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Orgullo comunista: libros que se caen por la izquierda
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Alberto Olmos

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Orgullo comunista: libros que se caen por la izquierda

Podemos entra en la ficción y en las memorias de los escritores españoles en un momento en el que muchos autores se replantean su significación política

Foto: El escritor Javier Pérez Andujar (EFE)
El escritor Javier Pérez Andujar (EFE)

En general, los escritores son de izquierdas. Ya ir por el mundo diciendo que eres escritor es ir diciendo que eres de izquierdas. La gente da por hecho que alguien que escribe y se acuesta a la cinco de la mañana no puede votar al PP.

También en general, los escritores son cobardes. Pueden escribir diatribas espectaculares contra el capitalismo, pero nunca contra los lectores (el mercado); pueden señalar con el dedo a Angela Merkel, pero nunca al ejecutivo del gran grupo editorial donde publican, o donde quizá quieran publicar; pueden, en fin, denunciar la corrupción urbanística al tiempo que aceptan sin rubor alguno un premio que saben amañado.

La conjunción de ideología de izquierdas y cobardía da como resultado el cambio de voto. Ahora ningún escritor dice que vota al PSOE, y muchos empiezan a encontrar rentable hacerse de Podemos. El poder da de comer a muchos escritores.

Ricos y pobres

Hay dos tipos de escritores de izquierdas (y con esto les voy a sorprender): ricos y pobres. Normalmente los escritores ricos (o de buena familia) se consideran la auténtica izquierda. Ser pobre y ser de izquierdas resulta a su juicio demasiado ramplón, una vulgaridad.

Ser pobre y ser de izquierdas resulta demasiado ramplón, una vulgaridad

Javier Pérez Andújar sabe lo que es vivir bajo el desprecio ideológico que, irónicamente, promueve en cierta izquierda su origen humilde. Nacido en San Adrià de Besòs, lleva casi una década escribiendo sobre el extrarradio de Barcelona y sobre la cultura popular.

Ignacio Echevarría denominó “proletarismo cult” lo que hace, que no es otra cosa, según palabras del crítico, que “jactarse de su origen humilde y hacer profesión de la circunstancia para él heroica de haberse educado en un entorno iletrado”. Un entorno iletrado no legitima a un escritor para ser verdaderamente de izquierdas. Todos esos balcones de hierro con bombonas y ropa tendida que dan a un poblado gitano no hacen ideología. Para Echevarría y otros, la ideología de izquierdas se hace leyendo a TW Adorno y a Walter Benjamin en el porche de tu chalet.

placeholder Portada de 'Diccionario enciclopédico de la vieja escuela'
Portada de 'Diccionario enciclopédico de la vieja escuela'

Andújar acaba de publicar 'Diccionario enciclopédico de la vieja escuela' (Tusquets), que por desgracia no es lo mejor de su obra. Es en verdad la reunión de multitud de artículos suyos publicados aquí y allá, y ordenados en una suerte de orden alfabético subversivo. Leemos: “Teníamos que enseñarle las manos y si las llevábamos limpias nos dejaban entrar. Las manos sucias de compromiso político, así las tenía la gente”. Suena, sí, un poco ramplón y panfletario.

Lo que más me gusta de Javier Pérez Andújar, con todo, es que, siendo catalán, odia algo con más entusiasmo que al estado español: al señorito de Barcelona. Ahí hay que reconocerle una enorme perspicacia. En 'Paseos con mi madre' (Tusquets) daba buena cuenta de la estratificación pavorosa de la ciudad condal, amén de hablarnos de balcones con bombonas y poblados gitanos (para darse aires, sin lugar a dudas).

Viejos comunistas

También ha caído en mis manos estos días 'Antimemorias de un comunista incómodo' (Península), de Andrés Sorel. Se podría hacer la reseña de este libro sin leer otra cosa que su título. ¿Cuándo un comunista ha sido cómodo? ¿Qué nos quiere decir el autor cuando, además de comunista, hace gala de serlo de manera destemplada? ¿No pone la guinda a tanta exageración llamar antimemorias a las propias memorias, en un intento casi desesperado por venderse revolucionario?

El viejo comunista después de una vida de -parece- lucha por el pueblo, sólo recuerda a toda esa gente famosa (Saramago, Sampedro, Gamoneda, etc.) con la que tomó vinos

Luego, como era previsible, uno se da de bruces con la inoperante fatuidad del viejo comunista, que, después de una vida de -parece- lucha por el pueblo, sólo recuerda a toda esa gente famosa (Saramago, Sampedro, Gamoneda, etc.) con la que tomó vinos. Hay como un álbum de cromos hacia el final donde los nombra exhaustivamente, siempre con la intención de equipararse en obra y talento. Pero el final/final de estas memorias está dedicado a Podemos, formación política a la que Sorel ve con buenos ojos y aconseja con suficiencia: “Han de tener cuidado y ser críticos...”

'Drag queens' de Podemos

Miren qué faja: “Una novela descacharrante sobre un variopinto grupo de parados que deciden “asaltar los cielos” al grito de “¡Sí se puede!”.

placeholder Portada de 'Furias divinas'
Portada de 'Furias divinas'

Eduardo Mendicutti presenta en 'Furias divinas' (Tusquets) un podemismo desaforado, loquísimo y efectivamente oportunista. Con todo, esta novela ligera se lee con auténtico placer, sobre todo por el afloramiento en sus páginas de unas expresiones coloquiales procedentes del ambiente gay que emparentan 'Furias divinas' con algunas obras de Fernando Vallejo o de Jaime Bayly. “No pongas esas cara de UPyD”, se dicen unas a otras las 'drag queens' de la novela. “Mira, ¿por qué no te haces de Ciudadanos?”, leemos en otro momento. “Seguirás siendo de derechas, muy de derechas, por eso no te preocupes, pero parecerás moderna.”

Tanto la obra de Andújar como la del comunista incómodo como la de Mendicutti las ha publicado el Grupo Planeta, por cierto.

Una editorial pequeña e independiente publica sin embargo 'Las transiciones' (Periférica), del poeta reconvertido en novelista Vicente Valero. 'Las transiciones' es una fábula sobre la llegada a España de la democracia y sobre la generación que pegó los primeros carteles electorales. Es un libro emotivo, aparentemente liviano, pero que consigue levantar una sentimentalidad política de enorme poder sugestivo. Trazas del Bernhard menos histérico y una delicadeza cercana a la de la novela de culto 'Helena o el mar del verano', de Julián Ayesta, hacen de este título uno de lo mejores de entre los que les esperan ahora mismo en las librerías.

En general, los escritores son de izquierdas. Ya ir por el mundo diciendo que eres escritor es ir diciendo que eres de izquierdas. La gente da por hecho que alguien que escribe y se acuesta a la cinco de la mañana no puede votar al PP.

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