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Leticia Dolera no es el enemigo

Cuando se hace un 'casting', se busca también un perfil físico determinado. El cuerpo de una actriz es su herramienta de trabajo y esta es una cuestión que no puede obviarse en este debate

Foto: Leticia Dolera. (EFE)
Leticia Dolera. (EFE)

Leticia Dolera está rodando una serie con tres protagonistas femeninas, un equipo liderado por directoras en casi todos los departamentos técnicos, con otras dos directoras para el rodaje de la mitad de los capítulos —algo poco o nada habitual en nuestra industria audiovisual— y con cinco empleadas embarazadas, una de ellas ya de baja por maternidad. Pero resulta, y a pesar de todo, que es una mala feminista y que no está comprometida con el movimiento. La razón es que como directora tomó la decisión de no contratar —que no despedir— a una mujer, la actriz Aina Clotet, que, en el momento en que arrancara el rodaje, estaría embarazada de cuatro meses y medio, y acabaría de seis, para interpretar a un personaje que decide tomar la píldora, no quiere tener más hijos, comienza a vestir de forma provocativa y mantiene varias relaciones sexuales a lo largo de la temporada.

Cuando se hace un 'casting', se busca también un perfil físico determinado. El cuerpo de una actriz es su herramienta de trabajo y esta es una cuestión que no puede obviarse en este debate. Hacerlo no solo es bastante injusto para Dolera, que ha dado siempre la cara cuando nadie quería hacerlo, mucho antes de que el feminismo fuera 'mainstream' en nuestro país, ganándose de paso la enemistad de parte del sector por decir las cosas que nadie quería escuchar. También es injusto para todas las mujeres que son despedidas por quedarse embarazadas en trabajos que nada tienen que ver con su físico, ya que se las quieren quitar de en medio para no tener que pagar bajas de maternidad ni establecer después del parto jornadas reducidas. No es el caso. Dolera ofreció un papel capitular, y me consta que hubiera contado con ella para un papel más protagonista si la serie hubiera contado con una segunda temporada.

placeholder Leticia Dolera, durante la manifestación del 8 de marzo. (Cordon Press)
Leticia Dolera, durante la manifestación del 8 de marzo. (Cordon Press)

Si vas a interpretar a un judío que lleva un año en un campo de concentración, no puedes aparecer en un rodaje con 50 kilos de más. Si vas a hacer una miniserie sobre Jesús Gil, tampoco puedes aparecer como si te hubiera entrado la solitaria. Si vas a interpretar a mujer que ha decidido vestir ajustada, no volver a tener hijos y follar como si no hubiera un mañana, no puedes estar embarazada de cinco meses durante el rodaje. A esas alturas no cuela por tripita cervecera ni vientre flácido a consecuencia de anteriores partos. Es una tripa redonda. Porque, repito, tu cuerpo es tu herramienta de trabajo y no se puede comparar al resto de situaciones en las que sí se despide a embarazadas de manera absolutamente injustificada. Se escogen perfiles que se imaginaron previamente para contar una historia, no se adapta una historia a unos perfiles. A no ser que seas una superestrella y posiblemente la productora ejecutiva del proyecto.

Tu cuerpo es tu herramienta de trabajo y no se puede comparar al resto de situaciones en las que sí se despide a embarazadas

Hay una idea en la que se incide desde que la polémica ha inundado las redes. Por un lado, se habla de que existen formas de disimular un embarazo y de que Gal Gadot, Lena Headey o Penélope Cruz estaban embarazadas cuando rodaron 'Wonder Woman', 'Juego de tronos' y 'Piratas del Caribe' respectivamente. ¿De verdad creéis que los presupuestos que se manejan para estas superproducciones americanas son como el que tiene Leticia Dolera para 'Déjate llevar'? Entonces, dejadme que os diga que sois muy optimistas respecto al estado del audiovisual español. De haber sido así, sin duda, no estaríamos hablando de esto hoy.

Leticia Dolera tomó las decisiones que consideró adecuadas acorde a un presupuesto y a unos perfiles determinados para interpretar a cada personaje. Como habría hecho cualquier otra directora o director. Dicen que si esto le hubiera sucedido a un hombre le estarían lapidando. Yo creo que, de ser así, jamás nos habríamos enterado. ¿O es la primera vez que en la historia del cine español no se cuenta con una embarazada porque su personaje no lo estaba? Más bien creo que si se ha hecho público es porque ella es la directora y el titular era demasiado goloso como para dejarlo pasar. Otra cosa es que las hordas de machirulos y falsos aliados estén deseando ver cualquier grieta en su discurso para cuestionar su compromiso e invalidar el movimiento.

Leticia Dolera está rodando una serie con tres protagonistas femeninas, un equipo liderado por directoras en casi todos los departamentos técnicos, con otras dos directoras para el rodaje de la mitad de los capítulos —algo poco o nada habitual en nuestra industria audiovisual— y con cinco empleadas embarazadas, una de ellas ya de baja por maternidad. Pero resulta, y a pesar de todo, que es una mala feminista y que no está comprometida con el movimiento. La razón es que como directora tomó la decisión de no contratar —que no despedir— a una mujer, la actriz Aina Clotet, que, en el momento en que arrancara el rodaje, estaría embarazada de cuatro meses y medio, y acabaría de seis, para interpretar a un personaje que decide tomar la píldora, no quiere tener más hijos, comienza a vestir de forma provocativa y mantiene varias relaciones sexuales a lo largo de la temporada.

Leticia Dolera
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