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Manuel Redondo y Carlos Matallanas, la jeta y la cruz de una misma medalla
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Kike Marín

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Manuel Redondo y Carlos Matallanas, la jeta y la cruz de una misma medalla

Ambos han recibido recientemente la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo, aunque viendo los méritos de uno y de otro, la comparación es odiosa

Foto: Miguel Cardenal y Carlos Matallanas, en El Confidencial.
Miguel Cardenal y Carlos Matallanas, en El Confidencial.

El pasado 26 de noviembre, el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, tuvo el honor de venir a 'El Confidencial', sí, el honor esta vez fue suyo, para hacerle entrega a Carlos Matallanas de la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. El redactor de este periódico está librando una admirable batalla contra la ELA, esa asesina silenciosa como él la llama. "Por tu contribución al mundo del Deporte como deportista y periodista y en reconocimiento a tu empeño por dar visibilidad a las personas que padecen la ELA. Este no es un distintivo de nuestra parte, sino de la sociedad, de España”. Estas fueron las palabras del presidente (ahora en funciones) del CSD, a quien no hacía falta darle las gracias, pues haciendo lo que hizo se las dio a sí mismo.

El más cercano 29 de enero, esta misma distinción le fue entregada a Manuel Redondo, director de gabinete de Presidencia del Real Madrid, a propuesta de la que fuera directora general del CSD, Ana Muñoz, y, según la versión oficial, por su lucha contra los ultras. Como acertadamente escribió Alfredo Relaño en el diario 'AS', "gloria a la foto feliz de esa delantera compuesta por Butragueño, Miguel Cardenal, Manuel Redondo, Ana Muñoz y el nunca bien ponderado Florentino Pérez (...) Pero no puedo dejar de preguntarme dónde estaban cuando hace tan poco los ultras gritaban ‘Marca y AS, cámara de gas’. ¿Eran de otra confesión entonces? Florentino y Redondo revoloteaban aquellos días por el palco y no hay referencia de que eso les incomodara. Luego los ultras se revolvieron contra Florentino cuando echó a Mourinho. Ya no hemos vuelto a ver aquello de ‘Mourinho, tu dedo señala nuestro camino’, que un día brilló en el Bernabéu. Viendo a Miguel Cardenal y a Ana Muñoz en esa delantera equívoca, me pregunté si es que un asiento vitalicio en el palco compensa tanto disimulo o bien si ellos dos estaban aplicando aquello de que hay más alegría en el Cielo por un pecador arrepentido que por cien justos que hacen penitencia".

Al conocer la noticia de la entrega de la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo a Manuel Redondo, para lo cual el Secretario de Estado incluso se trasladó al Santiago Bernabéu, sentí la misma indignación de Alfredo Relaño, así se lo dije al propio Miguel Cardenal, pero me resistí a escribir sobre lo inmerecido o injusto que me parecía este galardón. Inevitablemente me vino a la cabeza el agravio comparativo con la medalla que dos meses antes recibió Matallanas, sí en la redacción de 'El Confidencial', porque así lo prefirió Carlitos. Y, claro, por más fino que hilara, mostrar mi desacuerdo podía interpretarse como algo personal, no hacia Redondo, a quien conozco de una comida cuando todavía los ahora bien repudiados Ultras Sur disponían hasta de un habitáculo en el Bernabéu para guardar sus utensilios de 'guerra', sino hacia mi admirado Carlos Matallanas.

Sin embargo, los miserables nunca pueden quedar impunes, sobre todo cuando se regodean con sus fechorías y aún más si son galardonados con distinciones a las que deshonran. Por cierto, lo mismo ocurre con el club al que dicen servir, pero del que sólo se sirven. Para quienes no conozcan a Manuel Redondo, sirva este testimonio de Ramón Calderón sobre él en 'Las entrañas del Real Madrid': “En las reuniones de la Junta Directiva, cuando entraba Manuel Redondo, me daba lástima de cómo lo trataba Florentino Pérez. En más de una ocasión, levantándole la voz e incluso rozando la vejación, le ordenaba que hiciera esto o aquello. Cuando Redondo se marchaba, yo le reprochaba su actitud y me decía: 'Si Manolo es tonto. Además, si no le trato de esa manera se cree que no le quiero'”.

Y prosigue el expresidente del Real Madrid: “Manuel Redondo, el correveidile del club y lacayo del presidente, era el mensajero del Partido Reformista Democrático, donde comenzó su gran amistad con el señor Pérez. Un hombre que sigue la línea del presidente: soberbio, prepotente, maleducado…, porque si no actúa así no trabajaría en el Real Madrid. Es un funcionario del club que no tiene la suficiente categoría ni preparación para ser el director general de Presidencia. Sólo a los empleados que están más cerca de él, los que le bailan el agua, les trata bien de vez en cuando. A los demás trabajadores, a la mayoría, los ignora”.

Carlos Matallanas representa la cara de esa medalla de bronce -que en su caso podía ser de oro- de la Real Orden del Mérito Deportivo, aunque paradójica y desgraciadamente su vida se haya convertido en una cruz que él está portando con una entereza, una valentía y una dignidad humana al alcance de muy pocos. Basta con asomarse a su blog para comprobarlo y difícilemente no estremecerse. Por contra, Manuel Redondo es la cruz de esa misma medalla de la ROMD, aunque en su caso hay que tener mucha cara para recibirla por los motivos que, según la versión oficial, le habrían hecho merecedor de ella. Cualquiera que conozca la verdad, sabe que esos argumentos son falsos o cuando menos una verdad a medias. Donde no llega la vergüenza, ahí está la conciencia, y pretender ponerse a la altura de Carlos Matallanas es algo harto complicado, sobre todo para alguien que vive de rodillas.

El pasado 26 de noviembre, el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, tuvo el honor de venir a 'El Confidencial', sí, el honor esta vez fue suyo, para hacerle entrega a Carlos Matallanas de la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. El redactor de este periódico está librando una admirable batalla contra la ELA, esa asesina silenciosa como él la llama. "Por tu contribución al mundo del Deporte como deportista y periodista y en reconocimiento a tu empeño por dar visibilidad a las personas que padecen la ELA. Este no es un distintivo de nuestra parte, sino de la sociedad, de España”. Estas fueron las palabras del presidente (ahora en funciones) del CSD, a quien no hacía falta darle las gracias, pues haciendo lo que hizo se las dio a sí mismo.

Miguel Cardenal