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"Lemmy era feliz. Hacía siempre lo que le salía de los huevos"
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Víctor García

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Víctor García

"Lemmy era feliz. Hacía siempre lo que le salía de los huevos"

Su personalidad ha sido única dentro del rock and roll y por este motivo, junto a sus creaciones artísticas, Lemmy Kilmister se ha convertido en una figura irreemplazable y legendaria

Hubo un tiempo, 40 años duró, en el que existió un grupo de rock and roll llamado Motorhead. Su fundador y líder, Lemmy Kilmister, personificó la bandera que tal estilo musical ondeaba: sexo, drogas y rock and roll, e increíblemente la ondeó más que nadie: su actitud duró cuatro décadas. Adicto al juego, adicto a la bebida, adicto a ciertas drogas, adicto a las mujeres. Así vivió Ian Fraser Lemmy Kilmister desde 1975 hasta el 28 de diciembre de 2015 que, con 70 años y cuatro días, un cáncer desactivó su cerebro y con ello se paró una máquina de componer, tocar y viciarse. ¿Era feliz? “Yo creo que sí. Si hacía siempre lo que le salía de los huevos...”. Esta frase resume el éxito de su figura entre el público, aunque tal modo de vida daba algún quebradero de cabeza a quienes trabajaban cerca de él.

Unas horas después que se confirmase el fallecimiento de este icono, El Confidencial charló con una persona cercana al grupo que para esta gira europea se había hecho con los servicios de la banda británica. A pesar de que en el último año y medio Motorhead ha sido irregular en cuanto a su aparición por los escenarios, el actual caché del grupo era el más alto de toda su carrera. Y si Lemmy hubiera sido más 'sano', ¿sería igual de alto o Lemmy y Motorhead no tendrían tanto carisma? Aunque depende de cada país y de cada actuación, iban a pisar escenarios a razón de más de 100.000 euros por show. “Eran uno de los grandes”.

Tocando con sordera

Con 70 años a sus espaldas, Lemmy pretendía mostrar en 2016 el último trabajo de estudio de Motorhead -'Bad Magic', el vigesimosegundo-, y aunque la audiencia no lo percatara lo haría sin apenas poderlo escuchar. Su estilo 'fast and loud' lo cumplió siempre, algo que provocó que desde hace un tiempo Lemmy estuviera prácticamente sordo. ¿Y cómo se las apañaban para tocar y sonar bien? El guitarrista Phil Campbell y el baterista Mikkey Dee debían estar atentos a su ritmo, que rara vez falló. En España, en un concierto en Gijón se equivocó en una nota y mandó repetir la canción entera pidiendo perdón al público, que aparentemente no mostró señales de apreciar tal error.

A la sordera le acompañaba un carácter en el que cabían pocos consejos. Su estilo de vida era el estilo de vida de Motorhead y, por tanto, la manera de funcionar debía de ser fiel a la opinión y exigencia de Lemmy. No era toro sencillo de lidiar y para muestra un episodio que tuvo con un chófer de autobús durante una gira. Al mencionado conductor se le ocurrió tirar a la basura un plato de pollo con patatas que Lemmy llevaba 'macerando' durante un par de jornadas en el interior del vehículo. 'Live fast' pero 'eat late', a Kilmister le gustaba comer esta receta pero un par de días después de haberse cocinado… el chófer firmó su finiquito en ese instante.

Su tragaperras del camerino

Otro capítulo en el que se refleja su fuerte personalidad ocurrió en el Monster of Rock de Zaragoza de 2007 en el que, antes de salir al escenario, había perdido en su tragaperras del camerino 300 euros. Lemmy no saltó a las tablas hasta que se le devolvió el importe que había perdido. Jugaba por la mañana, por la tarde y por la noche… en su propia máquina tragaperras. En la última etapa de Motorhead la tragaperras era un instrumento más con el que Motorhead debía viajar.

Su adicción por el juego acompañaba al que tenía por la bebida. Una botella diaria de Jack Daniels con Coca Cola que en este 2015 cambió por Absolut con zumo de naranja -tenía diabetes y esta combinación tenía menos azúcar-. Anteriormente intentó el vino… pero se bebía un par diarias y los médicos no quedaron satisfechos con el cambio.

Ha habido muchos ejemplos -y seguirá habiéndolos- de sexo, drogas y rock and roll, pero ninguno tan longevo como el de Lemmy. Ha pulverizado la marca de cualquier ser humano porque aunque el 'speed' lo abandonó hace tiempo, otro tipo de droga continuó estando de una manera regular en su vida y en su aparentemente indestructible cuerpo. “No quiero que nadie tome drogas siguiendo mi ejemplo”, ha señalado en diferentes entrevistas.

Mil frases recurrentes

Coleccionista de frases recurrentes en entrevistas (“nunca me he acostado con una mujer fea, pero sí me he levantado con unas cuantas”; “ si Motorhead se muda a tu barrio no crecerá más hierba en tu jardín”; “Lemmy, ¿eres Dios?”, Lemmy: “¡No, qué va, una vez vi a Dios cuando estaba de ácido, y él era mucho más alto!”; “Lemmy, ¿cómo llevas las resacas?”, Lemmy: “Chaval, las resacas son para los que dejan de beber…”), se hizo famosa la duda entre los plumillas de si a ellas acudía con una botella de Jack llena de zumo de manzana o era realmente bourbon… hoy, pocas dudas quedan.

¿Y ahora qué? Motorhead ya es historia. Seguramente en algún lugar del mundo se celebre algún concierto homenaje con Phil y Mikkey hacia la figura de Lemmy, pero el grupo como tal ya ha dejado de existir. La actitud de Lemmy, tanto encima como fuera de los escenarios, es irreemplazable. Quizás por eso y porque “hacía lo que le salía de los huevos, a la gente le gustaba tanto. Muchos quisieran ser como él”: un hombre feliz haciendo lo que le da la gana y cuyo modo de vida, a su vez, ha proporcionado felicidad a millones de personas (y lo seguirá haciendo a través de su legado).

Cuando muera será un buen momento para dejar de tocar, porque allí es cuando Dios te dice que debes moderarte, cuando muera”. (Lemmy Kilmister nació el 24 de diciembre de 1945 en Burslem, Inglaterra, y murió el 28 de diciembre en el sofá de su casa de Los Ángeles viendo una especie de videojuego/tragaperras de su bar preferido, The Rainbow. Hacía lo que le apetecía en ese momento).

Rock In Peace.

Hubo un tiempo, 40 años duró, en el que existió un grupo de rock and roll llamado Motorhead. Su fundador y líder, Lemmy Kilmister, personificó la bandera que tal estilo musical ondeaba: sexo, drogas y rock and roll, e increíblemente la ondeó más que nadie: su actitud duró cuatro décadas. Adicto al juego, adicto a la bebida, adicto a ciertas drogas, adicto a las mujeres. Así vivió Ian Fraser Lemmy Kilmister desde 1975 hasta el 28 de diciembre de 2015 que, con 70 años y cuatro días, un cáncer desactivó su cerebro y con ello se paró una máquina de componer, tocar y viciarse. ¿Era feliz? “Yo creo que sí. Si hacía siempre lo que le salía de los huevos...”. Esta frase resume el éxito de su figura entre el público, aunque tal modo de vida daba algún quebradero de cabeza a quienes trabajaban cerca de él.

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