contar el muchacho. Le ha roto pantalones, camisetas, lo ha encerrado en una jaula y le ha lanzado sus bragas sin importarle lo que sintiese el ‘instagramer’. Su objetivo era desnudarlo, por la ‘fuerza’. Paz sin medida. También se ha sobrepasado, entre otros, con Christian Gálvez.

Cada ocasión en la que abusa de su poder. Día no / día sí Paz Padilla les recuerda a sus colaboradores su supremacía. Bien está que la moderadora se haga respetar -y más en la selva en la que se convierte algunos días ‘Sálvame’- para mantener un buen ritmo de programa pero lo que es innecesario es que Padilla se dedique a juzgar moralmente cada uno de los comportamientos de sus compañeros y castigue sin turno de palabra a los que no le han bailado el agua.

Cada una de las veces en las que Paz defiende que ella es un personaje público pero no protagonista de las revistas del corazón. Paz entiende que la gente le reconozca por la calle pero no comprende que su boda salga en las revistas de ‘frivolidades’. Que no lo entienda da igual, lo que no puede hacer es soltar un monólogo de hora y cuarto en su programa para explicar su teoría, a ‘Sálvame’ se va a contar y no a pedir silencio. Cuando entró en el diario ya sabía que el 90% de las revistas del corazón se alimentan del mundo ‘Sálvame’, de los personajes que lo visitan y de cada uno de sus contertulios. Ajo y agua.