Es noticia
Seúl 1988: se inicia un proceso de cambio
  1. Deportes
  2. Cerca de las estrellas
Ramón Trecet

Cerca de las estrellas

Por

Seúl 1988: se inicia un proceso de cambio

Los Juegos de Seúl 1988 estuvieron marcados por el positivo de Ben Johnson. A partir de ese negro y nefasto episodio muchas cosas cambiarían en los siguientes

Foto: Ben Johnson ganó los 100 metros en los Juegos de Seúl, dando positivo en el control antidopaje al que fue sometido (Reuters)
Ben Johnson ganó los 100 metros en los Juegos de Seúl, dando positivo en el control antidopaje al que fue sometido (Reuters)

Lo primero que impresiona cuando llegas a Seúl es el río Han, un juez de paz que marca el pulso de la ciudad, con sus antiguas puertas reconstruidas tras la destrucción casi total durante la guerra de Corea, 1950-1953... Perdón, 1950 y sin acabar, porque en 1953 se firmó un armisticio y técnicamente hablando la guerra no ha acabado. El recuerdo es permanente, porque ya se encargan de ello desde Corea del Norte y sobre todo la presencia masiva de fuerzas de EEUU, con emisora propia de TV, en la que los presentadores, en ese 1988, iban vestidos de uniforme... Hasta una semana antes de comenzar los Juegos. Los colegas de la KBS te contaban múltiples historias, pero nada comparado con lo que vi en PanMunJom, con tanques con el motor en marcha, soldados en uniforme de combate... PanMunJom está a 38 kilómetros de Seúl, así que pocas bromas. Corea del Sur necesitaba ponerse en el mapa mundial y ser percibida como potencia económica emergente y ahí comenzaba el plan de Samaranch para llevar al movimiento olímpico y a su franquicia, los Juegos, a una nueva era.

Samaranch iba cumpliendo un cronograma grabado a fuego en su cerebro, tras su toma de posesión en Moscú, con arreglo a los siguientes hechos:

1981, Juegos otorgados a Seúl como parte del plan para expandir a Extremo Oriente la serie de ciudades que en su emergencia económica, querían saltar al plano de la percepción global con efectos posteriores en turismo, imagen, etcétera.

1985, Monique Berlioux deja de ser la Directora General del COI, siendo despedida con todos los honores, puente de plata, las máximas condecoraciones... De paso, todo el poder para Samaranch, con unas premisas fundamentales:

1) Las ciudades sede las elige Juan Antonio Samaranch, que ya se encarga de llegar a acuerdos con todos los miembros del Ejecutivo, que por unas razones u otras, comen de su mano.

2) Las ciudades elegidas deben ser ejemplo de obtención de frutos inmediatos en cuanto a su situación de popularidad en el mapa del mundo, tanto en el plano económico, como de imagen, como el turístico.

3) Las ciudades... Lo más conveniente es que formen parte de países con regímenes políticos con dirigentes muy absolutistas, porque así la interlocución es más eficiente. Entre dos o tres personas con poder casi absoluto, se pierde menos tiempo.

1986, el sueño de Samaranch va a cristalizar en su ciudad, Barcelona, a quien otorga los Juegos de 1992. Una de las cualidades positivas de Samaranch, es su extremada discreción. Su ambición es tan grande que no se permite el menor gesto altivo, la más mínima muestra de autocomplacencia. He vivido con él momentos muy puntuales que contaré a lo largo de esta serie.

Todos llegamos a Seúl, septiembre 1988, con una pesada losa de responsabilidad en nuestra mochila. La delegación de 'TVE', encabezada por Pilar Miró, sabe, SENTIMOS que no podemos perder un segundo, que cada brizna de experiencia que nos dejen palpar, será vital para los cuatro años siguientes.

Seúl cumple condiciones primordiales en el esquema mental de la nueva era olímpica en la cabeza de Samaranch. Primero, Seúl en 1988 es la capital de un país a cuyo frente hay un dictador, Roh Tae-Woo, que naturalmente se escuda tras los Juegos para dulcificar su imagen; a cambio, cumple todas las sugerencias impartidas por los nuevos ejecutivos de Samaranch, incluida la prohibición de vender carne de perro en los mercados de la ciudad.

Desde el punto de vista deportivo, el máximo peligro para la credibilidad del modelo Samaranch era el dopaje; como ahora mismo Río 2016 tiene ese problema claramente y en 1988 el dopaje estalló en el centro neurálgico del deporte rey hasta entonces: ATLETISMO, BEN JOHNSON.

Teníamos a un cámara maravilloso, Vidal Morís, de la tradición profesional de Sant Cugat, gloria bendita, que personalizaba y complementaba las imágenes de la Televisión Olímpica. El día del inicio del cien, yo estaba en el Estadio Olímpico, y vi cómo se paseaban Lewis y Johnson. Vi a Vidal y me hizo un gesto, pulgar para arriba. No le presté atención inicialmente. Volví al IBC y me puse a montar cosas. Un par de horas más tarde llegó Vidal y nos dice: "¿Habéis visto a Johnson en los tacos de salida?" Fuimos a ver las imágenes. Johnson, en la posición de 'listos', parecía el increíble Hulk.

"Este está...".

"Que no...".

"Que sí...".

Nos lo pasábamos pipa Carlos Martín, jefe de redacción y experto en atletismo, Javier Montemayor, jefe de realización y yo. La cafeína corría por litros. Llegó la final. Johnson, 9.79 DEJÁNDOSE IR.

La noche siguiente suena el timbre del teletipo 'France Press': Carlos Martín se da la vuelta, corta el teletipo, lo lee, mientras los demás hacemos escaletas. Nos dice suavemente: "¿Cuánto tardamos en tener aquí a todos los reporteros, los cámaras de vídeo, los productores...?".

Eran las tres de la mañana, hora de Seúl.

"Se despiertan, se duchan, nos maldicen, se meten en las furgonetas, se toman dos cafés, vienen... Cuarenta minutos".

"Que no se duchen".

"¿Pero qué pasa?".

"JOHNSON SE HA DOPADO: STANOZOLOL".

"La madre que me parió...".

Y ya no se habló más.

Pandemonium.

Los Juegos, al borde de la pérdida de toda credibilidad. Un suceso por encima de toda actividad deportiva.

Un impacto directo en la línea de flotación del proyecto de Samaranch.

Al terminar, 'compas' dándonos palmadas en la espalda. Pero la credibilidad de los Juegos y el resto de la competición, estaban en ruinas.

La URSS de Sabonis

El otro acontecimiento deportivo de magnitud sideral, el baloncesto, pasó casi desapercibido en medio del 'ruido Johnson'. La URSS DE SABONIS HABÍA DESTRUIDO AL EQUIPO DE EEUU EN SU CAMINO A LA FINAL. Última vez que EEUU mandó un equipo universitario a los Juegos. Insistió con el modelo en el Mundial de Argentina 1990, pero cuando la última Yugoslavia de Drazen, Kukoc, Divac, etc, les pasó por encima, el entrenador, Mike Krzyzewsky, en dramática rueda de prensa, nos dijo aquello de "se acabó lo de mandar chavales contra hombres". Premonitorio de lo más querido por Samaranch: como broche de oro de la apuesta incondicional por la profesionalización de los deportes olímpicos, podía comenzar a pensar Midas: 'DREAM TEAM' EN BARCELONA.

Pero antes había que arreglar lo del dopaje...

Las despedidas en Seúl, fueron claras:

"Tenemos cuatro años": Pilar Miró.

"Tenemos cuatro años": Gómez Navarro, Secretario de Estado para el Deporte.

"Tenemos cuatro años": Pasqual Maragall, Alcalde de Barcelona.

Cuando vi cómo le entregaban la bandera olímpica Maragall, sentí algo muy especial y lo plasmé pensando:

"Tenemos cuatro años, Peñalver".

Lo primero que impresiona cuando llegas a Seúl es el río Han, un juez de paz que marca el pulso de la ciudad, con sus antiguas puertas reconstruidas tras la destrucción casi total durante la guerra de Corea, 1950-1953... Perdón, 1950 y sin acabar, porque en 1953 se firmó un armisticio y técnicamente hablando la guerra no ha acabado. El recuerdo es permanente, porque ya se encargan de ello desde Corea del Norte y sobre todo la presencia masiva de fuerzas de EEUU, con emisora propia de TV, en la que los presentadores, en ese 1988, iban vestidos de uniforme... Hasta una semana antes de comenzar los Juegos. Los colegas de la KBS te contaban múltiples historias, pero nada comparado con lo que vi en PanMunJom, con tanques con el motor en marcha, soldados en uniforme de combate... PanMunJom está a 38 kilómetros de Seúl, así que pocas bromas. Corea del Sur necesitaba ponerse en el mapa mundial y ser percibida como potencia económica emergente y ahí comenzaba el plan de Samaranch para llevar al movimiento olímpico y a su franquicia, los Juegos, a una nueva era.

Corea del Sur RTVE Juegos Olímpicos