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Los culebrones de verano en el Barça cumplen su misión: distraer al personal
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Gemma Herrero

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Los culebrones de verano en el Barça cumplen su misión: distraer al personal

No vaya a ser que hablemos sobre Qatar, el exitazo de la campaña #TodosSomosMessi o que los socios ya no viajarán con el equipo a pesar de que era una promesa electoral...

Foto: Luis Enrique saluda a los fotógrafos antes de una rueda de prensa. (EFE)
Luis Enrique saluda a los fotógrafos antes de una rueda de prensa. (EFE)

En los culebrones de verano las tramas se alargan hasta lo imposible dando la oportunidad al espectador de adormilarse, despertarse con el cerebro todavía abotargado y continuar como si nada. Y en realidad así es. Puedes fallar ya no en un capítulo, sino durante una semana entera sin perder el hilo de la historia. Si aparece un nuevo personaje enseguida pillas quién es con dos brochazos; todo es superficial, ligero y sin grandes pretensiones más allá de la entretenerse un rato en plena canícula. Y así pasan las siestas, las horas en que más aprieta el calor y los días en los que la actividad se reduce al mínimo porque bendita la falta que nos hacen. Y así, con la modorra, está la ‘actualidad' del FC Barcelona, donde los temas más ‘candentes’ son la renovación de Luis Enrique y la búsqueda por tierra, mar y aire del cuarto delantero.

Foto: Jorge Mendes, en la presentación de su libro, 'Jorge Mendes, agente especial'. (EFE) Opinión

En su primera rueda de Prensa después de las vacaciones, a la segunda pregunta, ya le preguntaron a Luis Enrique por su renovación. “Me apetece el presente. Yo dejaré el Barça cuando me echen o cuando me falten energías y necesite descansar. Y eso lo valoraré cuando termine la temporada”, declaró el entrenador. El sábado, después de la pachanga ante el Celtic, se le volvió a cuestionar y su respuesta fue: “El club ya sabe mi opinión y no tengo nada que decir. Ya lo dije lo que pensaba en mi primera rueda de prensa. No me interesa en absoluto hablar de mi renovación”. Teniendo en cuenta que Luis Enrique es el mismo Luis Enrique que en la noche en la que ganó la Champions en Berlín, su tercer título en su primera temporada, no quiso decir ni pío sobre su futuro hasta que renovó tres días más tarde con el mismo Bartomeu que dimitía ese mismo día para poderse presentar a las elecciones y que tanto había dudado de él durante el año, sobre todo cuando tuvo el encontronazo con Messi, no sé de qué nos extrañamos ahora, la verdad.

Este lunes que empieza el mes de agosto, cuando todavía no han vuelto la mayoría de internacionales y después de tan solo un par de semanas de vuelta al tajo ya está sobre la mesa el futuro de un entrenador que dependerá, ni más ni menos, de los resultados. El porvenir del asturiano será el que la pelota dicte. Así fue en su primera temporada, en la segunda y en todas las que vendrán si es que vienen y el fútbol quiere. Si en diciembre está a diez puntos del Real Madrid en la Liga y eliminado en la Champions de nada servirá lo hecho hasta ahora. Eso lo saben aquí y en la China popular, que diría mi madre.

Luego está el asunto del cuarto delantero en el que el propio club se ha puesto presión dándole la categoría de prioritario y dando cifras del dinero que más o menos pueden gastarse, aunque en cuestiones económicas todo es relativo y en el Barça aún más. Sólo hace falta recordar que esta misma semana la vicepresidenta del área económica Susana Monje, con las cifras en la mano, aseguró que Neymar sólo les había costado 19,3 millones de euros, lo que fue objeto de mofa porque es un caso Benjamín Button monetario; cuanto más pasa el tiempo más mengua el precio. Y no le falta razón a Monje, con las cifras en la mano, porque si quitas el pacto con la Fiscalía por allí, asumiendo que es salario y no traspaso, la asunción de culpabilidad del club como persona jurídica, el pacto con el Santos por jugadores a los que ni se ha visto ni se verán y el coste de los abogados, efectivamente, salen 19,3 millones de euros. Otra cosa es que Susana Monje felicite como lo hizo a todos los que hicieron posible el fichaje del brasileño por su buen hacer después de todo lo que ha pasado, con total descaro, como si fuera ejemplar, modélico, como si en el club vivieran en una realidad paralela súper satisfechos con los resultados del Observatorio azulgrana. Y así parece que es según los datos. “Los socios nos dan un 7,8 sobre 10 de satisfacción sobre la situación global del club”, aseguró Josep Vives, el portavoz del club. Pero bueno, que esto no es lo que importa, sino el fichaje del cuarto delantero.

Gameiro ha fichado por el Atlético, Vietto por el Sevilla y el Barça se ha quedado a verlas venir cuando todavía en las tertulias se debatía si hacía falta más un ‘killer’ del área, un jugador que ayude en la construcción del juego ofensivo, una joven promesa o uno ya con experiencia. El único requisito indispensable era que aceptaran que van a calentar banquillo salvo lesión de los tres intocables -Messi, Neymar- Luis Suárez- o eliminatoria de Copa del Rey sin sustancia. Pero en pleno blablabá, Sevilla y Atlético se pusieron de acuerdo. Mientras, se cerró el fichaje de Andre Gómes, del que nadie sabía nada ya que su puesto parecía bien cubierto, pero que ha sido estupendamente recibido además de por sus cualidades, principalmente porque el Barça se lo ha quitado al Madrid, toma y chincha. El precio es relativo -es el Barça- y oscila entre los 35 y los 70 millones de euros con variables tan curiosas como que el portugués pueda ganar “varios Balones de Oro”, sin especificar cuántos exactamente son varios, aparte de dos, claro. Total, que aquí seguimos, con Robert Fernández ahora de viaje en Brasil y nombres y más nombres de un delantero que, en principio, no va a jugar hasta que Neymar, Luis Suárez y Messi quieran.

Foto: Arda Turan es felicitado tras abrir el marcador ante el Celtic con un gran gol (Reuters)

Y así pasa el calor, la siesta tonta, el verano sin grandes preocupaciones. No vaya a ser que hablemos o pensemos sobre Qatar a la espera de la rueda de prensa del año que viene de Bartomeu en la que el objetivo podría ser llegar a las cinco horas ininterrumpidas y preguntar por orden alfabético, o en el rotundo exitazo de la campaña ideada e impulsada por el club #TodosSomosMessi, que tan bien le ha venido al mejor jugador del mundo, o del Barça con cargos mientras se felicitan por haber fichado de manera excelente a Neymar, o en que los socios ya no viajarán con el equipo a pesar de que era una promesa electoral de hace solo un año. ¡Bah! Hablemos mientras de la renovación de Luis Enrique y del cuarto delantero. Los aficionados pueden desconectar tranquilamente al menos hasta la Supercopa. Como en los culebrones de verano, nada importante está sucediendo, pero distraen una barbaridad.

En los culebrones de verano las tramas se alargan hasta lo imposible dando la oportunidad al espectador de adormilarse, despertarse con el cerebro todavía abotargado y continuar como si nada. Y en realidad así es. Puedes fallar ya no en un capítulo, sino durante una semana entera sin perder el hilo de la historia. Si aparece un nuevo personaje enseguida pillas quién es con dos brochazos; todo es superficial, ligero y sin grandes pretensiones más allá de la entretenerse un rato en plena canícula. Y así pasan las siestas, las horas en que más aprieta el calor y los días en los que la actividad se reduce al mínimo porque bendita la falta que nos hacen. Y así, con la modorra, está la ‘actualidad' del FC Barcelona, donde los temas más ‘candentes’ son la renovación de Luis Enrique y la búsqueda por tierra, mar y aire del cuarto delantero.

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