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​¿Por qué atacan Del Bosque, Piqué y Alba a la pérfida Prensa?
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Javier Gómez Matallanas

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​¿Por qué atacan Del Bosque, Piqué y Alba a la pérfida Prensa?

Es tan antiguo como el fútbol y la propia España. Da igual que el crítico sea un medio, un programa o un periodista concreto. Es a toda la Prensa a la que se mete en el saco

Foto: Del Bosque y Piqué, durante un entrenamiento de España. (EFE)
Del Bosque y Piqué, durante un entrenamiento de España. (EFE)

El clima de la Selección es bueno. Se les ve disfrutar en los entrenamientos de la Isla de Ré tanto a los jugadores como al seleccionador Vicente del Bosque, que da la sensación de apurar y saborear el olor a césped de sus últimos días como entrenador en activo. Pero aunque haya bueno rollo, la tensión según se aproxima el partido de octavos ante Italia aumenta a ojos vista. Una eliminación en octavos sería calificada como un fracaso para una de las selecciones favoritas a ganar la Eurocopa. Quizás por esa tensión tanto Del Bosque como Piqué y Jordi Alba se han buscado un enemigo externo, un viejo enemigo de la Selección antes de que estuvieran ellos: la pérfida Prensa.

[Jordi Alba es el último de la Selección en señalar al culpable de todo: la prensa]

Es tan antiguo como el fútbol y como la propia España. Da igual que el crítico sea un medio, un programa o un periodista concreto. Es a toda la Prensa a la que se mete en el saco. Encendió la mecha el propio Del Bosque en Radio Marca el viernes. Cansado el seleccionador de los ataques de un periodista y un programa en concreto, aunque quizás molesto con algún plumilla más (inventarse algo es mentir y es una acusación muy grave), la emprendió con todos porque no concretó y generalizó. Es el síndrome del seleccionador. Le ha pasado a todos desde que tengo conciencia futbolística. A Kubala, a Miguel Muñoz, a Luis Suárez, a Javi Clemente (con el de Barakaldo había una guerra civil mediática), a Camacho, a Jaburu y a Luis Aragonés (las críticas al Sabio de Hortaleza fueron crueles y brutales por la eliminación en octavos en el Mundial 2006 y el acoso y derribo por su decisión de no convocar a Raúl fue de manual).

Del Bosque se había librado de sufrir el síndrome del seleccionador porque consiguió brillantemente dar el primer Mundial a España en Sudáfrica. El mayor hito de nuestro fútbol merece el máximo respeto. Igual que ganar la segunda Eurocopa consecutiva, tercera de España en la Eurcopa 2012. Del Bosque es un mito, una leyenda del fútbol español y así será recordado. Pero ciertamente le ha sobrado la última etapa (esperamos y deseamos fervientemente que también gane esta Eurocopa). Lo del último Mundial se lo podía haber ahorrado. No tenía necesidad de exponerse a hacer historia por una eliminación tan temprana del campeón del mundo vigente. Cuando deje su cargo los periodistas le vamos a echar de menos porque entiende nuestro trabajo a la perfección y atiende a todos con interés y consideración siempre.

Esa inesperada eliminación abrió la veda. Es cierto. El crédito ilimitado de repente se agotó. Y se empezó a tratar a Del Bosque como un seleccionador más. Porque si el puesto de entrenador es el peor tratado en el fútbol por aficionados, jugadores, dirigentes y periodistas, ya que el técnico es envidiado porque tiene el poder de hacer la alineación, el cargo de seleccionador se multiplica la presión y la falta de respeto en muchos casos porque todo aficionado se cree en el derecho de ser seleccionador y opinar del equipo de su país. Sucede en todo el mundo, pero los españolitos quizás seamos aún más pejigueros por nuestro carácter confrontacional genético. Pero dentro de ese trato, a Del Bosque se la ha respetado como merece de manera generalizada. Aunque al desastre de Curitiva se han sumado decisiones de última hora como la confección de la lista en la que ha enfadado a los del Valencia por no llamar a Alcacer, a los del Atlético por no llama a Saúl, Torres y Diego Costa y a los del Madrid por descartar a Isco. Pero esas críticas las entiende Del Bosque, o al menos antes las enmarcaba dentro de la libertad de expresión y la libertad de prensa. Quizás el síndrome del seleccionador le ha cambiado la percepción, aunque cuesta creerlo.

Del Bosque apunta sobre todo a un periodista y a un programa y un informativo. Y al director de una cadena, quizás también. ¿Por qué no dice los nombres directamente? Será para no darle publicidad. Igual la lista de periodistas es más mayor. Pudiera ser. Tendrá sus motivos para estar enfadado, por supuesto, pero en la generalización es donde se equivoca. Por cierto, La Sexta la han quitado de los canales españoles que se ven en el hotel de concentración de España en la Isla de Ré.

Igual que Jordi Alba, que se tiró de cabeza al charco y se revolcó cuando en rueda de prensa Antón Meana (reportero de 'Radio Marca' que ha fichado la 'Cadena Ser' para ser el primer espada del Real Madrid) le preguntó por las declaraciones de Del Bosque. El de Hospitalet entró a saco para decir que los periodistas nos inventamos el mal rollo. (Por cierto, aún estoy esperando del tal Alba una disculpa y una aclaración de por qué me insultó en el Mundial de Brasil. Bueno, la verdad es que tampoco me sorprende demasiado. Otro compañero suyo sí ha tenido esa elegancia y fair play). Y se quedó tan ancho Jordi. Lo dijo Alba lanzando a los periodistas una mirada retadora, aviesa y revirada, incomprensible para un chaval que ha triunfado jugando al fútbol y debería disfrutar de la generosidad del balompié.

Un rato antes Gerard Piqué (¡cómo no!) sacó en sus redes sociales un vídeo que frivoliza la redacción de un diario deportivo asegurando con la chanza que los periodistas deportivos se inventan sistemáticamente las informaciones. Piqué anda enfadado también porque después de demostrar que es un españolito de bien cada vez que se enfunda la elástica roja de la selección española, le sacan chasqueando el dedo durante el himno y dicen que está haciendo una peineta. Es normal que te enfades, Geri, pero no metas a todos en el mismo saco. Ni digas que los periodistas deportivos se inventan sistemáticamente las noticias.

Lo de Piqué y Alba va más por la línea de María José Claramunt (la de marketing de la Federación que se autoproclamó directora de la Federación y ahora Villar le ha puesto al nivel de Padrón con mando en plaza). Claramunt asegura tener mucha ascendencia sobre seis futbolistas de la Selección. Al menos eso le dijo a Villar cuando le iban a despedir. Aseguró que tenía seis cartas de seis internacionales en la que presentaban su renuncia a la selección si la Federación prescindía de sus servicios. Villar creyó a Claramunt y ahí sigue cada día con más poder. Entre los nombres de esos seis futbolistas estaban Piqué y Alba. Entre los otros cuatro que supuestamente le firmaron una carta de apoyo a Claramunt hay uno del Madrid, uno del Oporto, otro del Chelsea y otro más del Barça. Alguno de esos ya se ha desmarcado de ella. Pero la personalidad embaucadora y persuasiva de la directora de la Selección podría haber influido en los ataques a la prensa de Piqué y Alba.

[Del Bosque pergeña seguir tras la Eurocopa, con permiso de la 'jefa' Claramunt]

Pero esto, con Claramunt o sin Claramunt, ha sucedido siempre. La prensa es el enemigo perfecto. “Los invencibles” los llamaba a los periodistas Passarella en el Mundial 98, porque la prensa argentina era muy crítica. “Esos nunca pierden, si dicen en la previa que va a pasar una cosa y no sucede, ponen en la crónica lo que ha sucedido, pero no recuerdan lo que dijeron que iba a suceder. Ellos nunca pierden. Son los invencibles”, les decía a los jugadores mientras entraban los enviados especiales a cubrir los entrenamientos.

Si su enfado con los periodistas supone un plus de agresividad para afrontar el partido contra Italia, bienvenido sea. Si ganan la Eurocopa y afirman que han tapado bocas y dicen eso de que no nos alegramos los periodistas. Pues nada. Todo sea por la victoria. Porque no hay cosa que haga más feliz y dé más prestigio a un enviado especial que cubre a España que nuestra Selección gane un título. Su suerte es la nuestra.

El clima de la Selección es bueno. Se les ve disfrutar en los entrenamientos de la Isla de Ré tanto a los jugadores como al seleccionador Vicente del Bosque, que da la sensación de apurar y saborear el olor a césped de sus últimos días como entrenador en activo. Pero aunque haya bueno rollo, la tensión según se aproxima el partido de octavos ante Italia aumenta a ojos vista. Una eliminación en octavos sería calificada como un fracaso para una de las selecciones favoritas a ganar la Eurocopa. Quizás por esa tensión tanto Del Bosque como Piqué y Jordi Alba se han buscado un enemigo externo, un viejo enemigo de la Selección antes de que estuvieran ellos: la pérfida Prensa.

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