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De Balerion a Drogon: historia de los dragones de la Casa Targaryen
Las criaturas voladoras de Daenerys son tres personajes imprescindibles en la historia de 'Juego de tronos' y recogen la tradición del linaje de Khaleesi
No pasean por alfombras rojas, pero son las estrellas de la serie. No dan entrevistas, pero su aparición en pantalla es el momento más deseado de cada capítulo. No se les fotografía a escondidas en los rodajes, pero cuando se dejan ver poco importa quién les acompañe en la escena. Y eso que fueron creados a partir de un simple pollo. Drogon, Viserion y Rhaegal, los dragones de ‘Juego de tronos’ son tres personajes nacidos gracias a la tecnología, pero también algo más que unos buenos efectos especiales. Son la principal preocupación de su madre, Daenerys. Y su principal arma. Y como todo en la serie de HBO, tienen detrás una gran historia.
Según escribió George R. R. Martin en la saga que adapta ‘Juego de tronos’, hace miles de años los valyrianos tropezaron con los primeros huevos de dragón en las montañas de los catorce fuegos, una cadena de volcanes de la Península Valiria. Allí los huevos eclosionaron y los señores fueron capaces de someter a las criaturas a su voluntad, para utilizarlos posteriormente en la conquista del mundo conocido. Desde entonces fueron conocidos como Señores del Dragón, y resultaron esenciales en la invasión del continente de Essos. Antiguos imperios fueron derrotados y poblaciones enteras fueron esclavizadas para dar forma a regiones que aún conservan ruinas de tiempos mejores. Lugares como Astapor, Yunkai y Meereen, por los que Daenerys Targaryen ha pasado en su camino hacia Poniente, fueron ocupadas por sus antepasados, con Aegon el Conquistador a la cabeza, antes de que decidieran seguir el mismo rumbo.
Aegon y el Trono de Hierro
Siguiendo la costumbre valyria, Aegon se casó con sus hermanas Rhaenys y Visenya. Para establecerse en el continente, fundaron Desembarco del Rey y en su lucha por extender su poder, Aegon ordenó a su dragón, Balerion, quemar el castillo de Harrenhal, el más poderoso e infranqueable, después de que su señor se negase a rendirse. Juntos cabalgaron por los cielos de Poniente, y en batallas legendarias como la de Campo de Fuego, lograron imponerse a los ejércitos del Reino de la Roca y el Reino del Alcance. A pesar de que por cada hombre de Aegon había cinco de sus rivales, Balerion, Meraxes y Vhagar, los tres dragones de los Targaryen, brasearon a cuatro mil hombres entre los que se encontraba el propio rey del Alcance. Uno a uno el Conquistador se hizo con seis de los siete reinos independientes de Poniente, y Dorne se unió posteriormente tras una alianza matrimonial.
Para dejar constancia de su victoria, Aegon ordenó forjar el Trono de Hierro en el que hoy se sienta Cersei Lannister. Y lo hizo a partir de doscientas espadas que pertenecían a los señores que le juraron fidelidad, sometidas al fuego de Balerion, su dragón, al que apodaban “el temor negro”. Una criatura que vivió casi durante doscientos años y cuyo cráneo vemos en el segundo episodio de la séptima temporada de ‘Juego de tronos’.
Balerion, el más grande de su especie
El primer dragón que montó un Targaryen sobrevivió a su primer dueño, y tras la muerte de Aegon, su hijo Maegor fue el encargado de surcar los cielos en sus lomos. Según George R. R. Martin, Balerion murió de viejo y el último de los jinetes en cabalgarlo fue Viserys I. Las descripciones del dragón hablaban de una criatura de color negro con reflejos rojos, unas características que llevan a Daenerys a pensar que su Drogon es una reencarnación del espíritu de Balerion.
Tras su muerte, los dragones de los Targaryen no lograron alcanzar el tamaño y la efectividad de su afamado antecesor, del que cuentan las leyendas que podía tragarse un buey entero. Tal y como le cuenta Qyburn a Cersei en su visita a las mazmorras, durante el reinado Targaryen los cráneos de los dragones fallecidos adornaban la sala del trono de la Fortaleza Roja, según su fecha de nacimiento. La última calavera en sumarse a la decoración de la estancia apenas alcanzaba el tamaño de un perro.
Locura Targaryen por los dragones
Tal y como narra el Gran Maester Pycelle en las ‘Historias y Lore’ de la cuarta temporada de ‘Juego de tronos’, los Targaryen nunca dejaron de intentar revivir a sus dragones, y para ello tomaron decisiones radicales que no tuvieron recompensa. Aerion Targayen, apodado “Llamabrillante”, fue capaz de beber una copa de fuego valyrio creyendo que se transformaría en un dragón. Su primo Aegon V vivió un reinado turbulento, y pensó que solo cabalgando su propia criatura sería capaz de imponer el orden. Para ello comenzó un incendio que destruyó la residencia de verano de la Casa Targaryen y acabó con su vida, la de su hijo y el Lord Comandante de la Guardia Real que les acompañaba.
Mucho más sensata fue la relación de Aerys II, conocido como 'Rey Loco' con el fuego, y a falta de seres extraordinarios de los que valerse para brasear a sus víctimas, él mismo condenaba a la hoguera a todo aquel que veía como un enemigo. Su hija Daenerys amenaza ahora ese Poniente que dirigió con tiranía y lo hace gracias a las criaturas que nacieron de los huevos que le regalaron el día de su boda.
Drogon, Viserion y Rhaegal
“El magíster Illyrio dio una orden, y cuatro esclavos corpulentos se adelantaron portando un gran cofre de cedro con adornos de bronce. Al abrirlo descubrió los mejores terciopelos y damascos que se podían encontrar en las Ciudades Libres…. Y, sobre ellos, entre los suaves pliegues de los tejidos, tres huevos grandes. Dany se quedó sin aliento”. Así contó George R. R. Martin en el primer libro de la saga cómo llegaron a las manos de Khaleesi los huevos de los que salieron las legendarias criaturas. En ‘Choque de Reyes’ nacieron los dragones, y a la hora de ponerles nombre su madre se inspiró en “aquellos a los que los dioses se han llevado”. Rhaegal, “en recuerdo a mi valiente hermano”, Viserion, por Viserys que “era cruel, débil y cobarde, pero también era mi hermano. Su dragón hará lo que él no pudo hacer”, y Drogon, del que los propios dothraki le señalaron su parecido con Balerion, por Khal Drogo.
A lo largo de siete temporadas los hemos visto crecer, cocinarse sus primeras carnes o ser los más leales escuderos de Daenerys a la voz de “dracarys”. Que en Alto Valyrio significa “fuegodragón”. Las víctimas que han perecido a su paso son prácticamente incontables, pero entre los momentos más espectaculares se encuentra una de las primeras “misiones” de Drogon, cuando Daenerys simula canjearlo por el ejército de Inmaculados, o su rescate en las arenas de Meereen. Quizá esta noche podamos añadir una nueva escena a esta lista rebosante de sangre, fuego y carne a la brasa. Según los expertos, en el tráiler del cuarto episodio se puede ver una figura rubia sobre Drogon, lo que significaría que Daenerys volvería a cabalgar a lomos de su dragón. Una criatura para la que Qyburn, uno de los esbirros de Cersei Lannister, ha creado su propio armamento. Pero ¿será suficiente para vencer a Drogon, el sucesor del todopoderoso Balerion?
No pasean por alfombras rojas, pero son las estrellas de la serie. No dan entrevistas, pero su aparición en pantalla es el momento más deseado de cada capítulo. No se les fotografía a escondidas en los rodajes, pero cuando se dejan ver poco importa quién les acompañe en la escena. Y eso que fueron creados a partir de un simple pollo. Drogon, Viserion y Rhaegal, los dragones de ‘Juego de tronos’ son tres personajes nacidos gracias a la tecnología, pero también algo más que unos buenos efectos especiales. Son la principal preocupación de su madre, Daenerys. Y su principal arma. Y como todo en la serie de HBO, tienen detrás una gran historia.