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¿Cómo podemos conseguir nuestros objetivos?

Es muy común tener un listado de objetivos pendientes en la mente, que semana tras semana, mes tras mes, incluso año tras año, nos repetimos, pero

Es muy común tener un listado de objetivos pendientes en la mente, que semana tras semana, mes tras mes, incluso año tras año, nos repetimos, pero no somos capaces de materializar; como hacer deporte, quitarse esos kilos de más, dejar de fumar, aprender idiomas…

¿Qué podemos hacer para conseguir que esos objetivos se hagan realidad?

Paso 1. Vamos a marcar y a definir los objetivos a conseguir. Para eso:

Elabora un plan de acción para conseguirlo. Ya tienes clara cuál es tu meta, ¡perfecto!, ahora hay que dividirla en pequeños objetivos a realizar cada día, la idea es ir de lo global a lo específico. Partimos de los objetivos globales que queremos conseguir, luego deberemos marcarnos las tareas mensuales, semanales y finalmente las diarias. Reserva en tu agenda el tiempo dedicado a cumplir tus objetivos, si no lo haces, al final tenderás a llenar el hueco con otras actividades que se podrían haber realizado en menos tiempo. Las intenciones, sin estrategias, sin planes de acción, no sirven, y es prácticamente seguro que no las llevaremos a cabo. La intención no basta, hay que aplicar voluntad.  Como dice un proverbio chino, “hablando no se cuece el arroz”.  Y como dice el maestro Yoda a Luke Skywalker: “No, no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.

La ilusión y el optimismo nos ayudan a conseguir nuestros retos con más facilidadLa estrategia clave para conseguir nuestros objetivos es la automotivación, es decir, la capacidad para motivarse a uno mismo, y generar fuerzas desde nuestro interior que nos guíen y que nos impulsen a realizar las cosas. No esperar a que estímulos externos nos pongan las pilas. Cuando somos capaces de motivarnos por nosotros mismos nos fortalecemos, y la posibilidad de conseguir nuestros objetivos aumenta considerablemente.

Cuando somos pequeños, realizamos las cosas para recibir el refuerzo y la atención de los que nos rodean. A un niño la motivación de que sus padres les digan que bien los haces, ya le sirve, por ejemplo, para impulsar su aprendizaje lectoescritor, él quiere leer como todos su compañeros de la clase.

De adultos, esta estrategia ya no nos vale. Muchas veces no es posible encontrar un reforzador externo, (alguien que nos premie por nuestra actuación), y es por eso, que en muchas ocasiones, gran parte de los objetivos que nos planteamos a principio de año, se quedan olvidados y relegados en un rincón de nuestra mente.

Se trata de aprender a orientarnos hacia el logro, obteniendo como beneficio la satisfacción por el esfuerzo realizado, disfrutar no solo del objetivo conseguido, sino del proceso, del día a día en el que nos esforzamos por realizarlo. La ilusión y el optimismo que creamos nos ayuda a conseguir nuestros retos con más facilidad y a sentirnos con fuerzas para enfrentarnos a los siguientes.

Es muy común tener un listado de objetivos pendientes en la mente, que semana tras semana, mes tras mes, incluso año tras año, nos repetimos, pero no somos capaces de materializar; como hacer deporte, quitarse esos kilos de más, dejar de fumar, aprender idiomas…