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Carmen Martínez-Bordiú es una estrella, caprichosa y seductora
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César Andrés Baciero

Mucha tele que cortar

Por
César Andrés

Carmen Martínez-Bordiú es una estrella, caprichosa y seductora

La nieta de Franco acudió a 'Sábado Deluxe' para hablar de lo divino y lo humano, de montañas y valles y de amor y sexo

Foto: Carmen Martínez-Bordiú. Viñeta de Jate para Vanitatis
Carmen Martínez-Bordiú. Viñeta de Jate para Vanitatis

Como en aquellos maravillosos años de ‘Sálvame Deluxe’, Carmen Martínez-Bordiú dio la exclusiva oficial de su romance con Timoyhy McKeague en '¡Hola!' y matizó su historia campechanamente en Telecinco. Empezó filosófica, “en la vida hay montañas y valles”, pero pronto entró en el barro de las materias terrenales confesando que le preocupa el peso y que le gustan las copas de ginebra-tónica. La carne divina hecha humana. Vive de las exclusivas desde que dejó de vivir del sueldo que le puso la abuela Carmen Polo. Nunca ha trabajado. Carmen es una bon vivant, “sé gastar dinero pero no sé ganarlo”, y tiene por mantra relativizarlo todo. La muerte de su hijo y la enfermedad terminal de su madre, Carmen Franco, las lleva con naturalidad. Sabe vivir con los que no están; “la energía está”. Carmen se come poco el tarro. Cuenta con la misma normalidad que su padre hizo las fotos del dictador Francisco Franco muerto que se ha pillado dos pedetes en su vida. Asume las críticas al abuelo pero a la hora de condenar su figura política se va por las ramas. No se puede pedir peras al olmo.

placeholder Carmen Martínez-Bordiú y Jorge Javier en 'Sábado Deluxe'
Carmen Martínez-Bordiú y Jorge Javier en 'Sábado Deluxe'

Carmen es buena entrevistada porque no tiene complejos. Ni siquiera los de su clase. Carmen habla de asuntos de cama sin despeinarse ni enrojecerse; “para mí es importante el sexo”. Sin rastro de falso orgullo admite su posición de ‘cornuda’ durante su relación con José Luis Miguel Rodríguez, el Chatarrero. Le rompió una foto contra el suelo después de pensar hacerlo contra la cabeza de él. Carmen es un volcán.

Nunca ha roto con sus parejas porque le hayan puesto los cuernos. Los de su exmarido José Campos le importaban un pito porque nunca lo quiso. Estuvieron siete años juntos. Ella también ha sido la otra, conoció al Chatarrero cuando estaba casado. Lo cuenta sin rastro de culpa. En algo se parece al abuelo Paco la Nietísima. Cuando se divorció de su mujer le propuso contarlo ella en una revista para llevarse un poco de dinero. Sexualmente es abierta pero no practica tríos ni orgías. Se nos cae un poco el mito.

placeholder Carmen Martínez-Bordiú en 'Sábado Deluxe'.
Carmen Martínez-Bordiú en 'Sábado Deluxe'.

Las críticas siempre se las ha pasado por el mismísimo. Incluso cuando se enamoró de Jean Marie Rossi estando casada con Alfonso de Borbón y dejó a sus hijos en España para huir a París. Ella era una niña, tenía 23 años. Ni su padre Cristbal Martínez-Bordiú ni su ex se lo pusieron fácil. Los ha perdonado. Dice que si la psicoanalizan lo mismo llevan razón los que dicen que estuvo en sus años de juventud con hombres mayores porque buscaba la figura paterna y ahora que es mayor busca en el joven neozelandés la figura de un hijo. A ella qué más le da. Es caprichosa. Caprichosa y seductora, lo advirtió Jorge Javier al presentarla y lo confirmó Mila Ximénez: Carmen le da a todo la vuelta. Carmen es brillante. Es una estrella. Ni canta ni baila pero no se la pueden perder.

Como en aquellos maravillosos años de ‘Sálvame Deluxe’, Carmen Martínez-Bordiú dio la exclusiva oficial de su romance con Timoyhy McKeague en '¡Hola!' y matizó su historia campechanamente en Telecinco. Empezó filosófica, “en la vida hay montañas y valles”, pero pronto entró en el barro de las materias terrenales confesando que le preocupa el peso y que le gustan las copas de ginebra-tónica. La carne divina hecha humana. Vive de las exclusivas desde que dejó de vivir del sueldo que le puso la abuela Carmen Polo. Nunca ha trabajado. Carmen es una bon vivant, “sé gastar dinero pero no sé ganarlo”, y tiene por mantra relativizarlo todo. La muerte de su hijo y la enfermedad terminal de su madre, Carmen Franco, las lleva con naturalidad. Sabe vivir con los que no están; “la energía está”. Carmen se come poco el tarro. Cuenta con la misma normalidad que su padre hizo las fotos del dictador Francisco Franco muerto que se ha pillado dos pedetes en su vida. Asume las críticas al abuelo pero a la hora de condenar su figura política se va por las ramas. No se puede pedir peras al olmo.

Luis Miguel Rodríguez Francisco Franco Jorge Javier Vázquez Mila Ximénez